A partir del calificativo que hacía referencia a Margaret Thatcher y posteriormente recuperado para describir a Condoleezza Rice, podríamos afianzar la idea genérica de mujer conservadora líder como aplicable a otras varias mujeres que desafían la simple asimilación del empoderamiento femenino a las tendencias izquierdistas. Hubieron y siguen habiendo damas de hierro a las que cabe reconocer su decisivo rol.
Las damas de hierro, como actualmente en Europa podrían ser Ursula von der Leyen o Giorgia Meloni, son en sí mismas figuras a considerar de gran relevancia por demostrar que, afortunadamente, también al conservadurismo, como mínimo el europeo, le es propio el principio del empoderamiento de la mujer. De hecho, puesto que tanto se les atribuye a los ámbitos progresistas ese principio como inherente, una dama de hierro adquiere especial importancia.
Que se pretenda hacer del feminismo un patrimonio exclusivo de la izquierda viene a ser un error al nivel del que son los postulados de los conservadurismos, y los progresismos, más eminentemente machistas. Acerca del conjunto de lo expuesto, siendo 8M, sea como fuere resulta interesante bloguear.
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