8.000 millones de personas en el mundo

En este 2022 se ha alcanzado la cifra de 8.000 millones de personas en el mundo, según Naciones Unidas. Todos estos integrantes de la población mundial vamos a tener por delante retos clave que encarar en el transcurso de un cambio de etapa en la historia hacia la posmodernidad.

La reconfiguración del orden mundial está experimentando determinantes fenómenos hacia el aperturismo y el progreso en las sociedades gobernadas por totalitarismos asiáticos, a destacar Irán, Afganistán y China. Por su parte, Occidente no tiene que descuidar la fortaleza de sus democracias, máxime a tenor de preocupantes episodios que protagonizan ciertos gobiernos inestables o bajo el peligro de reavivar viejos ultrapatriotismos.

Nuestro mundo civilizacional, sin embargo, ha obtenido últimamente importantísimos avances que, particularmente en la ciencia, apuntan a un futuro prometedor. Muy remarcables han sido la misión DART y los resultados en fusión nuclear: asuntos del área de la física, que justo ha guardado históricamente mucha relación con la necesidad de desarrollar la Web.

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La doble tríada comunicacional

Por un lado, la evolución de la comunicación social se ha basado y se basa en la triple combinación de ergonomía, método y eficiencia. En la actualidad, por otro lado, Internet plantea otra tríada de componentes comunicacionales que es la que está formada por los tres planos digitales.

A la triple combinación de componentes comunicacionales propia de cada etapa en la evolución de la comunicación social, la complementa y define, pues, en la etapa presente el triple plano digital característico de la tecnología digital, que son el multimedia, el hipertextual y el binario. Con el apropiado manejo de la doble tríada comunicacional que condiciona sobremanera nuestra forma de comunicarnos, podremos crear y consumir información y conocimiento de la mejor forma posible.

Esta doble combinación de tríadas comunicacionales va a servirte para concebir eficazmente cómo merece ser abordada la comunicación a través de Internet en general y de la blogosfera en particular. No tener en cuenta la doble tríada comunicacional expuesta supondrá muy probablemente afrontar peor los retos que la posmodernidad plantea.

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Ergonomía, método y eficiencia

Juntar la ergonomía que los dispositivos informáticos proporcionan con la práctica o método de bloguear por reflejo y simultaneidad deriva en un resultado que, cuando menos, tiende a la eficiencia comunicacional. Esto permite en nuestros días adaptarse a, y sacar provecho de, aquella máxima tan cierta de que el saber no ocupa lugar.

Sin embargo, bien podríamos extrapolar, en el ámbito de la comunicación social, tal planteamiento a las respectivas circunstancias de cualquier etapa de la historia, de modo que ergonomía, método y eficiencia serían los componentes con los que cabe tender a manejar la información y, en un sentido amplio, el conocimiento. Con sus más y sus menos en cada etapa, la tendencia a que la creación y difusión de información y conocimiento se ha caracterizado por tales componentes a lo largo de los tiempos parece clara.

Ahora esta triple combinación de componentes comunicacionales está muy particularmente asociada a la informática y a la blogosfera. Si das el apropiado uso a esta tecnología que es la informática y a este recurso que es la blogosfera, tu contribución al saber, que no ocupa lugar, será destacable.

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Unos posts reflejos y simultáneos

Cuando se bloguea de una forma impulsiva significa que se está blogueando en quizá o no las varias convenientes plataformas pero, sea como fuere, sin una necesaria atención a un proceder coherente y escrupuloso. Bloguear asimétricamente implicaría bloguear o no coherente y escrupulosamente pero no en todas las varias convenientes plataformas.

La práctica de bloguear un mismo contenido en varias plataformas por reflejo y simultaneidad supone, desde luego, y sobre todo al principio de llevarla a cabo, un mayor esfuerzo cuando se cambia a ella desde la concepción, o también la práctica, de que lo normal es bloguear impulsiva o asimétricamente. Una vez que se domina la práctica de reflejo y simultaneidad, el esfuerzo en términos de lograr publicar lo máximo para el mayor público posible deviene, en cualquier caso, más asumible, recomendable y productivo.

De mantener la idea de que bloguear impulsiva o asimétricamente en una o varias plataformas es lo preferible, seguro que replicar y sincronizar los mismos contenidos en las distintas plataformas entre macro y microblogosfera seguirá muy probablemente pareciendo, erróneamente, de un permanente esfuerzo mayor. Hay que tomar conciencia de que al más que posible primer esfuerzo de procurar hacer unos posts reflejos y simultáneos le sigue una notable y constante eficiencia.

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Ergonomía

Reflejar y simultanear los contenidos a bloguear produce un beneficio que va más allá de la simple cuestión de estar optando por una determinada fórmula sistemática u organizacional. Se logra un resultado considerablemente eficiente en cuanto a la senda por la que llegar al mayor público posible.

Aplicando el procedimiento de reflejar un mismo contenido simultaneando sus respectivas y convenientes adaptaciones a cada plataforma bloguera, se le sacará mayor partido a la ergonomía que los dispositivos informáticos nos proporcionan. No sólo, pues, se trata de un método que acorta los tiempos de una alta producción y difusión de contenidos, es también un método que hace más confortables tales tiempos.

Lo que a una óptima ergonomía respecta no sólo va ligado a los dispositivos en sí a utilizar, sino que va a depender en gran medida de en qué acciones concretas hacemos que consista el uso particular que les demos. En este sentido, justo resulta aconsejable reflejar y, en cuanto mayor grado de automatización sea posible, simultanear los contenidos sincronizándoles la publicación en diferentes plataformas blogueras.

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Sincronizando plataformas blogueras

Desde el momento en que procedemos reflejando y simultaneando un mismo contenido en las distintas plataformas blogueras que conviene utilizar, se hace asimismo pertinente definir el apropiado método para asegurar la sincronización que de este proceder debe terminar resultando. Cabe conocer a tales efectos las herramientas de programación de hora y fecha que las plataformas ofrezcan.

La programación de hora y fecha nos permite practicar mejor lo que a la tan importante antelación respecta. Conseguimos, así, una potencial antelación mucho más ajustable y adaptable a eventuales cambios que pudieran en su caso afectar a la periodicidad que tenemos que procurar respetar al bloguear si aspiramos a que nuestro proyecto bloguero en su conjunto, esto es incluyendo blog al uso, macroblog o macroweblog y sus redes sociales, microblogs o microweblogs, especialmente de tipo generalista, mantenga la tan aconsejable regularidad de publicación ante el público al que nos dirijamos.

Proceder, pues, sincronizando plataformas blogueras consiste en una práctica esencial para que, gracias a la periodicidad y, por ende, regularidad con la que mostremos cada mismo contenido reflejado en macro y microblogosfera, fortalezcamos la fidelización del público. Esta práctica, además, te favorecerá en cuanto a tu propia comodidad y agilidad como autoría, máxime cuando, justo entre macro y microblogosfera, la variedad de plataformas a utilizar resulta, cuando menos, notable.

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La manera de comunicar

Lejos de la crispación para la que todavía a menudo acostumbran a orientarse, las redes sociales y en general el conjunto de la blogosfera suponen un extraordinario recurso para potenciar la empatía entre personas, culturas y civilizaciones. Tenemos que aprovechar adecuadamente el potencial de esta tecnología sin precedentes de la que disponemos y contribuiremos así a que la humanidad mejore.

Al decidirse precisamente a optar por no recurrir asimétrica e impulsivamente a las plataformas blogueras y hacerlo, en cambio, por una gestión y estrategia en red, a cualquiera le resultará mucho más fácil darse cuenta de que, si bien se requiere por supuesto cierto mayor esfuerzo, tal proceder deviene mucho más productivo y gratificante a todos los niveles. La sistematización a la que así nos obligamos promueve que la manera de comunicar que empleemos tenga que fundamentarse en una expresión meditada y coherente.

Con tal manera o forma de comunicar a base de una meditada y coherente sistematización, sacarás mejor provecho a tu weblog y, por extensión, a cualquier otro canal comunicativo, erosionando y hasta anulando toda eventual tendencia a la comunicación impulsiva y crispada. La empatía, en consecuencia, estará más presente en lo que manifiestes, lo cual tanto a nivel interpersonal como a nivel cultural y civilizacional hace mucha falta.

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Invierno en Ucrania

Hoy se cumplen justo 10 meses desde que empezara la cruel e injustificable invasión rusa de Ucrania. Aunque el hecho de que coincida con la Nochebuena puede representar un apunte puramente de curiosidad bajo la intención de fijarse en aspectos religiosos y de calendario, bien merece esta fecha cobrar en esta ocasión, al margen de creencias y cronologías, su máximo sentido de empatía con el prójimo, y en concreto con el pueblo ucraniano.

Pese a la voluntad del Kremlin de hacer de este invierno en Ucrania un arma de guerra al haber atacado a tales efectos infraestructuras básicas del país, especialmente esperanzados tenemos que sentirnos, y desear que se sientan en la medida de lo posible los ucranianos, tras no dejar de confirmarse una y otra vez que, afortunadamente, a Rusia no le salen sus planes como pretendía. Algo que quedó particularmente evidenciado de nuevo con la liberación de Jersón.

A estas alturas, debiera haber por parte de la propia Rusia el mayor interés por ponerle fin a este conflicto entre civilizaciones y asumiendo que los crueles planes de Moscú quedan en fracaso; de hecho, aun con cualquier mínimo logro al que pretenda aferrarse, suficiente tarea va a representarle precisamente a Rusia recomponerse por esta locura bélica que tan malvadamente ha provocado. Perpetuar esta confrontación sólo hace agravar el ya de por sí sinsentido de este choque civilizacional de facto.

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Los blogs como puntos nodales

Sin confundir la expresión 'en red' con 'en línea', cobra sentido para la creación de contenidos en proyectos web, y a partir de la recomendación de bloguear por reflejo y simultaneidad, el proceder que se focaliza en el blog al uso o macroblog y, de ahí, nutre las respectivas redes sociales o microblogs, especialmente de tipo generalista. Bien se puede, entonces, hacer referencia a los blogs como puntos nodales o nodos y, en este sentido, recursos en red, si bien además son en línea por su propia naturaleza telemática.

Al proceder blogueando según la idea de blogs en red y no blogueando asimétricamente en una u otra plataforma de blogs, nuestro proyecto web parte de una coherencia y agilidad que, respectivamente, inciden de manera más positiva en la percepción del público al que nos dirijamos y en nuestra eficacia y eficiencia como autoría a efectos de elaborar lo mejor posible el proyecto en cuestión. Si hacemos uso asimétrico, máxime si también es impulsivo, de las plataformas de weblogs, estaremos igualmente blogueando en línea, pero no en red.

Tal vez, en la medida en que de cierta manera podría concebirse una blogosfera analógica, tendría a su vez cierto sentido explicitar en según qué casos la expresión 'en línea' para hacer precisamente referencia a bloguear o a los blogs o weblogs. Por lo general, resulta una innecesaria redundancia porque a los weblogs se les presupone siempre que, pese a no responder en su caso a la idea expuesta de blogs en red, sí que son recursos en línea.

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La comunicación social y las telecomunicaciones

El cambio comunicacional al que la evolución de la modernidad a la posmodernidad responde es, en definitiva, un cambio en comunicación social y en telecomunicaciones. La comunicación social explica el cambio de ideas y valores, mientras que las telecomunicaciones explican el cambio infraestructural.

De la transformación que en la comunicación social estamos viviendo resulta definitoria la sociedad red, y más ampliamente la era de la información; por su parte, de la transformación de las telecomunicaciones es representativa Internet, y específicamente la Web o WWW y la blogosfera. Así pues, en lo que al ámbito general de la comunicación respecta, al experimentar un profundo cambio tanto comunicación social como telecomunicaciones, el hecho de encontrarnos ante un episodio clave a nivel histórico se confirma.

Los cambios sociales y tecnológicos que afectan precisamente al ámbito de la comunicación suelen ser la antesala de otros cambios en los diferentes ámbitos de la existencia humana. Si tales cambios comunicacionales están, en efecto, produciéndose en nuestros días profundamente al afectar a la comunicación social y las telecomunicaciones, será en cualquier caso cuestión de tiempo que los demás cambios en esos otros ámbitos distintos se produzcan, confirmando que a todos los niveles nos hallamos en un cambio de fase en la historia.

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El emisor y el receptor

Además de herramientas de elaboración de contenidos multimedia y, a su vez, canal de transmisión de los mismos, la Web en general y la blogosfera en particular suponen una especie de condensación en lo que, en comunicación, respecta a los tradicionales conceptos de emisor y receptor. En los últimos años, este fenómeno se ha manifestado particularmente en las redes sociales.

Por el hecho de que cualquiera dispone, con la blogosfera, de una plataforma de comunicación abierta, intuitiva y muy accesible, no hay motivo para minusvalorar tal plataforma por el potencial mal uso que no pocos pueden hacer de ella. Estamos ante una realidad única en la historia de la comunicación: una realidad en que el emisor y el receptor dejan, por lo menos en buena medida, de pertenecer respectivamente a una cierta élite y a la masa social.

La realidad que, en términos de interactividad, estamos configurando es mucho más bidireccional, en la que las perspectivas a aportar para crear y difundir un discurso y un debate pueden ser más cuantiosas y diversas que nunca. La actual bidireccionalidad interactiva justo facilita el intercambio de roles entre emisor y receptor a nivel generalizado y global, mientras que en el pasado casi no ha habido comparativamente alternativa a una muy predominante unidireccionalidad.

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Web, o WWW

La combinación de WoT y WoB va a poder dar consistencia a proyectos web que aprovechen en profundidad las capacidades tanto de macro como de microblogosfera de una forma notablemente eficiente, prácticamente sea cual sea la tipología del proyecto en cuestión. Es una buena perspectiva aplicable a, si no todos, por lo menos gran variedad de ámbitos.

Desarrollar buenos proyectos web representa una finalidad a estar presente para cualquiera que aspire a causar una repercusión positiva en el público al que pretenda dirigirse, pues no sólo la Web en general y la blogosfera en particular consisten en herramientas de elaboración de contenidos multimedia, sino que son a su vez canal de transmisión de los mismos. Adquirir los conocimientos adecuados al respecto resulta clave.

A partir del manejo de los recursos que la Web, o WWW, nos aporta, estaremos aprovechando la mejor plataforma que en tiempos de posmodernidad tenemos a nuestro alcance a fin de presentar al mundo lo que hagamos. Y de los recursos a destacar y en los que focalizarnos, por descontado la blogosfera deviene de ineludible consideración.

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La interactividad entre civilizaciones

Como agentes capitales en las relaciones diplomáticas e interculturales, las instituciones internacionales tienen una responsabilidad enorme como garantes de las mejores políticas en pro de la convivencia entre países y civilizaciones de todo el mundo. Máxime cuando amenazan conflictos de tanto calado y peligrosas consecuencias como los de línea de fractura, tales instituciones han de tomarse sus funciones con el mayor rigor posible.

Esencial función desempeña asimismo en la interactividad entre civilizaciones la responsabilidad de la propia sociedad civil en las relaciones interpersonales que en las más variadas circunstancias se desarrollan a lo largo y ancho del globo. Cabe hallar tanto por parte de las instituciones como por la de la sociedad corriente un grado de responsabilidad a la altura del contexto que el mundo de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial definen.

Tanto institucional como socialmente, las conductas opacas y egocéntricas perjudican sobremanera para establecer relaciones en y entre civilizaciones las ventajas que comportaría una noción más bien empática. Si valoramos a nivel global empatía, diversidad y concepto red, la interactividad entre civilizaciones mitigará eficazmente fracturas civilizacionales, y de cualquier clase parecida, habidas y por haber.

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Qatargate

En un momento en el que el contexto internacional requiere, por parte de Occidente en especial, una firme determinación para combatir prácticas e iniciativas malévolas, resulta preocupante y triste que se hayan estado produciendo graves conductas de corrupción en el mismísimo Parlamento Europeo con lo que ha venido a denominarse Qatargate. Por descontado, lejos queda este escándalo de lo que debiera asociarse a los nobles valores deportivos.

La reconfiguración del orden mundial que estamos experimentando puede conllevar un serio obstáculo para Occidente si sus instituciones no se esmeran por ser ejemplares y ejemplarizantes para la propia civilización occidental y, en la medida de lo posible, para las demás. Ya suponiendo por costumbre unos entes a menudo alejados de la ciudadanía corriente, no pueden permitir que los integren personajes que malversen o realicen otras acciones condenables y totalmente impropias de los cargos de responsabilidad que ocupan.

Unas instituciones supranacionales como las europeas y que deben contribuir a que el mundo global en el que vivimos y convivimos sea un espacio de entendimiento y reciprocidad entre civilizaciones tienen que caracterizarse a toda costa por procederes lícitos, éticos y transparentes. De lo contrario, no harán sino agravar las fracturas en y entre las civilizaciones.

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Una forma de Web del comportamiento

Justo la simultaneidad de posts a base de reflejo puede considerarse como una modalidad concreta de comportamiento en Internet y, por supuesto, específicamente en la Web. Sin tener que necesariamente concebir grandes ideas y valores, ya con esto damos sentido a la IoB y a la WoB.

Poniendo en práctica la simultaneidad de posts a base de reflejo estaríamos, de hecho, ante una de las modalidades más recomendables de WoB en pro de la realización de proyectos web a partir de una estrategia eficiente y coherente, lo cual debiera ser base esencial de un proyecto con, por lo menos, una cierta positiva repercusión entre cualquier público al que se dirija. Mucho mejor será, en todo caso, que un manejo asimétrico o impulsivo de la Web en general y de la blogosfera en particular.

La diversidad de nuevos dispositivos y formatos de comunicación que la red de redes conlleva no tiene por qué resultarnos caótica si ejercemos una forma de Web del comportamiento acorde, en el sentido propuesto, con precisamente el concepto red. Contribuiremos, entonces, mejor a que diversidad tecnológica y diversidad cultural concuerden apropiadamente para un mundo civilizacional donde paz y concordia predominen.

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El marco IoB

Internet representa muy particularmente la vertiente infraestructural del cambio que de la modernidad a la posmodernidad está produciéndose, pero poco relevante sería tal cambio y lo que la red de redes representa si no hubiese asimismo una evolución de ideas y valores. En la medida en que Internet va, por ello, asociada de manera indisoluble a esa evolución, cabe que tomemos el marco IoB como referencia.

La diversificación de dispositivos a los que Internet alcanza en su forma de IoT da mayor consistencia a un marco IoB que concibamos en un sentido amplio, y ello remitiría a que las formas uni y bidireccionales de interactividad tenían que acabar precisamente diversificándose respecto a las que había en la modernidad. En el terreno propiamente de las ideas y valores, esta diversificación apuntaría a lo que guarda relación con la diversidad cultural y el mundo civilizacional.

Un contexto cultural y civilizacional diverso, propio de la IoB, y que vertebremos enriqueciéndolo y difundiéndolo a partir de la diversidad infraestructural de dispositivos propios de la IoT debe tener amplias posibilidades de devenir una realidad propicia para la paz y la concordia globales. Estamos, pese al adverso panorama internacional, ante una gran oportunidad para que la humanidad conviva mejor.

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Simultanear posts a base de reflejo

La simultaneidad de posts a la que auténticamente tiene sentido hacer referencia en lo que a un mismo proyecto concierne es la que refleja el mismo contenido en el blog, macroblog o macroweblog, y en sus correspondientes redes sociales, microblogs o microweblogs. Entiéndase que, en cuanto a redes, nos referimos a las generalistas especialmente.

Simultanear o no la publicación del mismo o distinto contenido en proyectos diferentes resultaría ya más optativo en función de, en efecto, nuestra conveniencia organizativa según los proyectos de los que en el marco de la blogosfera nos ocupemos. Lo que con un mismo proyecto guarda relación deviene cómodo, eficaz y eficiente al simultanear posts a base de reflejo porque, a la vez que nos ahorra el tiempo que requeriría particularizar demasiado los contenidos en cada plataforma, dota de coherencia global, y en forma de red, al proyecto precisamente en el conjunto de plataformas de la blogosfera.

De los nodos vinculados entre sí que un blog al uso y sus correspondientes perfiles en redes sociales conviene que formen, el principal debiera procurar ser el blog al uso, macroblog o macroweblog, por el genuino estilo propio que permite tal clase de blog desarrollar gracias a una alta customización. Esta alta customización justo se contrapone a la limitada o prácticamente nula que ofrecen los weblogs que son redes sociales, muy particularmente las generalistas.

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La simultaneidad de posts

Como eminente modalidad concreta del concepto red, la blogosfera no podía sino ser un ámbito idóneo para la aplicación del funcionamiento a base de la noción de nodos y vínculos; no sólo entre diferentes proyectos específicos, también en un mismo proyecto. Se trata, en todo caso, de una determinante cuestión de interactividad.

Las diferentes y variadas plataformas de weblogs que han surgido a lo largo de las últimas décadas, y aquí englobamos macro y microweblogs o weblogs al uso y redes sociales, parece que han solido generar en el común de los usuarios una tendencia a creer que conviene elegir entre cultivar la presencia en la blogosfera en sólo o prácticamente sólo una plataforma concreta. Además, y en caso de sí utilizar varias plataformas, lo cual estaría de entrada más asumido por importantes proyectos corporativos que por usuarios corrientes, más bien se tiende al uso diferenciado e incluso muy asimétrico de cada una de tales plataformas.

En pro, no obstante, de lo que representaría sin prácticamente lugar a duda una mayor comodidad, eficacia y eficiencia tanto para publicar como para consumir contenidos web, sobre todo posts en weblogs, lo conveniente pasaría por la simultaneidad de posts lo máximo posible para cada publicación de un mismo contenido a difundir tanto en un weblog como en sus respectivas redes sociales, que no dejan de ser a su vez weblogs también. Así hacemos que blog y redes sociales devengan unos nodos vinculados formando, pues, en sí una red.

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Formato web

Mientras que un e-book se supone que está orientado a presentarse como fichero descargable, una web y por lo tanto un weblog acostumbra a concebirse para que lo natural sea su acceso siempre en línea. El e-book, por lo común, se guarda en un dispositivo local, pero del formato web lo propio es mantenerse en el ciberespacio.

Aunque nos descarguemos un fichero de formato propiamente web, o una página web en definitiva, esta clase de formato pierde por lo menos en gran parte su potencial y su esencia al no encontrarse alojado en un servidor. Y es que, manteniéndose en la nube y desde ahí siendo consultable desde cualquier computadora particular, el formato web se ajusta plenamente al concepto red y, por ello, a la noción de estructura a partir de nodos y vínculos.

Una vez el fichero e-book se descarga en un dispositivo particular es, como prácticamente cualquier archivo informático, replicable cuantas veces se desee. En cambio, una página web en su habitual condición de sitio accesible en línea no se copia por cualquiera en otros sitios web.

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Los e-books

Junto a la blogosfera, la teleofimática y el e-mail, aparece también el libro electrónico como forma particular y genuina de la posmodernidad para crear y difundir contenidos, concretamente en el área literaria y editorial. Representan, en este sentido, un formato eficiente para el consumo bajo demanda.

Los contenidos editoriales, y de hecho también las autopublicaciones independientes, logran con los e-books una capacidad ilimitada en tiempo y espacio para ser accesibles al público. Suponen, además y como no podía ser de otra manera, en comparación a los tradicionales libros impresos, y por lo tanto analógicos, una forma mucho más interactiva para el usuario.

¿Son, sin embargo, los e-books un formato propiamente web? No exactamente; aunque puede por lo menos considerarse que de algún modo se aproximan mucho o bastante a serlo. En cuestión de formatos y entornos propiamente web, lo que más se les parecería serían o bien weblogs literarios que formalmente imiten bastante un típico libro impreso, o bien el procesador de texto como recurso teleofimático.

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Tableta y dispositivos similares

Debido a lo reciente del término WoT, la teleofimática vía web y los entornos web de correo electrónico, quizá desde alguna perspectiva, se conciban mejor como precedentes de la WoT. No obstante, una vez el término WoT está aceptado pueden incluirse en él.

Los dispositivos que, en general, son manejables por IoT, y por lo tanto también los de específicamente tipo WoT, han de consistir en artefactos a los que se les pueda configurar como dispositivos telemáticos en red no sólo de la clase que es la típica computadora. El conjunto de dispositivos, ordenadores también, que respondan al formato de tableta y dispositivos similares representarían una primera forma consistente de WoT y, por descontado, de IoT.

Según más dispositivos todavía, de diferente índole, puedan ser manejados vía WoT o permitan manejar la WoT, tal concepto cobrará mayor sentido. Al poder ser considerados, cuando menos, gran parte de otros dispositivos como también un cierto tipo de ordenador, no serán pocos los que permitan dar a la WoT ese sentido más pleno.

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Qué es lo que la WoT conlleva

La IoT nos interesa en sus múltiples vertientes y aplicaciones. Esta nueva fase en el despliegue del ciberespacio nos conduce al manejo telemático de dispositivos y programas, esto es de hardware y software, superando el ya típico marco ciberespacial de la teleofimática.

Especialmente, desde nuestro interés fijado en la Web y, por supuesto, concretamente en la blogosfera, nos concierne en particular qué es lo que la WoT conlleva como parte que sería de la IoT, igual que la Web en sí es parte del conjunto de lo que por lo común denominamos sencillamente Internet. La WoT, en esta línea y por lo menos a grandes rasgos, conlleva o puede conllevar la utilización de entornos web para desarrollar otros recursos distintos a los clásicos sitios web, incluidos los weblogs, tanto weblogs al uso o macroweblogs como redes sociales o microweblogs.

Bien podrían representar los programas ofimáticos amoldados a formas en línea una clase de recurso WoT más allá de los sitios web tradicionales; también los entornos de correo electrónico y demás tipos de mensajería en línea. Ahora bien, el concepto WoT parece estar destinado a incluso muchos otros innovadores usos que, en sintonía con la IoT, abarcarían asimismo muy variados dispositivos.

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Los weblogs como recurso ofimático

En la medida en que el entorno de edición de weblogs puede considerarse, particularmente a efectos de los usuarios, una derivación de los procesadores de texto, se puede calificar los weblogs como recurso ofimático que, de hecho, sería definitorio del paso de la ofimática no telemática a la teleofimática. Los procesadores de texto típicos, no obstante, se han acabado amoldando asimismo a formas puramente en línea.

Cierto es que la blogosfera no está, en esencia, orientada a lo estrictamente ofimático, pero a su vez es igualmente cierto que los recursos ofimáticos, en especial el procesador de texto precisamente, tampoco a la práctica se orientan, en general, sólo al puro uso ofimático. Pese a todo, atendiendo a que justo los procesadores de texto típicos, y demás recursos ofimáticos que antes no eran telemáticos, se han acabado amoldando a formas puramente en línea, que ahora se consideren tales recursos, y no los de edición de blogs, los representativos de la teleofimática puede cobrar mayor sentido.

Tanto macro como microweblogs, esto es tanto weblogs al uso como redes sociales, tienen como objeto fundamental publicar lo que en ellos elaboremos, mientras que los recursos ofimáticos, telemáticos y no telemáticos, acostumbran a servir para propósitos privados, sean particulares o corporativos. Pero también, a la inversa, un weblog no tiene que ser necesariamente público, sino que puede gestionarse como cuenta privada.

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El marco ciberespacial

A raíz del hipertexto y del multimedia se configura un marco infraestructural único que consiste en el marco ciberespacial que la red de redes conlleva. El hipertexto corresponde propiamente al segundo plano digital; el multimedia, en cambio, corresponde al primero o de carácter intuitivo.

Mientras la IoT aporta el componente infraestructural para el desarrollo de lo posmoderno, la IoB se correspondería con la también, e incluso más, importante parte relativa a las ideas y valores de lo que apunta a ser la etapa posterior a la Edad Moderna, en la que en cierta medida estamos todavía. Se daría lugar, así, a un marco ideológico y filosófico distinto.

La IoT supondría la ampliación infraestructural, y por ello de un primer marco ciberespacial, que la Internet más primigenia representaba. Próximos avances en tecnología harían intuir que se encaminarían hacia los recursos de realidad inmersiva las subsiguientes ampliaciones de esta clase.

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Páginas digitales

La implementación de la informática ya desde un primer momento y la posterior eclosión de Internet han dado lugar a nuevos conceptos de página que suponen un profundo cambio respecto a la página analógica. Especialmente, la página de un procesador de texto o una página web concretan como páginas digitales esos conceptos novedosos.

Sería en el marco de la pura ofimática donde encuadraríamos el tipo de página digital de un procesador de texto. Con una Internet de uso ampliamente generalizado, la página web sería la que tendríamos que asociar eminentemente a la teleofimática, si bien un entorno editor de páginas web no deja de ser una suerte de evolución de justo el convencional procesador de texto, por lo menos a efectos del gran público consumidor.

Como páginas digitales cabe asimismo considerar la diferenciación a establecer en términos de imprimir y escanear. Una página digital puede devenir, por impresión, en página analógica; a su vez, la analógica puede devenir, por escaneo, en página digital.

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La tecnología IoT

Al reunirlos y condensarlos, lo digital y telemático sitúa los diferentes lenguajes comunicacionales en un panorama muy interesante porque iguala, por lo menos en gran medida, la facilidad de utilizar unos u otros para expresar un mismo mensaje. Tal circunstancia se diferencia notablemente de cualquier otra que a lo largo de la historia hayamos conocido.

El sencillo manejo de las tecnologías de la comunicación que actualmente tenemos cualquiera a nuestro fácil alcance representa un abanico de posibilidades para expresarse libre y abiertamente que, aprovechándolo como se merece, nos tendría que permitir desarrollar una sociedad de amplio y profundo sentido crítico e intelecto. Estas tecnologías, concretadas en la IoT, debieran valorarse mucho más allá de como simples accesorios de uso irregular y limitados al puro ocio.

Los avances que nos han llevado a la tecnología IoT actual y de los que tanto tenemos capacidad para hacer buen uso desde una perspectiva multimedia son los que cabe que hagamos combinar apropiadamente con las ideas y los valores que promuevan el progreso cultural e intelectual a nivel planetario. La IoT supone, pues, un factor infraestructural clave de nuestros tiempos.

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Nueva recodificación

Los tan variados como comparativamente aparatosos formatos analógicos se reúnen y condensan en prácticamente un mismo método y medio de producción, organización y custodia gracias a la digitalización e Internet. Esta amplia recodificación comunicacional no resulta sino del hipertexto y el multimedia.

Estamos, además, ante una nueva recodificación comunicacional que, si sabemos canalizarla hacia lo que en verdad es cualitativamente conocimiento y debate, va a representar con total probabilidad la más eficiente de la que el intelecto se haya podido beneficiar. Los métodos y medios, fundamentalmente los códigos o lenguajes al fin y al cabo, por los que producimos, manejamos y gestionamos el conocimiento se han ido recodificando a lo largo de la historia dando lugar a nuevos lenguajes y formas de transmisión.

Con el potencial de la red de redes y la nueva recodificación que implica, el paso de lo analógico a lo digital en los soportes para el conocimiento va a poder suponer la mejor fórmula en cuanto a la eficiencia que, cada cierto tiempo, el conocimiento precisa volver a aplicar para seguir progresando. Se trata, por la hiperproducción y el hipertexto, de un potencial que debiera resultar hipereficiente.

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La cuestión cuantitativa

El reto que toda solución puramente eficiente afronta en esencia es uno de índole eminentemente cuantitativa. Lo que a información y conocimiento concierne tiene que recurrir a ello constantemente porque ahí radica la continuidad en el progreso del intelecto y, por ende, del conjunto de la humanidad.

Las capacidades de lo digital y lo telemático devienen las propias para solventar la cuestión cuantitativa a la que se corresponde la hiperproducción de conocimiento que llevamos particularmente acometiendo desde hace en torno a un siglo. No sólo en el sentido de organizar y custodiar la cantidad de conocimiento estrictamente nuevo que desde entonces llevamos a cabo, sino en el de adaptar prácticamente todo el conocimiento anterior.

Para que ese conocimiento anterior sea asimilable por parte de lo digital telemático, hemos de proceder pudiendo adaptar lo que desde siempre ha sido puramente analógico, lo cual se corresponde con el procedimiento de escanear. A su vez, conviene que podamos pasar lo digital a analógico, que es lo que se corresponde con el procedimiento de imprimir.

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Hipereficiencia

Nos hace falta que la producción de información en particular, y de conocimiento en general, sea eficiente porque ello no sólo condiciona sino que determina que como seres humanos continuemos progresando. Con más motivo, se trata de hiperproducción eficiente lo que actualmente necesitamos ante lo que se sigue descubriendo en los varios campos del conocimiento.

Ya que el progreso de la humanidad ha venido a raíz de los recurrentes nuevos descubrimientos en el saber, bien es posible intuir que el ritmo al que precisamente ha ido avanzando el ser humano en lo que a su intelecto concierne ha estado condicionado por cómo ha ido el propio ser humano encontrando nuevos métodos y medios para organizar y conservar adecuadamente tales descubrimientos. En el momento en que la continua ampliación de los conocimientos sobrepasa las capacidades de esos métodos y medios, o el saber se estanca o sigue progresando pero, de no hallar otros métodos y medios eficientes, la insostenibilidad se impone.

En nuestros días, en que no sólo producimos sino que hiperproducimos conocimiento, lo cual es de entrada muy positivo, tenemos que aprovechar los métodos y medios que no pasan sino por la tecnología telemática. Como recurso a destacar en el marco de tal tecnología, la blogosfera sobresale especialmente, por lo que haciendo un buen uso de la misma en pro de producir con hipereficiencia se impulsará una posmodernidad de óptimas perspectivas.

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Una forma de organizarse

La ofimática primero, la teleofimática después y la IoT hoy, nos proporcionan en definitiva una forma de organizarse en consonancia con las nuevas implicaciones y necesidades derivadas de la hiperproducción de conocimiento. A partir de ahí, nuestra capacidad de entender el mundo que nos rodea mejora enormemente.

Sin la forma de organizarse que la red de redes nos aporta, o bien la hiperproducción de conocimiento nos desbordaría a la vez que perjudicaría gravemente nuestro entorno medioambiental, o bien para justo evitar esto el conocimiento se estancaría condenándonos a la ignorancia de, cuando menos, muchas de las cosas que nos quedan por descubrir. Disponemos, por lo tanto, de un potencial que cabe no desperdiciarlo.

El ciberespacio y sus capacidades organizativas en lo multimedia y en la hiperproducción de conocimiento nos facilita el tránsito de la modernidad a la posmodernidad. Si sabemos aprovecharlo tanto cuantitativa como cualitativamente, tal tránsito reportará seguro increíbles mejoras para la humanidad entera.

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Lo hipertextual y la gestión del conocimiento

Con los recursos que Internet nos brinda, disponemos de una infraestructura más sencilla, esto es menos aparatosa en comparación a la tradicional analógica, y que a su vez permite gestionar más y mejor el conocimiento. Entiéndase conocimiento en su más amplio sentido, incluyendo información, arte, cultura, ciencia y demás.

La eficiencia, pues, deviene una característica inherente en las tecnologías de la información y de la comunicación posmodernas, haciendo que lo hipertextual y la gestión del conocimiento formen una adecuada combinación en pro de que la humanidad prosiga su ampliación de conocimientos en el conjunto de áreas del saber y de que lo haga de la manera más accesible y abierta que jamás ha sido posible. Tales hechos no pueden sino apuntar a tiempos próximos potencialmente muy prometedores.

¿Qué hace falta para asegurarnos de que la etapa que tenemos por delante va a ser efectivamente prometedora en cuanto a la mejora del saber y, por extensión, de la propia humanidad? Poner en valor la oportunidad que, en efecto, tenemos para el progreso del conocimiento y sacar el máximo provecho de las herramientas que la actual eficiencia tecnológica pone a nuestro servicio.

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Valorar el saber en la posmodernidad

Las todavía a menudo denominadas nuevas tecnologías, que en esencia englobarían informática y telecomunicaciones, apuntan a ser el mejor y más genuino método para valorar el saber en la posmodernidad reformulando, al mismo tiempo, el rol óptimo a desempeñarse por parte de los formatos analógicos. El eficiente y sostenible progreso del conocimiento está, de esta forma, garantizado.

A pesar, pues, de lo banal que para cierta gente pueda seguir pareciendo la tecnología telemática, lo cual no deja de ser acorde a lo que a escala histórica sería calificable de reciente como precisamente es la red de redes, en el ciberespacio hallamos el idóneo recurso a fin de producir, gestionar y custodiar el conocimiento. De lo contrario, aun siendo mucho el conocimiento del que disponemos hasta hoy, la peligrosa tendencia que muy probablemente se daría sería la de un conocimiento bloqueado.

La otra posibilidad sería la de producir, gestionar y custodiar el conocimiento analógicamente por tiempo indefinido provocando mayor deterioro medioambiental y retrasando lo que la posmodernidad conlleva. Nuestra elección, por lo tanto, debe mantener la senda de la digitalización.

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Las nuevas dimensiones del conocimiento

Con la hiperproducción de conocimiento que especialmente a lo largo del último siglo se ha llevado a cabo, precisamente el conocimiento no ha podido sino alcanzar mayores dimensiones, quedando además mucho todavía por descubrir. Otra forma, pues, de producir y custodiar el conocimiento tenía que sustituir la analógica para que el conocimiento no se estancase ni retrocediese.

Para poder dar respuesta a las nuevas dimensiones del conocimiento en pro de seguir enriqueciéndolo y contribuir así a un mundo mejor, el extremadamente perjudicial impacto que hiperproducir en analógico tiene sobre lo medioambiental se resuelve, como mínimo en buena medida, gracias a la informática telemática: Internet, en definitiva. La condensación formal que permite deriva, a su vez, en la posibilidad de mantener la hiperproducción de información y conocimiento.

Así queda demostrada la necesaria eficiencia que la red de redes conlleva para que la humanidad pueda continuar ampliando su saber en todas las áreas del conocimiento y de la cultura. Esto tiene que redundar en una sociedad global con mayor espíritu crítico, tolerancia y actitud dialogante.

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La ubicua condensación multimedia

La tecnología comunicacional analógica, o hasta la digital pero no telemática, se caracteriza por una diversificación que a diferencia de la telemática representa, más bien, una dispersión con la que no se termina logrando sino aparatosidad. Respecto a esto, justo lo telemático se diversifica para abarcar la aparatosidad analógica y así transformarla, por condensación, de manera eficiente.

Como resultado de lo que la tecnología digital, y especialmente la ya telemática, supone al transformar lo analógico condensándolo hallamos el multimedia, que precisamente gracias a la condición telemática alcanza dimensiones globales y, por ende, ubicuas. El acceso a, y la práctica de, la ubicua condensación multimedia que hoy existe en comunicación da consistencia a un potencial avance del conocimiento sin precedentes.

La humanidad no ha tenido, muy probablemente, otro marco semejante al actual para que en su conjunto pueda alcanzar mayores cotas propias de una sociedad amplia y suficientemente culta. De ahí que, sin prácticamente lugar a dudas, estemos ante el marco histórico más propicio para cultivar y consolidar el respeto, el diálogo y la paz en y entre las civilizaciones.

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Reaprovechando los espacios

Entre las principales consecuencias que la ubicuidad propia de la producción en red tendría que comportar está un mejor aprovechamiento de los espacios gracias a también una diversificación de los mismos. Tal diversificación, se ponga luego en mayor o menor medida en práctica, debe estar como mínimo debidamente contemplada para llevarse a cabo cuando, en su caso, proceda.

La garantía de continuidad en la producción de cualquier procedimiento en el que se aplique tal aprovechamiento, de hecho reaprovechamiento, de los espacios puede afrontar mayor variedad de circunstancias. Esto resulta de importancia capital para que, tanto a nivel corporativo como particular, un proyecto como pueda ser, sin ir más lejos, un weblog pero también otros, semejantes o no, pueda elaborarse sin depender de un solo y único espacio físico fijo.

Un medio ambiente menos susceptible de ser sobrexplotado tendría que ser, a su vez, una de las principales consecuencias al proceder reaprovechando los espacios en la línea descrita. Justo el ciberespacio nos aporta la tecnología y la infraestructura para que esta consecuencia sea viable; hace falta que la concienciación social al respecto y a nivel global ahonde más en tal sentido.

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Lo telemático se diversificó

Buena prueba de que lo telemático se diversificó en los últimos tiempos para abarcar otros ámbitos tecnológicos además del de las tradicionales computadoras ha sido que el concepto red es aplicable ahora a múltiples aparatos. Desde una misma red particular o corporativa pueden actualmente utilizarse y monitorizarse una amplia variedad de dispositivos.

Esta diversificación es esencial para dar consistencia a la ubicuidad con la que poder realizar eficazmente las mismas operaciones y tareas, o buena parte de ellas, desde prácticamente cualquier lugar, con lo cual vamos potenciando el cambio de una producción en cadena a una producción precisamente en red. La típica definición de dispositivos periféricos referidos a los del ordenador personal trasciende, pues, tal significado para incluso poder pasar a ser el propio ordenador un periférico.

Va a suponer esta transformación infraestructural un fenómeno decisivo para que la red de redes devenga ciertamente esa herramienta que está llamada a ser para una mejor eficiencia en múltiples campos. Merece y necesita esta nueva circunstancia una mentalidad adaptada a tales efectos y, entonces, la sociedad red en particular y la era de la información en su conjunto serán realidades afianzadas.

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El futuro de los formatos analógicos

Aun con el necesario y ya por lo menos bastante consolidado avance de la digitalización, sigue habiendo un más que importante lugar para lo analógico en el porvenir de los métodos y las tecnologías para la comunicación. Cierto que se trataría de un uso menos orientado al inmediato consumo masivo para un gran público, pero no deja de ser muy decisivo.

Lo que hará tener, o debiera hacer que tenga, un claro sentido el futuro de los formatos analógicos sería, de hecho, una función que estos formatos ya desempeñan junto a los digitales no telemáticos: servir de copia o ejemplar para el archivo y la conservación de lo que se elabore por métodos alta y puramente digitales. Los centros presenciales para la consulta en soportes analógicos tendría, en este sentido, que continuar manteniéndose.

Combinando la extremadamente amplia y global capacidad de Internet para la elaboración y difusión de contenidos multimedia con el archivo y la conservación en soportes analógicos a efectos de consulta y documentación bajo demanda, la era de la información se presenta como de un muy beneficioso porvenir. El énfasis en avanzar en esta dirección contribuirá a un mundo con mejores perspectivas.

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La IoT, una nueva eficiencia

Llegando la red de redes a muchos otros dispositivos además de a las típicas computadoras, extiende su potencial eficiencia en la ofimática a una amplísima variedad de ámbitos. Por lo tanto, esto que no es sino la implementación de la IoT nos conduce a nuevos niveles en la mejora de tareas de prácticamente cualquier clase.

Bien puede la IoT, una nueva eficiencia en toda regla por lo menos potencialmente, resultar auténticamente, pues, resolutiva en multitud de áreas fuera de los tradicionales usos de Internet para funciones eminentemente ofimáticas y similares. La ergonomía aplicable a cada una de tan distintas áreas como pueden ser las que la IoT abarque tendrá que por lo menos contemplar otras fórmulas respecto a las que han sido propias de las computadoras.

La telefonía móvil ejemplifica uno de los primeros campos que puede considerarse abarcado por Internet al trascender precisamente el de los ordenadores típicos. Ya suponía de por sí, no obstante, el uso del móvil una ergonomía particular antes, pero para otros dispositivos y usos puede que se requieran otras soluciones novedosas por completo.

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Del SGML al HTML

Arpanet dio paso a Internet al tiempo, o más o menos al tiempo, que se transitaba del SGML al HTML y, con ello, a la eclosión de la tecnología telemática, especialmente de la aplicada a la ofimática. Nos referimos, en esta línea, precisamente al cambio desde lo ofimático a lo teleofimático.

La etapa de pura ofimática, al corresponderse con la de Arpanet, no tenía prácticamente más opción que basarse en otros lenguajes informáticos, mientras el SGML se habría estado desarrollando, según parece, justo en el marco de lo telemático si bien todavía no abierto al gran público. Con la que propiamente es la Internet que conocemos y su lenguaje HTML característico, la ofimática pudo adquirir una nueva dimensión más acorde aún con el concepto red.

Tras este cambio de Arpanet y el SGML a Internet y el HTML, por lo que asimismo de ofimática a teleofimática, la tecnología ha dado otro paso decisivo al diversificar los dispositivos conectables a la red de redes. Sería ahí donde la IoT alberga su esencia y sentido.

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Módem

La digitalización telemática se ha desarrollado tanto hasta hoy que el tan importante dispositivo que fue el módem parece haber quedado, pese a que puede que siga usándose, prácticamente relegado a que se desconozca. Durante la eclosión más primigenia de Internet resultó, en cambio, un artefacto clave.

En la actualidad, la profunda transformación infraestructural de las telecomunicaciones hacia lo digital nos ha llevado a la IoT, en la que la interconectividad, e interactividad, entre dispositivos pueden recurrir, en buena medida por lo menos, a otra clase de ingenios mucho más avanzados de lo que los módems fueron o son. La etapa específica, pues, en que el módem ha sido de gran consumo se corresponde especialmente con la que podríamos entender bajo la concepción de teleofimática.

Que haya pasado la etapa más importante del módem puede atribuirse a que la conectividad entre dispositivos tecnológicos se ha diversificado y, a su vez, ha avanzado hacia mejores comunicaciones tanto por cable como inalámbricas. Por ello, hemos evolucionado de la teleofimática a la IoT.

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Un consultable código fuente

El hipertexto no telemático, o no tan telemático como tras la eclosión de Internet, bien hubiera servido, sin embargo, para de todos modos lograr un comparativamente considerable mayor grado de eficiencia comunicacional respecto a la que es posible sólo con los habituales sistemas operativos. Por ser un consultable código fuente, el HTML facilita además el manejo del segundo plano digital.

Siendo, a su vez, este lenguaje de código fuente abierto el propio de la Web y prácticamente de toda Internet, ha facilitado la eficiencia mucho más aún. El desarrollo de la nube y el fácil e intuitivo acceso que con el HTML se puede tener a múltiples recursos y servicios han dotado al conocimiento de unas capacidades de producción, conservación y reutilización dignas de ser valoradas y aprovechadas.

Los sistemas operativos, programas y ficheros informáticos de la ofimática típica suelen carecer de esa condición tan abiertamente consultable del HTML. Se trata, no obstante, de productos informáticos resultantes de otros lenguajes de programación que pueden ser asimismo interesantes para el desarrollo web.

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Analógico digitalizado

Con la diferencia entre lo que representa transformar formatos analógicos a digitales y a la inversa se aprecia muy claramente el contraste que a nivel de eficiencia suponen uno y otro proceso. Lo analógico digitalizado es pura eficiencia, mientras que lo contrario no lo es por lo menos tanto.

La digitalización en general y telemática en particular no sólo representa la producción, y difusión, propiamente digital, sino que permite adaptar a su formato todo lo analógico prácticamente. Esta adaptación, que se correspondería con lo que por lo común entendemos bajo la idea de escanear, concentra, disminuye y condensa digitalmente lo que en analógico, por reducidas dimensiones que tenga, siempre ocupará más por su eminente condición material; asimismo, lo escaneado, justo por ser digital, es mejor para su difusión o distribución y a mayor escala.

Lo opuesto a tal idea que comúnmente tenemos de lo que es escanear sería la de imprimir, pasando, pues, lo digital a analógico. Tanto un proceso como el otro, no sólo limitados a la escritura y los gráficos, son esenciales y debemos saber usarlos con propiedad en pro de la conservación de la información, la cultura y el conocimiento.

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Hipertexto telemático y eficiencia comunicacional

La comunicación social adquiere una etapa sin precedentes al eclosionar Internet y, por ello, el hipertexto ya plenamente telemático y concretado en el HTML con el que se pueden desarrollar recursos telemáticos tales como la propia blogosfera. Consiste esa etapa en una de hipertexto telemático y eficiencia comunicacional en que desde luego justo la eficiencia comunicacional es profundamente notoria.

Es en el multimedia en lo que a su vez se concreta, en buena parte por lo menos, la eficiencia comunicacional que el hipertexto aporta. Como nunca antes en la historia, los distintos lenguajes comunicacionales pueden practicarse tanto cualitativa como cuantitativamente muy bien y abiertamente tanto por profesionales como por el público general.

Habiendo logrado esta combinación de hipertexto telemático y eficiencia comunicacional, se abre un escenario potencialmente muy positivo para que la posmodernidad sea una etapa prometedora. Ahora es cuestión de que tomemos plena conciencia de la auténtica gran valía que comporta esto.

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Reindustrializando la industria

Pese a su relativamente reciente existencia desde una perspectiva histórica, la industrialización ha condicionado profundamente nuestra concepción de producir y consumir en prácticamente todos los ámbitos. Sin embargo, ecológica y ergonómicamente no es indefinidamente viable mediante tecnología analógica: aquí es donde entran en juego la digitalización e Internet.

La necesaria superación de la tecnología analógica por la digital y telemática puede que, justo por la eficiencia que aporta, no tenga que implicar por fuerza un abandono completo y absoluto de la industria en sí como concepto, sino que puede dotarla de las características suficientes como para hacerla un elemento a conservar de la modernidad en la posmodernidad. En términos de infraestructura, hemos de seguir digitalizando los métodos industriales e impulsar así que lo que podría entenderse como ir reindustrializando la industria signifique que pasemos a practicar otros métodos productivos y de consumo más sostenibles.

Una industria más digital, más telemática y, en definitiva, más en red va a ser la que pueda garantizar la idónea continuidad de los métodos industriales en la posmodernidad, aunque asimismo reformulados en la misma línea. Lo que no puede mantener la permanencia de tales métodos es precisamente la infraestructura analógica desarrollada a lo largo de la Edad Moderna y con auge máximo en el siglo XX.

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Ecología y posmodernidad

Medioambientalmente, la Edad Moderna demuestra no seguir siendo sostenible al pasar a tratar la tecnología analógica por los métodos de la industrialización. Una nueva tecnología de mayor eficiencia y una reformulación de la industria pueden aportar una solución a esta circunstancia, y ése es el camino por el que el devenir del mundo está, no sin dificultades, transitando.

Como estamos profundizando en la nueva y más eficiente tecnología que respecto a la analógica es la digital, puede cristalizar un contexto que, dejando convenientemente atrás y por completo la Edad Moderna, haga que ecología y posmodernidad encajen. Esto acompañado de una reformulación industrial que comporte una evolución de la típica producción en cadena a la producción en red hará que tal encaje resulte definitivo.

Que la eficiencia tecnológica digital telemática y la nueva forma de producción industrial en red logren los resultados esperados en beneficio de la naturaleza va ligado a que prácticas como imprimir más y la obsolescencia programada se abandonen por contraproducentes. De esta forma, reparar o mitigar los nocivos efectos medioambientales de la última etapa de la modernidad será verdaderamente factible.

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Los males del desconocimiento

Tanto en eficiencia y ecología como en ergonomía, la digitalización y todavía más la digitalización ya propiamente telemática hace que podamos como nunca antes en la historia crear y consumir información, cultura y conocimiento. Se trata, por lo tanto, de una extraordinaria etapa que merece ser aprovechada al máximo para combatir los males del desconocimiento y construir así un mundo mejor.

El uso banal o hasta el desprecio que de las redes sociales en particular y de la blogosfera en general aún parece hacerse a menudo por gran parte de la gente no hace sino reflejar cómo precisamente, y seguro que justo por desconocimiento en muchos casos, no se está sabiendo aprovechar el fantástico potencial que el ciberespacio nos brinda para acceder al conocimiento, a producirlo, a enriquecerlo y a debatirlo. A medida que siga habiendo sucesivas generaciones plenamente nativas digitales, es de prever, no obstante, que el ser humano aprovechará la blogosfera, y el conjunto de Internet, cada vez mucho mejor.

Conservemos la esperanza, pues, en que hasta cierto punto sea cuestión de tiempo que Internet llegue a alcanzar su mejor uso por parte de la humanidad. Ello implica que, en efecto, hasta cierto punto es, cuando menos, complicado que a una tecnología tan históricamente reciente se le esté dando el mejor de los usos para los que tiene potencial.

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Predilección por la eficiencia

Resulta de justicia destacar que, pese al indudable positivo impacto medioambiental que la digitalización tiene, no sería nada desencaminado suponer y hasta aseverar que no ha sido precisamente el criterio medioambiental y ecológico el que verdadera y fundamentalmente motivó en un inicio tal transformación tecnológica. En su lugar, mucho más probablemente se puso el foco en un criterio de eficiencia pura.

Podría parecer que estaríamos falsa e inmerecidamente atribuyendo al capitalismo una inherente voluntad bondadosa para con el medio ambiente si sólo identificásemos la causa medioambiental y ecológica como la motivación para que la economía capitalista y de libre mercado haya virado de lo analógico a lo digital, máxime cuando no en pocas ocasiones el libre mercado y el capitalismo han demostrado no tener, entre sus prioridades a solucionar, el deterioro medioambiental que provocan. Sin embargo, el capitalismo sí tiene una inherente predilección por la eficiencia porque es una fórmula para maximizar ganancias.

Afortunadamente, en lo que a pasar de lo analógico a lo digital respecta, eficiencia y menor perjuicio medioambiental van de la mano. En principio, por lo tanto, el capitalismo habría hallado en la digitalización su modo de concretar, por lo menos en buena medida, un importante método por el que, ante todo, ganar en eficiencia y con ello incrementar beneficios, y además, añadido a esto especialmente a partir del auge del ecologismo, no impactar tan negativamente en la naturaleza.

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La ergonomía y la fotografía

La típica diferenciación entre lenguajes visuales y audiovisuales a partir estrictamente del parámetro del movimiento nos llevaría a incluir, respectivamente, en la primera y segunda de las categorías mencionadas a la fotografía y al cine mudo. No obstante, ya en función de ese mismo parámetro, es cuestionable un aspecto: que el cine mudo, al igual que, de hecho, el lenguaje sonoro, sean como son considerados audiovisuales, pues les faltan, asimismo respectivamente, el sonido o la imagen.

En función del parámetro ergonómico, bien puede a su vez devenir cuestionable, en concreto, dónde incluir el lenguaje fotográfico si no se asume como, en efecto, un parámetro por completo al margen del referido al movimiento. Tomando, en definitiva, el parámetro estrictamente ergonómico para ubicar la fotografía, debiéramos contemplar que, a diferencia de con el parámetro del movimiento, este lenguaje guarda mayor relación, por su técnica, con los lenguajes audiovisuales, ya que se practica con una cámara.

Valga, pues, el parámetro ergonómico para justificar que los lenguajes visuales, no incluyendo en este caso la fotografía, obligan a concentrar, salvo con la máquina de escribir, el esfuerzo en la mano con la que se redacta, dibuja o pinta. He aquí cómo la ergonomía y la fotografía encajarían en la particular diferenciación que, en el marco del tránsito de lo analógico a lo digital, hemos apuntado entre lenguajes visuales y audiovisuales.

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Un asunto ergonómico

Para un contexto de hiperproducción de información, cultura y conocimiento como el que en particular se ha ido desarrollando a partir del siglo XX, no sólo es por insostenibilidad medioambiental que la tecnología analógica deviene obsolescente. A ello se le suma la necesaria consecución de un mejor método que los puramente o casi puramente manuales, y por ello analógicos, para que con ese mejor método el propio ser humano pueda ejecutar tal hiperproducción.

La transición de la tecnología analógica a la digital redunda, pues, en un asunto ergonómico para que la hiperproducción a la que responde la tendencia hacia lo multimedia sea cómoda y asumible para cualquier individuo, debidamente formado y habituado por supuesto. Los lenguajes visuales tienen analógicamente el inconveniente de que, salvo con la máquina de escribir, obligan a concentrar el esfuerzo en la mano con la que se redacta, dibuja o pinta; los audiovisuales, por su parte, y analógicamente también, derivan en una aparatosa diversidad de artilugios.

Digitalizar la tecnología aporta una doble ventaja crucial. Por una parte, nos facilita para el manejo de cualquier lenguaje visual, y de hecho audiovisual también, el aprovechamiento, particularmente con el teclado, de todos los dedos de las manos, prescindiéndose así del tradicional esfuerzo de trazar con una mano sola; por otra, condensa los formatos y aparatos de producción, y reproducción, tanto visual como audiovisual.

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Las primeras tecnologías digitales

Si no fuese por la insostenibilidad que al final provoca la industria por métodos analógicos, no sólo lo telemático sino quizá cualquier digitalización por mínima que la concibamos carecería de necesidad de implementación, por lo menos de forma inmediata. Pero llegados al siglo XX, tal necesidad se hizo imperativa.

Podría optarse por volver atrás, a métodos en absoluto industriales y por tanto a lo anterior a la Edad Moderna, desmantelando la industria, pero esto implica retroceder a un contexto medieval. Así pues, por un lado cabe seguir apostando por la producción y acceso masivos a la información, la cultura y el conocimiento; pero por otro, ni es viable tal producción indefinidamente por métodos industriales analógicos ni es deseable volver a los tiempos del medievo.

Como ocurre en cada época en la que se encuentre la historia, el siguiente estadio histórico comienza a mostrar signos de su existencia en el que justo sea el estadio actual. Y del mismo modo, en la modernidad son signos de esta clase los de las primeras tecnologías digitales, y por supuesto digitales telemáticas, que pasarían a determinar la tecnología definitoria de la época posmoderna.

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La era analógica y su insostenibilidad

Mientras el ser humano ha recurrido a la transformación de los recursos naturales hasta llegarse a la Edad Moderna, y por lo tanto en el marco de una tecnología analógica, puede determinarse que comparativamente a la modernidad ha sido, como mínimo en general, medioambientalmente sostenible tal empleo de recursos. La Edad Moderna, especialmente a partir de la industrialización, cambia esto.

Durante los primeros decenios de la industrialización puede que la sostenibilidad medioambiental fuese aún compatible con ésta, pero el ritmo que ha ido adquiriendo la masiva producción industrial a nivel planetario parece haber puesto de manifiesto que la era analógica y su insostenibilidad eran una incuestionable combinación a resolver. Claro que entre la producción industrial analógica se encuentra asimismo la correspondiente industria de la información, de la cultura y del conocimiento, contra la que si se actúa se provoca un retroceso intelectual enorme de no haber alternativa a esa clase de producción.

Y existe la alternativa. Tal y como hemos venido habituándonos especialmente en las últimas décadas, así pues de lleno en el tránsito de la modernidad a la posmodernidad, la tecnología digital, y aún más la digital telemática, nos brinda la posibilidad de que la información, la cultura y el conocimiento no sólo sigan circulando, sino que lo hagan más y mejor.

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¿Weblogs analógicos?

Ya que hemos considerado que con lo digital pero no telemático podría haber una blogosfera, y toda una Web o WWW, ¿podría irse más allá y establecer que de igual forma o parecida podrían existir tales recursos en la pura realidad analógica?, ¿una WWW, pues, analógica?, ¿weblogs analógicos?, ¿e incluso, por lo tanto y como weblogs que en definitiva también son, redes sociales analógicas? Evaluémoslo.

A partir de recursos únicamente analógicos no creo que pueda establecerse mucho más que la posibilidad de que existieran los que, al fin y al cabo, fueron los precedentes analógicos más directos de los weblogs: los tradicionales diarios personales privados escritos, por lo común al menos, a mano. Si quiere tomarse el conjunto de aquellos diarios personales, los conocidos y los por conocer, como una suerte de blogosfera analógica, puede tener cierto sentido.

No obstante, la blogosfera rompe, potencialmente como mínimo, con el carácter tan privado y exclusivo de aquellos diarios personales y se postula, a su vez, como un medio para muchas otras finalidades de comunicación. Los blogs no pueden existir como tales en un mundo exclusivamente analógico; pero, por otra parte, el mundo telemático en el que justo los weblogs tanto destacan es irremplazable.

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Si a la blogosfera le faltase lo telemático

La blogosfera y toda la Web han sido, podría decirse que intencionada pero también en cierta medida circunstancialmente, productos directos e inmediatos de la eclosión de Internet. No obstante, y de asumir que sería así reforzarían su auténtica relevancia histórica, podrían haber surgido relativamente igual al margen de que eclosionara o no la Internet que hoy conocemos.

Con un manejo mucho más incómodo, costoso e insostenible, la Web y la blogosfera habrían, sin embargo, podido igualmente aparecer a partir del desarrollo e intercambio de contenidos web en general, y weblogs en particular, mediante ordenadores no interconectados y soportes físicos. Hay que recordar que el HTML puede manejarse igualmente sin lo telemático y que un navegador de Internet puede abrir archivos precisamente HTML asimismo sin Internet.

Habría que concebir la Web como algo no tan propiamente denotativo de un concepto de real y efectiva interconexión entre aparatos, pero una página web, y un weblog, puede reflejar en sí, de hecho, una idea más organizativa que estrictamente infraestructural. Esa idea más de carácter organizativo sería bajo la que, si a la blogosfera le faltase lo telemático, se podría de todos modos hacer blogs.

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A pesar de cualquier larga distancia

Dejar de recurrir a Internet en lo que respecta a las tareas a las que justo la red de redes tanto ha dado respuesta con los ordenadores comunes, y que fundamentalmente se enmarcan tales tareas en una mejora de la tradicional ofimática, sería una vuelta a lo digital no telemático. Aunque no fuese una vuelta total y, por ejemplo, se mantuviese Internet en otras funciones para las que se ha desarrollado la IoT, ¿qué sentido tendría eso?

Un escenario de retroceso como el planteado, sin que se llegase al completo abandono de lo digital en pro de lo analógico, requeriría, de entrada, menos ordenadores servidores, pero los ordenadores personales, ya se trate propiamente de lo comúnmente denominado PC o de otros dispositivos parejos, se mantendrían igualmente como necesarios. El intercambio de información a nivel multimedia, entonces, recaería en la imposibilidad de ser inmediato a pesar de cualquier larga distancia, y para las distancias en las que más o menos ágilmente pudiera producirse habría que recurrir de nuevo al intercambio sólo en soportes físicos.

Volveríamos, en definitiva, en buena medida por lo menos, a la etapa de la pura ofimática no telemática. Sin tratarse de un retroceso quizá calificable de mayúsculo, no dejaría de ser un serio retroceso al fin y al cabo, y no haría sino, seguramente más pronto que tarde, reconfirmar la extrema conveniencia de que los ordenadores se interconectasen de nuevo entre sí como en la Internet actual.

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Interconectando en red los ordenadores

Según se fueron interconectando en red los ordenadores del mundo entero, se ha ido configurando la Internet que, a partir de la previa Arpanet, utilizamos en la actualidad. La diferencia que en el presente inmediato hallamos es que no sólo se interconectan los aparatos que propiamente solemos asociar a la idea de ordenador.

La interconexión entre dispositivos digitales de prácticamente cualquier tipo define lo que se ha venido a denominar IoT, si bien, desde luego, la interconexión entre computadoras corrientes sigue representando la esencia de lo que Internet nos aporta tanto efectiva como potencialmente. ¿Podría dejarse de utilizar Internet para las típicas tareas profesionales y de ocio a las que tanto ha dado respuesta con los ordenadores comunes y, a lo sumo, limitarse a las comodidades que a raíz de la IoT ofrece interconectando otros aparatos? Sería un contraproducente retroceso que no conviene en modo alguno.

Al interconectar en red los ordenadores como se ha hecho con Internet, se requiere una clase particular de ordenador que es el servidor. Los servidores permiten que ordenadores corrientes cualesquiera, estén donde estén cada uno de éstos, utilicen por igual y al instante el mismo recurso telemático, como pueda ser la blogosfera, al que pretendan acceder.

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Multimedia y posmodernidad

Con la eclosión de Internet como tal, y por lo tanto del hipertexto en forma de HTML que hoy conocemos, emerge el multimedia abierto ya al gran público; término, por cierto, el de gran público, más propio de la modernidad y de la sociedad de masas. Y precisamente, tal eclosión denota un claro punto de arranque de lo que la posmodernidad está llamada a ser.

Resultan, por lo tanto, multimedia y posmodernidad los conceptos que mejor apuntan a definir la especificidad que en nuestros tiempos adquieren la comunicación social y su correspondiente contexto histórico. Especialmente, lo resultan desde la perspectiva de lo que puede denominarse primer plano digital, esto es, el plano muy destacadamente gráfico con el que solemos manejarnos tan intuitivamente en la pantalla de cualquier dispositivo informático, particularmente computadoras y similares.

Desde el segundo plano digital, el del código fuente de lo que apreciamos navegando por Internet, el equivalente al multimedia sería el propio hipertexto. En sus respectivos planos digitales, así pues, multimedia e hipertexto se sitúan en la base de lo que, tras la Edad Moderna, implica el ámbito de la comunicación en su totalidad y particularmente el de las telecomunicaciones.

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El SGML

Mientras a efectos del gran público lo analógico iba pasando a lo digital no todavía telemático, Arpanet iba desarrollándose como el germen de lo que sería Internet. En torno a esa misma etapa, iba a su vez desarrollándose el SGML como precedente del HTML, que como software terminaría complementando la infraestructura o hardware que Internet supone.

El tránsito, pues, que en general responde al paso de la modernidad a la posmodernidad es, desde la pura perspectiva comunicacional, un tránsito de los completamente separados códigos de los distintos lenguajes visuales y audiovisuales hacia el código multimedia que el HTML, a partir a su vez del SGML, ha terminado resultando. Con ello, lo telemático conforma su estado esencial a partir del que, aún en la actualidad, sigue evolucionando.

La aglutinación o absorción que el hipertexto derivado del SGML, no sólo respecto al tradicional texto, sino respecto al conjunto de los lenguajes comunicativos y comunicacionales ejerce nos ha situado ante un mundo de prometedoras posibilidades sin precedentes. Un ecosistema nuevo del panorama de la comunicación emerge con elevadas opciones de garantizar una mayor participación, conservación y sostenibilidad.

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Lo analógico, en obsolescencia

El paso de la modernidad a la posmodernidad se plasma, a grandes rasgos tecnológicos, en el paso de lo analógico a lo digital. Más específicamente, no sólo se trataría del paso a lo digital, sino del paso a lo telemático, y ahí es donde juega un rol determinante Internet.

Justo estamos a día de hoy en esa etapa que, desde una amplia perspectiva tecnológica, es eminentemente digital, pero además telemática. Esta nueva realidad conlleva que lo analógico, en obsolescencia por lo tanto ante la irrupción de lo digital telemático, vaya quedando relegado en la utilización tanto cotidiana como especializada, todo lo cual puede redundar en un notablemente menor desperdicio de recursos.

La mayor sostenibilidad de la tecnología telemática en comparación a la analógica, e incluso a la digital no telemática, se presenta, en definitiva, como bastante incuestionable. Sacando el mejor provecho, pues, a lo telemático como sin ir más lejos es la blogosfera misma, que lo analógico vaya quedando, en términos generales, obsoleto devendrá positivo para la humanidad y el planeta.

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Una tecnología que causa disrupción

A medida que Internet se ha ido popularizando, demuestra ser una tecnología que causa disrupción en el ecosistema de medios por los que la comunicación social moderna se ha vertebrado. Por ello, sin lugar a dudas, es la infraestructura que mejor puede servir para la posmodernidad.

Con tanta capacidad de dar respuesta efectiva y más sostenible a las mismas, y también otras nuevas, necesidades a todos los niveles de la vida humana, la red de redes sobrepasa lo que hasta la última fase de la modernidad, marcada por el marco de bloques y la Guerra Fría, eran capaces de aportar los otros medios hasta entonces, y por lo menos en buena medida hasta ahora todavía, existentes. En esta línea, la comparativamente elevadísima condición multifuncional de Internet hace, a su vez, que con facilidad no siempre abunden precisamente sus mejores usos.

Las buenas prácticas que en la utilización de Internet debieran primar irán logrando mayores cotas según transcurra el tiempo. Esto es, al menos, lo esperable. En cualquier caso, no es extraño que justo una tecnología disruptiva tal requiera su debido tiempo a escala histórica para verdaderamente asentar el buen uso de esa tecnología misma como lo habitual.

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Las fracturas civilizacionales

Una relevancia tal como la que van a seguir teniendo seguro en el porvenir las fracturas civilizacionales nos llevará a tener que mantener una constante reflexión muy a fondo al respecto. Lo primero que en este sentido puede que haya que considerar es el propio alcance del concepto fractura civilizacional.

De entrada, equiparar fractura civilizacional y conflicto de línea de fractura sería, y no parece inapropiado que en cierta medida siga siendo, lo normal. A tenor, sin embargo, de la complejidad que la reconfiguración del orden social global parece ir asumiendo, bien puede que en algún momento vaya siendo lo más conveniente pasar a aglutinar bajo la idea de fractura civilizacional otros conflictos además de los, muy específicamente territoriales, de línea de fractura.

Fenómenos culturales y sociales de lo más variados que, desde que puede considerarse que la posmodernidad empieza, se están dando y se darán son susceptibles de contemplarse con la noción de fractura civilizacional. Si bien la existencia de conflicto requiere para ello su clara identificación, puede que tal conflicto no responda necesariamente a un escenario territorial tan específico como al que las líneas de fractura aluden.

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Ciberespacio multimedia

De la complejidad del mundo que se está reconfigurando puede hacerse un buen ejercicio de comprensión si usamos apropiadamente Internet como la infraestructura definitoria del nuevo momento histórico que seguirá desarrollándose en los próximos tiempos. Así, podrá ser más resolutiva que conflictiva esta etapa.

Quizá la red de redes hubiera permanecido sin ser la Internet que conocemos hoy, o por lo menos de momento podría incluso casi o por completo haberse prescindido de inventarla, si tanto los valores como las infraestructuras de la modernidad hubiesen seguido dando respuesta efectiva y sostenible a los desafíos que entre los siglos XX y XXI han ido cobrando forma. Tales desafíos requerían y continúan requiriendo otros elementos como los que, gracias al ciberespacio multimedia que Internet es, tenemos a nuestro alcance.

Tomando conciencia de que valores como los culturales, sociales y educacionales han de pasar a ser preeminentes junto a la preeminencia que el ciberespacio consolida como infraestructura, la posmodernidad será mucho más prometedora. La blogosfera destaca entre los recursos que más concretamente Internet nos facilita a tales efectos.

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En la era de la complejidad

La presente no es, por lo menos según cómo la consideremos, la única etapa civilizacional que ha existido. Asimismo, implicando como implica tal presente etapa que estemos en la era de la complejidad, ya ha habido en la historia otras eras calificables de complejas; y la simplificación, igual que la propia complejidad, ha sido unas veces resolutiva, pero otras ha llevado al conflicto.

El inmediatamente previo marco de bloques propio de la Guerra Fría demuestra a toda luz ser, en términos de simplicidad y complejidad, definible propiamente como un marco más bien simple: el mundo entero dividido prácticamente en sólo dos modelos, capitalismo y comunismo, que, siendo en ellos la política y la economía preeminentes, lo condicionan todo. A penas es concebible un mundo más simple de lo que en esencia era ése.

Cuando tal marco se disolvió, una aparente indiscutible victoria y consiguiente hegemonía del primer mundo y de su modelo capitalista hizo parecer que todo devenía más simple aún. La historia nos está demostrando que, en cambio, el marco de civilizaciones que eclosiona tras la Guerra Fría y, de hecho, tras la Edad Moderna implica una era, una nueva era si preferimos así denominarla, de complejidad; el reto es ahora hacer de ella no una era conflictiva como por el momento está siendo, sino una era resolutiva.

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Brasil

Ideológicamente, el mundo posmoderno se presenta como una realidad compleja que, no obstante, gracias a Internet puede vehicularse en pro de la debida convivencia pacífica global. Es cuestión de poner ideologías y tecnología al servicio de un equilibrio de respetuosas y recíprocas interactividades entre civilizaciones.

La nueva reconfiguración del orden mundial será compleja, pero la complejidad no está necesariamente ligada al caos; al contrario, ideologías demasiado simples pueden conducir más precipitadamente al conflicto y ahí es donde la política, preeminente hasta ahora en la configuración del orden mundial, suele caer no en pocas ocasiones. Si, por su parte, lo cultural se aprovecha al máximo, sus perspectivas acostumbran a proporcionar valores con los que manejar provechosamente la complejidad.

Valgan las actuales elecciones decisivas en Brasil entre Bolsonaro y Lula para poner precisamente énfasis en cómo puede que estos comicios sirvan, en mayor o menor medida, de ejemplo para lo descrito. En caso de que el resultado no mitigue el inestable escenario que vive el país sudamericano, sería muy seguramente achacable a que el simplismo ha predominado en el discurso de una y otra postura.

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Ideologías civilizacionales

A partir de los nuevos valores posmodernos con los que cabe orientar el actual cambio de etapa histórica y consolidar tal etapa en sí, que es civilizacional, resulta esperable que cristalicen ideologías civilizacionales que den sentido a la reconfiguración del orden mundial que se atisba. El respeto a la propia civilización y a la de los demás es lo que estas ideologías tienen que contemplar.

Lo que sería calificable como ideología civilizacional desde una perspectiva autoritarista, esto es fuertemente unidireccional, queda claro a dónde nos lleva: a los conflictos abiertos de línea de fractura, entre otros. Las ideologías civilizacionales han de responder a una interactividad unidireccional en el sentido de amar y proteger la propia civilización y a una interactividad bidireccional que haga compatible esto con el respeto y la reciprocidad en cuanto a las otras civilizaciones.

Hoy tenemos a nuestro pleno alcance siendo, de hecho, de uso común la tecnología que nos facilita cultivar amor y protección por los propios valores civilizacionales junto al respeto y reciprocidad en cuanto a los valores de las otras. Esa tecnología es Internet y, a su vez y dentro de ella, la blogosfera especialmente; usémoslas, así pues, del mejor modo posible en pro de un mundo civilizacional de concordia y prosperidad.

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Nuevos valores para la era posmoderna

Con la preeminencia que lo cultural, social y educacional debieran cobrar en los tiempos que han de ir dejando atrás una última etapa de la modernidad en la que parece haber primado el puro interés político y económico en la escena internacional, tendrían que fortalecerse formas de interactividad más bidireccionales entre civilizaciones. Los conflictos de línea de fractura, entonces, se evitarían y mitigarían mejor.

Hacen falta, pues, nuevos valores para la era posmoderna que va tomando forma a pesar de fenómenos que tienden a forzar a lo contrario, como es en definitiva propio de cualquier etapa de profundo cambio en la historia. Fijándonos en la escena mundial hoy, un fenómeno contrario tal estamos tristemente observándolo en Rusia y su régimen autoritarista, lo cual ha llevado, por otra parte, a desatar un conflicto propio ya de la posmodernidad al tratarse de uno de línea de fractura.

Se solucione como se solucione, la guerra en Ucrania servirá muy posiblemente, de principio a fin, como precedente de cómo van a seguir siendo los principales conflictos futuros. Los nuevos valores para la era posmoderna deben contribuir a que seamos capaces de encontrarles unas soluciones definitivas antes que se llegue al conflicto abierto y a que, llegado el caso, se solventen con celeridad y la paz regrese.

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Actitud global

Las nuevas relaciones diplomáticas debieran ser reflejo de una actitud global que tienda a concebir como primordiales la bidireccionalidad y reciprocidad entre las civilizaciones y, dentro de éstas, las distintas culturas y sociedades. Se trataría, así pues, de una actitud global en pro de una verdadera globalización diferente de la que busca el habitual puro interés político unidireccional.

De tal bidireccionalidad y reciprocidad tendría que, al mismo tiempo, ser precisamente reflejo cada vez más el conjunto de las culturas y sociedades para que la diversidad cultural sea fuente de enriquecimiento en ideas y valores entre los pueblos, no motivo de miedo y ataque al otro. La globalización acometida a partir de una actitud en esa línea podrá devenir una globalización más próspera y pacífica.

La reconfiguración del orden mundial que el paso de los bloques a las civilizaciones conlleva supondrá un marco de prosperidad y paz si tanto desde las esferas diplomáticas como desde las de la ciudadanía se pone mayor énfasis en lo bueno que las culturas pueden aportarse unas a otras. Considerar al otro, al diferente, un peligro no hace sino sacar lo peor de la condición humana.

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Un Estado nación y un Estado red

La política es, junto a la economía, un ámbito que, sin perder su inherente importancia, debiera dejar sus intereses al margen para que la globalización pueda ser capitaneada por principios más sociales, culturales y educacionales. De hecho, el propio tránsito de un marco bloque a un marco civilización entraña un cambio de modelo en lo que al Estado moderno se refiere.

Ya que ese tránsito marca el paso de la modernidad a la posmodernidad, no podía ser, en efecto, de otro modo: en política, el Estado moderno deja paso al Estado posmoderno. Pero, ¿cómo es el Estado posmoderno? La teoría de la comunicación puede darnos alguna noción al respecto. Si, al mismo tiempo que Internet, globalización y fin de la Guerra Fría, se da asimismo un paso decisivo hacia la sociedad red, es el Estado red lo que mejor definiría el nuevo modelo político.

En el tránsito entre un Estado nación y un Estado red, propios respectivamente de la modernidad y de la posmodernidad, cristaliza lo que se ha dado a conocer como la era de la información. Si la política global se reforma de manera apropiada en tal sentido, las relaciones diplomáticas podrán ser más capaces de prever y evitar conflictos tan graves como, especialmente, los de línea de fractura.

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Un marco bloque y un marco civilización

El tránsito de un panorama internacional de bloques a uno de civilizaciones representó un profundo cambio de marcos contextuales a nivel mundial. Internet, globalización y fin de la Guerra Fría son elementos especialmente a destacar respecto a lo que ese tránsito entre un marco bloque y un marco civilización significó.

Nos interesa particularmente Internet por lo que respecto al ámbito de la blogosfera representa una mayor afinidad. La red de redes estaba llamada a devenir la infraestructura por la que las civilizaciones podían verter sus bagajes para el acceso y conocimiento a escala global, circunstancia de la que lamentablemente no parece que se haya sacado el mejor provecho aún hoy.

La globalización supondrían respecto a Internet un fenómeno a desarrollarse simultáneamente a partir de prácticamente el mismo instante. La Guerra Fría, aun con sus reminiscencias evidentes hasta nuestros días, debía suponer un fenómeno a dejar atrás por completo.

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La ejemplaridad de Occidente

Justo por ser el supuesto ejemplo a seguir, parece que a menudo Occidente genera más fobias que filias. El carácter efectivo, o supuesto, de ejemplar no contribuye sistemáticamente, por lo complejo y a veces absurdo de lo que es el ser humano, a que se ponga la debida atención al efectivo o supuesto sujeto ejemplar del que se trate.

Si bien, pues, en lo que a posmodernidad se refiere, la ejemplaridad de Occidente debiera ser notable y notoria, puede que por lo menos a algunos marcos civilizaciones como, en especial, sería al que Rusia pertenece sigan, pese a todo, mostrando hacia lo occidental un asimismo notable y notorio antagonismo. Claro está, sin embargo, que, como civilización, Occidente no se halla, por descontado, exenta de graves errores cometidos, en el pasado y en el presente.

Los errores cometidos por Occidente, de los que no habría que evitar a su vez tratarlos en profundidad, yacen con absoluta probabilidad en cualquier antagonismo a esta civilización. Aunque cierta justificación a ese antagonismo sería comprensible, no puede tolerarse que por ello los autoritarismos como el actual de Rusia impongan sus perversas ideas.

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Reformulando Moscú

Por muy a largo plazo que sólo probablemente haya posibilidad de que Occidente y Rusia comiencen una etapa en la que sean verdaderamente englobables por igual bajo el primermundismo, merece esto emprenderse lo más pronto posible. Hace falta, para ello, que Rusia acometa su profunda reforma política cuanto antes.

Únicamente reformando la política rusa en su conjunto y, muy específicamente, reformulando Moscú como capital gubernamental en pro de una concienciación aperturista a partir de la que Rusia pueda entenderse con Occidente y el resto del mundo, los lazos civilizacionales entre la nación rusa y el resto de marcos culturales y civilizacionales estarán en disposición de restablecerse y potenciarse. Sería, por lo menos, de las mejores versiones de un mundo posmoderno que podríamos alcanzar.

La posmodernidad no está siendo sencilla de configurarse incluso en civilizaciones que, como la occidental, están mejor posicionadas para consolidarla. Entonces, en un caso como el de Rusia, que se ha anclado en incluso un pasado más remoto que el que ya supondría la modernidad, el camino va a presentar con toda probabilidad mucha mayor complicación.

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La Europa posmoderna

El continente europeo está encarando su posmodernidad con el conflicto bélico de Ucrania, que no supone sino prácticamente un choque de civilizaciones y no es, por ende, la mejor de las posiciones para encaminarse a tal nueva etapa. Además, el clima de inestabilidad política en varios de los principales países europeos es notoria.

Sin embargo, y no deja de ser ante tal panorama un cierto mérito, la unidad que a nivel europeo se mantiene gracias a sus instituciones supranacionales junto a la coordinación que el bloque occidental al completo pone en práctica hace que Ucrania logre sus incesantes avances contraofensivos. Mantener esta línea a la vez que se consiguiese una mayor estabilidad política en todo el conjunto de países europeos potenciaría, seguro, la aproximación al final de la guerra con la definitiva victoria ucraniana.

Con esta definitiva victoria, la Europa posmoderna podría terminar de configurarse convenientemente mucho antes y servir, así, como pertinente ejemplo al que muy particularmente Rusia tendría que procurar asemejarse. A partir de ahí, la reconstrucción de lazos civilizacionales entre Occidente y Rusia sería una realidad mucho más próxima.

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El giro que a Rusia le interesa aparentar

Desde que se emprendiese como una supuesta guerra relámpago bajo el eufemismo de operación especial hasta que se llegase a la movilización parcial, la oligarquía rusa seguro que incluso entre los suyos tiene cada vez más dificultades para seguir convencida y seguir convenciendo de su posible victoria. Así pues, el giro que a Rusia le interesa aparentar sería el de que Ucrania es ahora el invasor.

A ese giro interesado es a lo que puede explicarse que responden tanto los referéndums ilegales de anexión, como la propia formalización supuesta de las anexiones y la ahora decretada ley marcial. El Kremlin continúa, pues, en su propia realidad alternativa creyendo que tal vez la comunidad internacional deba darle, y vaya a dárselas, alguna credibilidad y validez al procedimiento por el que pretende que se consideren rusos los territorios ucranianos invadidos.

Máxime cuando poco o nulo apoyo está recibiendo Rusia de sus propios países socios o afines, tendría que surgir de Moscú un atisbo de sensatez entre la locura que a sus dirigentes caracteriza y hacer que tales dirigentes asuman de una vez por todas que esta contienda no tiene sentido. Una renovación política profunda de la nación rusa podría entonces iniciarse cuanto antes para no tardar más a empezar a dejar atrás el actual régimen neoimperialista.

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Las leyes marciales

Rusia decreta su ley marcial en los territorios supuestamente anexionados de Ucrania como si, en efecto, aún considerase que hay que seguir la guerra, cuando si en verdad se los ha anexionado no tendría ya motivos para continuarla. Es, pues, de las de mayor sinsentido que pueda haber entre las leyes marciales que existan o hayan existido.

Desde el Kremlin se prosigue un conflicto bélico en Ucrania que, a todos los efectos, debiera cesar atendiendo a que considera suyos los correspondientes territorios que se suponen anexionados. Claro que si no lo hace es porque, desde su perspectiva del discurso, considerará que Ucrania es ahora el país invasor, y además lo considerará injustamente invasor, como si la propia Rusia no lo hubiese sido en primer lugar.

Una ley marcial como la que Rusia ha decretado en territorios de Ucrania no es, en consecuencia, a la práctica más que papel mojado, si bien puede servir como elemento propagandístico para en uno y otro bando provocar determinadas reacciones. En realidad, la guerra sigue siendo la misma y las estrategias de Moscú, como justo la de la ley marcial, apuntan a ser, ante la propia inoperancia y desesperación rusa, cada vez más imaginativas que propiamente bélicas.

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Navegar a través del ciberespacio posmoderno

Puesto que hubo una Internet preglobal y previa, además y por lo tanto, a la posmodernidad, puede aplicarse la misma condición a las demás expresiones para referirse a ella y a los recursos telemáticos de los que puede identificarse precedentes cuando lo que existía era Arpanet. Y por lo mismo, en oposición, puede aplicarse en cuanto a la condición posmoderna.

La Internet, o el ciberespacio o la red de redes, en la modernidad era de un alto nivel restringido en comparación a lo que, hoy particularmente, se concibe como de acceso público y abierto. En cambio, navegar a través del ciberespacio posmoderno que en la actualidad nos es tan común hasta el punto de haber una generación que no conoce un mundo sin Internet es lo que en buena medida nos define en esencia como miembros del nuevo orden social.

A su vez, la Internet posmoderna ha experimentado dos fases bastante claramente diferenciadas. La primera, como una infraestructura esencialmente teleofimática; la segunda, como una infraestructura que trasciende los típicos dispositivos agrupables bajo el concepto de lo que por lo común se entiende por computadora: se trata de la IoT.

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De una guerra fría a un choque de civilizaciones

Si a lo largo de las últimas décadas se ha configurado un mundo que corría el riesgo del choque civilizacional, habría sido de esperar mayor previsión ante conflictos de línea de fractura. Para ello, en pro de una buena interactividad entre culturas y civilizaciones, tendría que haberse incidido menos en el puro interés político y económico.

La humanidad ha ido, a lo largo de los últimos decenios, de una guerra fría a un choque de civilizaciones como a la práctica es, casi si no por completo, el que representa la guerra en Ucrania. Ahora es momento para, a la vez que poner fin a este cruel conflicto, que los lazos culturales y, por extensión, civilizacionales vislumbren su momento de restablecerse y reforzarse mientras los ámbitos político y económico se repiensan.

Que las dimensiones cultural, social y educacional tomen su merecido mayor protagonismo en el panorama global no exime a lo político y económico de sus debidas relevancias. Las dimensiones política y económica tienen que repensarse a fondo para precisamente desempeñar, en adelante, sus funciones mucho mejor.

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Una concienciación aperturista

Tratándose la Guerra Fría de un conflicto eminentemente político y económico, no es de extrañar que la etapa que la sucediera adquiriese, aunque fuese por simple inercia, los mismos tintes. Sin embargo, el carácter civilizacional del mundo que entonces se configuraba habría hecho recomendable que la globalización comenzase por lo cultural, social y educacional.

La globalización parece como mínimo haber promovido unas dinámicas y unas tendencias que contribuyen a una concienciación aperturista en cuanto a la disposición a comunicarse y entenderse con los demás no sólo entre los de la propia cultura, sino también respecto a los de las otras del mundo. Claro que, al haberse orientado desde particularmente lo económico y político, ha respondido bastante al puro interés del que hoy cabe lamentarse al darnos cuenta del engaño al que el régimen ruso ha jugado en los últimos decenios aprovechándose de ese interés mismo.

El aperturismo de conciencia cultural al que habría que aspirar debiera reforzar o reconstruir, aunque tenga que ser en el muy largo plazo, el entendimiento hasta entre las culturas y civilizaciones más enfrentadas. De lo contrario, el conflicto cultural y el choque de civilizaciones va a devenir la calamitosa tónica de los próximos tiempos.

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La Internet preglobal

A la vez que cabe encaminarse a la WoT, WoB, IoT e IoB, que por definición serían globales y posmodernas, merece repasarse lo que fue la Internet preglobal que, en efecto, también existió. Hubo una Internet que, fundamentalmente bajo la denominación de Arpanet, ya se desarrolló durante décadas hasta sus plenas generalización y popularización mundiales.

No en pocas ocasiones puede parecer que la idea más extendida sobre Internet es que prácticamente surgió súbita y repentinamente, como si hubiese sido el inmediato producto resultante de una época que ya de por sí se caracterizaba por la innovación tecnológica en general y la de la informática en particular. Si bien puede ser comprensible y aceptable hasta cierto punto esa idea, Arpanet se forjó, en cambio, a lo largo de décadas, aún durante la modernidad y, si no del todo, sí en buena medida durante la plena Guerra Fría, pero a espaldas del gran público.

Tenía cierto sentido que, desarrollándose esencialmente por y para círculos de defensa y académicos, no accediera precisamente el gran público aún a tal infraestructura en aquel entonces. Que Arpanet pasase a ser Internet supuso, en ese sentido, tal disrupción que puede considerarse que marca el paso de la modernidad a la posmodernidad.

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Hacia globalizar las culturas

El quid de la globalización radica en que empiece a ser más cultural, pero desprovista de cualquier orientación darwinista que impela una cultura o unas culturas a que hagan, o tiendan a hacer, desaparecer a otras. En eso, y aplicando por otra parte una clara determinación más política y económica, parece haber fallado la globalización hasta ahora.

Debiera, pues, la globalización ir más, en definitiva, hacia globalizar las culturas que en todo el mundo existen, para lo cual no hay más que, por lo menos de entrada, volcarlas y dinamizarlas más y mejor en Internet y particularmente en la blogosfera. La mayor perspectiva política y económica, a la vez que de voluntad hegemónica primermundista tras la Guerra Fría, conllevó considerar precipitadamente Rusia como una potencia fiable que lejos se le suponía estar de pretender invadir territorio ucraniano.

Sin un respeto y una reciprocidad entre las culturas del mundo, difícilmente la paz y la concordia prevalecerán sobre los conflictos tan propios de esta era como son los de carácter civilizacional. Bloguear apropiadamente tanto en macro como en microblogosfera es un buen primer paso para cualquiera en cuanto a mejorar la convivencia entre las culturas y entre las civilizaciones.

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WoB global posmoderna

La WoB es la noción por la que bien puede encajarse la Web, en su sentido más amplio, con el mundo civilizacional que justo a su mismo tiempo, el de la Web, eclosionó. Ese mismo tiempo no fue otro sino el posterior a la Guerra Fría, el del nacimiento, por lo tanto, de la globalización y la posmodernidad.

Así pues, la Web sin ser calificable todavía como WoT ni como WoB, apareció siendo ya global y posmoderna. Lo que ahora cabe concebir, yendo como conviene que vaya la Web hacia los conceptos de WoT y de WoB, sería esa WoB global posmoderna que propiamente enmarque y denote el ajuste de la WoB a los valores civilizaciones que están llamados a definir el mundo de los próximos tiempos.

Una vez que esto goce de una mayor concienciación, el uso de la Web y, por ende, de la blogosfera supondrá un mejor y profundo aprovechamiento de estos ámbitos telemáticos en pro de las mejores virtudes de cada civilización, así como en pro del diálogo entre las mismas. Sin duda, un porvenir que será prometedor de aprovecharlo debidamente.

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