Calidad fluctuante

De que a lo largo de toda la trayectoria de uno mismo y del proyecto que sea no pueda evitarse, e incluso no sea conveniente evitar, cierta transgresión respecto a lo establecido deriva que siempre habrá, potencialmente por lo menos, instantes en que lo transgresor, hasta casi si no del todo independientemente de la propia voluntad, se manifestará sin alternativa. Hasta en quien, o en lo que, tenga más veteranía y solidez la dinámica evolutiva textual y contextual a todos los niveles impulsa a ello.

Puesto que la transgresión puede ser error o innovación, alguien o algo que no produce alteraciones de lo establecido no necesariamente es alguien o algo ni mucho menos perfecto: en términos muy de blogosfera, podría perfectamente tratarse de alguien o algo más bien inclinado, según el caso, a actitudes como el estatismo, el conformismo, el inmovilismo, el desinterés e incluso el egocentrismo. Sin embargo, un constante, o muy constante, dinamismo a base de lo caótico, lo poco preparado y la manifiesta desgana no es sino fruto de actitudes también inapropiadas y que llevarán a una evolución que, si no es por puro azar y con toda probabilidad de manera muy puntual, no conseguirá la más mínima buena repercusión en su desarrollo: de aquí la importancia que reside en la mayor meticulosidad que imprecisión, desde lo cual vamos a parar a que en todo momento incipiente, sea o no además primerizo, lo importante en general en todo aquello que emprendamos reside en que asumamos que, en especial bajo la perspectiva de los demás, será habitual, y hasta necesario, que recaiga en nosotros y lo que aportemos una percepción de calidad fluctuante de tal modo que, siempre dentro de la referida mayor meticulosidad que imprecisión, seamos juzgados por a lo menos un mínimo y digno buen hacer. La calidad fluctuante, que no puede sino ser de tal clase, debemos procurar, y de hecho es lo que suele conseguirse con la veteranía, que sea en todo momento una calidad fluctuante dentro de la buena calidad; en cambio, un proceder desde las inapropiadas actitudes mencionadas no nos conllevará sino siempre una calidad fluctuante dentro de la mala calidad o, a lo sumo, dentro de una buena calidad muy esporádica.

El dominio adecuado de la calidad fluctuante es lo que hace que en ciclos primerizos de lo que sea acabes yendo hacia una etapa de mayor consolidación y, asimismo, en tal etapa de consolidación, hace que afrontes mejor los nuevos ciclos incipientes que vayan teniendo que seguir dándose. Teniendo la plena convicción de que nunca conseguirás, ni de hecho conviene que consigas aun siendo posible, una perfección absoluta pero moviéndote dentro de la mayor meticulosidad que imprecisión, tendrás mayores probabilidades de que lo transgresor que produzcas tenga tendencia a ser considerado por lo menos de cierto buen grado innovador.

Donde primero publicar en la blogosfera

Los contenidos compartidos poco más remedio tienen que ser los de cada red social dentro de la misma red social, tanto en la microblogosfera generalista como en la especializada. En cuanto a los contenidos de elaboración propia, lo más recomendable sería que, dependiendo del caso, se ubiquen o bien en la macroblogosfera o en redes sociales especializadas.

Ante la duda de decidir por dónde empezar a publicar las elaboraciones genuinas que realicemos para la blogosfera, nuestro parecer es claro: si es texto elaborado, entendiendo en este caso texto alfanumérico, el lugar donde primero publicar en la blogosfera está en el macroblog vinculado al proyecto blóguer general; mientras que si se trata, en especial, de foto o audiovisual resulta mejor, habiendo redes sociales especializadas tan completas y popularizadas como las hay, aprovechar tal especializada dimensión microbloguera para publicar primero en ella estas últimas clases referidas de contenidos. Tras publicar lo que sea que hagamos en función de las preferencias mencionadas, cabrá hacer de todo ello que resuene en los perfiles que tengamos de redes sociales generalistas; así pues, bien es cierto que según nuestra perspectiva, las redes sociales generalistas no tendrían prácticamente nunca contenido propio colgado en ellas en tanto que sean justo ellas el origen; lejos está, no obstante, de nuestra intención que se entienda que debe ser en efecto así en todos los casos y de manera inquebrantable: se trata de una sugerencia a tener en cuenta en general, pero por supuesto puede haber quien considere que, de manera más habitual o más excepcional, deba colgar un contenido propio primero en redes sociales generalistas, en particular cuando se trata de texto alfanumérico, y también en bastante medida fotos.

Optando por publicar primero algo en redes sociales generalistas, cabrá hacer entonces de ello que resuene por lo menos en la macroblogosfera. Según el formato mediático que sea, derivarlo de redes sociales generalistas a especializadas va a resultar complicado, pero de lo que en definitiva se trata es de que, compartiendo contigo mismo en tu macroblog, o portal similar, los contenidos que hayas colgado primero en tus redes generalistas y especializadas mantienes en todo tu proyecto blóguer un coherente sentido de conjunto.

Muy constante continuidad en las redes sociales especializadas

Al abordar la muy constante, a poder ser diaria, continuidad en la microblogosfera tomando de referencia el correspondiente macroblog o portal similar del proyecto en su conjunto, se tienen que tener en especial consideración las redes sociales generalistas, pero sin obviar que, aun con su especificidad, a la microblogosfera especializada conviene aplicarle la misma rutinización. Que por lo que sea no se aprovechen las redes especializadas para contenido propio, aprovechamiento que es de hecho lo más o por lo menos de lo más interesante que con ellas se puede llevar a cabo, no implica que no se puedan, e incluso que no se deban, dinamizar muy constantemente también.

Garantizar la muy constante continuidad en las redes sociales especializadas, como debemos procurar por lo menos en las más importantes, no tiene por qué pasar, en especial en ciclos incipientes sean o no además primerizos, por la aportación de contenido propio, pues según el caso, hacer esperar la puesta en marcha, o la continuidad, del proyecto que sea hasta tener capacidad de estar en plenas condiciones de difundir en tales redes contenidos propios puede llevarnos a retrasar en demasía la dinámica del proyecto en cuestión sin que haya en verdad necesidad de ello. Toda red social, por muy enfocada que por su eventual condición especializada esté hacia la aportación de contenidos propios de los usuarios, no deja de proporcionar la opción de compartición, así que ahí es donde encontraremos lo que nos resulte factible aprovechar para dar al perfil de toda especializada red social en la que estemos la recomendable continuidad muy constante, si bien bajo nuestro entender la muy elevada constancia en redes sociales especializadas no es tan relevante que sea diaria como sí lo es en las redes sociales generalistas. De hecho, en base a lo que nos parece calificable de actitud no sólo multimedia sino multimultimedia, también en caso de que en efecto aportemos contenido propio en redes sociales especializadas es una lástima limitarnos a ello y no aprovecharlas para hacer también compartición, de modo que en base a un proceder muy bidireccionalmente interactivo estaremos fomentando en nosotros mismos la combinación entre difundir y aprender.

Conseguir un buen manejo de las redes sociales especializadas pasa por que procures usarlas, al igual en definitiva que las generalistas y los blogs más al uso, tanto en tu función de emisor como en tu función más intermediaria. Bien es cierto que, sin embargo, en las redes sociales generalistas no resulta muy conveniente enfocarlas mucho a contenido propio del que las hagas el origen en el que lo cuelgues, aun siendo esto viable; a tu contenido propio en las redes sociales generalistas, siempre conviene que le des forma a partir de tu contenido propio en el asociado macroblog o portal similar, o bien de tu contenido propio de las redes sociales especializadas en las que estés.

El plazo expectativo

Debido a que el macroblog, o portal internáutico similar, según tenga una dinámica menos o más constante y que centre o por lo menos sirva de cierta referencia para la esencia del conjunto del proyecto blóguer la expectación a crear tendrá que gestionarse de manera diferente, deviene fundamental que se aborde en qué medida lo expectativo cobra sentido en aquello que en la blogosfera se emprenda. Para ello, el punto de partida cabe situarse en el constante dinamismo diario de la microblogosfera generalista.

Es necesario que las redes sociales las dinamicemos con muy constante continuidad dentro de lo que, aun cuando implique, como de hecho nos parece que debe implicar, hacerlo a diario, no sobrepase un límite a partir del cual pueda considerarse que ofrecemos saturación de información. Teniendo esto en mente, faltará que seamos capaces de calibrar de modo pertinente el plazo expectativo para todo público al que nos dirijamos, lo cual conlleva que, asumiendo el ritmo, o periodicidad, de muy constante continuidad, a poder ser diaria, aplicable a las redes sociales, hallemos cómo hacer del plazo en el que el macroblog se actualice, siempre que no sea a diario, la guía con la que precisamente dinamizar a diario las redes sociales. En el caso de que el macroblog sea de actualización diaria se deduce bastante claramente que, en función de lo que desde nuestra perspectiva resultaría recomendable, el plazo de expectación que condicione a las redes sociales irá al unísono respecto a tal macroblog. Mientras el macroblog no sea de actualización diaria, haremos bien al enfocar la función de las redes sociales hacia el mantenimiento de la expectación en cuanto a la próxima actualización que se produzca en el macroblog, o en todo caso portal más o menos similar, y teniendo presente en todo instante que tal actualización macrobloguera o de clase parecida, aun siendo muy a largo plazo, por ejemplo anual, no conviene que sea esporádica, ni que dé signos claros de un estatismo que en verdad sea fruto del abandono.

Cuando el macroblog es de clase estática, que no necesariamente abandonada, la dinamización de las redes sociales carecen, como de hecho ocurriría en situación de abandono, de referencia muy directa en base a la que establecer el plazo expectativo. No obstante, ante tal circunstancia puedes recurrir a referencias más bien indirectas, lo cual implica, tomando de base aquello de lo que el macroblog, o portal similar vinculado al proyecto, aborde busques acontecimientos o efemérides que guarden relación con ello para en base a esto proceder a la conveniente dinamización diaria en las redes sociales.

Hacia la creación de expectación

La rutinización de todo el proceso comunicativo específicamente bloguero, no implica que el proyecto blóguer en su conjunto no pueda depender de, o incluso estar del todo centrado en, otra clase de proyecto, específicamente comunicativo o no, que, por su naturaleza, no esté sujeto, y hasta no deba estarlo, a una periodicidad tan constante como la que un macroblog dinámico y las redes sociales generalistas tienen que mostrar. Es tarea, sin embargo, de quien se ocupe del eventual y siempre recomendable macroblog dinámico y de las imprescindibles redes sociales generalistas encontrar el modo de dinamizar estos canales con la constancia pertinente.

Todo aquello que emprendamos dirigido a algún público necesitará la blogosfera, por lo menos para tener presencia en las redes sociales generalistas, lo cual ya conlleva una alta conveniencia de una dinamización a diario. Además, y si no un macroblog dinámico que no obstante sería recomendable, nos hará falta como mínimo un macroblog estático o un portal no necesariamente hecho siquiera a partir de una plataforma bloguera pero que sirva de referencia propia, y mínimamente customizada en profundidad, en el ámbito internáutico. En la microblogosfera generalista, donde no conviene eludir la diaria dinamización, nos servirá de mucho un elemento internáutico, abierto, dinámico y propio para justamente tener una referencia desde la que a la vez que demostramos, aunque sea mínima, una cierta customización y por tanto un sello propio por muy modesto que sea, elaboramos contenidos a partir de los que, en un entorno más homogeneizado de por sí por lo menos en lo estético como es cada red social generalista, garantizamos la periódica, o rítmica, dinamización con la que, por tanto, contribuimos a convertirnos en costumbre para el público, o los públicos, que tengamos o queramos tener. Un macroblog de dinamización diaria servirá, en este sentido, de constante y permanente referencia para las redes sociales generalistas del mismo proyecto; si es un blog u otra clase de portal pero estático o no tan dinámico como lo que conviene que sean las redes sociales generalistas, cabrá en especial centrarnos en la compartición de contenidos, recomendablemente a diario, de la comunidad que en toda red social generalista hayamos conseguido crear.

Al convenirte dinamizar a menudo y recomendablemente a diario las redes sociales generalistas, cuanto más dinámico en sí sea en todo su conjunto el proyecto al que las vincules, y en el que de hecho estén por tanto incluidas, más tendrás para tales redes sociales contenidos, sean más propios o más ajenos, con los que asegurarte la dinamización en la microblogosfera generalista aportando, por poco que sea, un sello genuino. Si la finalidad última y central del proyecto que emprendas no tiene, no puede, o incluso no debe, tener por la razón que sea una periodicidad diaria, tendrás que intentar vehicular hacia la creación de expectación la dinamización microbloguera generalista. Por su parte, sin embargo, un proyecto de muy constante continuidad a todos los niveles blogueros y no blogueros, no debe dejar de perseguir también, pero en base a su dinámica, tal creación de expectación, recurriendo a la elevada rutinización y al debido efecto sorpresa.

Un pleno autocontrol textual y contextual

Aunque se haya logrado establecer y mantener incluso durante tiempo considerable un ritmo, o una periodicidad, de antepublicación y publicación en un blog o prácticamente cualquier otra clase de proyecto que en definitiva tenga por objeto dirigirse a algún público, la solidez en la rutina de todo el proceso desde la abstracción a la publicación no será plena de no haberse considerado aquello que en efecto pueda involuntariamente alterar tal solidez. La prevención a todos los niveles textuales y contextuales, en un sentido más allá de lo alfanumérico, se vuelve indispensable.

Por más solidez que hayamos conseguido dar a toda la rutina del proceso comunicativo dirigido a públicos, al darse, normalmente de origen externo, inusual o en todo caso con cierto grado de carácter inesperado, alteraciones indeseadas y amenazantes del debido cumplimiento de publicación se debe hacer lo posible por, aun no pudiendo evitar tales alteraciones, conseguir que repercutan lo mínimo, si es que no hay más remedio de que repercutan de algún modo, en la rutina de publicación desde precisamente la perspectiva de los públicos. A quien dirijamos lo comunicado en nuestro blog o canal similar no tiene por qué, salvo que por nuestra parte así deseemos manifestarlo abiertamente, llegar conocimiento ni otro efecto alguno de que nuestro ritmo interno, sea a título individual o grupal, haya podido estar, o haya estado de pleno, alterado. De aquí deriva la necesidad de disponer, en el máximo grado viable, de un pleno autocontrol textual y contextual a todos los niveles tanto directos como indirectos a cada momento que nos preparemos o estemos ya en disposición para publicar. Los factores textuales más directos a los que tener controlados son, en esencia, la propia buena disposición de uno mismo, o del grupo, a cumplir con el publicar y la correcta disposición de todo el instrumental necesario para que nuestra publicación se materialice; los factores contextuales también más directos serían los relativos al entorno, o los entornos, de prepublicación y publicación; respecto a los factores textuales más bien de tipo indirecto podemos identificar cualquier persona, objeto, grupo de personas o de objetos que, siéndonos aun relativamente próximos son propiamente ajenos a nuestro proyecto pero, por alguna razón, lo perturban, o pueden perturbarlo, en menor o mayor grado; y en cuanto a factores contextuales de clase más indirecta encontraríamos todo aquello fruto de procesos o acontecimientos de origen mínimamente distante, como una decisión política o fenómenos climáticos.

Las alteraciones de tu rutina bloguera, o hasta de otras clases similares e incluso si repercuten ante la recepción por parte de cualquiera que sea tu público, no tienen por qué ser inapropiadas siempre que sean realmente fruto de tu preferencia o, dado el caso de un proyecto grupal, la conveniente decisión tomada desde quien le corresponda. Sin embargo, sea o no deseada, toda alteración que afecte sustancialmente al ritmo, o periodicidad, que se percibe y se asume, o que quieras que se perciba y se asuma, por parte del público o los públicos conviene que la dotes de una explicación abierta y manifiesta que conduzca justamente al público o los públicos a comprender tal alteración ya sucedida o que vaya a suceder, según se trate respectivamente, y a lo menos por lo común, de una alteración indeseada o deseada.

Rutinizar

De lo que al fin y al cabo se trata al rutinizar el proceso de abstracción es de aplicar un ritmo o periodicidad a algo que por lo común cualquiera hace. Todo el mundo, en mayor o en menor medida, suele abstraerse como mínimo en algún momento del día, sea de manera más introspectiva, sea más en base a la compartición dentro de una cierta intimidad, pero lo propio de un blóguer y, por extensión, de todo comunicador es hacerlo de manera rutinaria para así rutinizar también la inspiración y todo lo siguiente en el proceso comunicativo dirigido a cualquier público.

Cuando rutinizamos todo el proceso de abstracción y, más aún, el de exospección y, todavía más, el de publicación, estamos ya haciendo algo que va bastante más allá de lo común que cualquiera, por la propia condición humana, y sin perjuicio de que por lo menos los animales también lo hagan a su modo, hace al abstraerse de la manera natural en que es habitual por el simple hecho de pensar dando menos o más rienda suelta a lo que se esté pensando. A todo proceso de antepublicación, que es en lo que en esencia nos estamos centrando, debemos hacer lo posible por aplicarle una rutina sólida porque así dará resultado una publicación también rutinizada a la vez que sólida y, en este sentido, bien sintetizada refiriéndonos a bien expresada; y asimismo positiva en el sentido de que consigue el buen efecto pertinente en todo público al que nos dirijamos y hasta genera a partir de ahí interactividad bidireccional por lo menos mayoritariamente favorable. Un aspecto precisamente básico en la rutinización de todo lo que nos lleva a poder publicar de la manera que, bajo nuestra perspectiva, es la idónea es el de la naturaleza individual o grupal del blog, o proyecto similar, que estemos llevando a cabo: una iniciativa individual nos permite un absoluto control de todo el proceso pero también conlleva que no podemos bajar la guardia en ningún momento respecto a la ejecución del conjunto de tareas que nos lleven a publicar, mientras que una iniciativa grupal comporta para cada miembro la comodidad de poder centrarse en aquello que le corresponda pero la publicación final acabará dependiendo de que en efecto el conjunto de los miembros estén suficientemente coordinados como para asegurar el cumplimiento de la garantía de aportar lo que se espera de la iniciativa en cuestión.

Es justamente para garantizar la publicación en base a la rutina con la que el público esté familiarizado, o se quiera que se familiarice, que según el caso que se dé te puede resultar preciso, aun llevando a cabo un proyecto individual, recurrir aunque sea puntualmente a alguien para que forme parte de tu iniciativa siendo entonces temporalmente grupal tu proyecto, o bien, aun siendo propiamente grupal el proyecto del que se trate asumir tú en algún momento ciertas competencias dentro del mismo más allá de la que, o las que, tengas o incluso asumirlas todas. De las múltiples maneras en las que se puede gestionar la combinación de jerarquización y especialización dependerá que en un proyecto grupal se dé con cierta facilidad el caso de que más allá de tus preferencias puedan variar tus responsabilidades en el marco de tal iniciativa.

Blog de muy constante continuidad

Un blog, al igual que prácticamente cualquier clase de iniciativa, puede ser, en función de la continuidad que mantenga, de tipo constante o esporádico. Siendo un blog esporádico se autoexime e incluso puede que hasta según el caso rechace la asunción del cumplimiento de aunque sea una mínima rutina, y por tanto ni de lejos una rutina sólida, respecto a su tarea emisora y de ahí en cuanto a lo que todo eventual público potencial pueda de tal blog recibir.

Asumiendo que lo ideal de todo blog, en especial en las redes sociales y más en especial todavía en las redes sociales generalistas, es por lo menos una constante continuidad por la mayor contribución que esto comporta a habituar cualquier público que tengamos a lo que publiquemos, descartamos recomendación alguna en cuanto a emprender o mantener un blog, sea macro o microblog, de continuidad esporádica aunque en los momentos esporádicos de publicación se aprovechase para un elevado dinamismo; en particular ante esto último, que no crea sino más bien confusión o en todo caso un interés puntual, mejor plantearnos un buen macroblog estático, si bien con su debida dinamización mínimamente constante a lo menos en redes sociales generalistas. Puesto que, salvo que el macroblog del conjunto de nuestro proyecto blóguer lo concibamos en tanto que estático, lo recomendable es, desde nuestra perspectiva, que tal macroblog sea la referencia desde la que a continuación dinamizar las redes sociales y que las redes sociales generalistas precisan una dinamización de continuidad no esporádica y, si no del todo, casi diaria, aquello que debe guiar todo macro o microblog que emprendamos y mantengamos es, a excepción del referido caso específico de macroblog estático, la idea de un blog de muy constante continuidad. Esto repercute en nosotros, así pues, en una muy constante tarea de autocontrol textual y contextual a todos los niveles tanto directos como indirectos y no sólo alfanuméricos para garantizar el cumplimiento de la aportación que, precisamente de nosotros, en el ámbito blóguer se espere.

Ritmo, en tanto que denominación más artística, o periodicidad, en tanto que más de carácter técnico, es lo que en definitiva te hace definir un blog de constante continuidad, sea diaria, que en particular en la microblogosfera generalista es la recomendable, sea semanal, quincenal, mensual, etcétera. Tratándose Internet en general y la blogosfera en particular de entornos tan accesibles, multimedia e interactivos y siendo, según parece, el momento actual, a nivel histórico, tan cambiante, no hay duda de que un blog de muy constante continuidad es la mejor opción que puedes escoger para dar forma a tu presencia telemática y a la de todo proyecto, sea propiamente blóguer o de otro tipo, del que te ocupes del todo o del que de alguna manera formes parte, ya se trate, en cualquiera de los casos, de un proyecto de carácter intermediario o no, personal o impersonal, individual o grupal.

Blog de constante continuidad

La rutina sólida de publicación que se percibirá por parte de todo público conlleva de hecho un mínimo de dos rutinas sólidas previas por parte de quien publique: la primera en relación a la obtención de inspiración y la segunda en cuanto a aplicar la debida exospección. En cada una de ellas, asimismo, en función del formato mediático y de la complejidad en sí del contenido, habrá que desarrollar específicas subrutinas para conseguir la óptima publicación final.

Garantizar que, en particular en blogs, y proyectos similares, que sean dinámicos cumplimos con una rutina al publicar, rutina cuya importancia yace en que contribuye a que cualquier público al que nos dirijamos se familiarice con nuestra iniciativa y la tome dentro de sus costumbres habituales, va a hacernos asumir una rutina de abstracción para conseguir la inspiración y una rutina de exospección para asegurar que lo que publiquemos está convenientemente revisado en cuantas capas de supervisión y afinamiento sean precisas. Si a cada nueva publicación somos capaces de aprovechar y controlar unos mismos elementos textuales y contextuales, en ambos casos tanto directos como indirectos, que nos aseguran el cumplimiento de la garantía de publicar, disponemos entonces de una rutina sólida, de hecho de unas rutinas sólidas, de abstracción y exospección con sus debidas subrutinas también sólidas. De manera menos o más voluntaria por nuestra parte, la configuración textual y contextual a todos los niveles que nos asegura cumplir con la rutina sólida que garantiza la publicación puede cambiar afectando en mayor o menor medida a la abstracción, a la exospección o al propio momento de publicar, sea sólo a uno de estos instantes, a dos o a los tres. Un solo contenido publicado, tomado de manera independiente, aislada, por ejemplo y en especial en un blog, puede ser considerado según el caso algo muy simple y fácil de realizar casi bajo cualquier circunstancia, pero concebir un blog de constante continuidad, como en efecto es preciso que sea por lo menos en las redes sociales sobre todo generalistas, resulta una tarea que precisa de permanente autocontrol textual y contextual a todos los niveles.

En todo blog, entendiendo tanto si es macroblog como microblog, que desarrolles te irá bien identificar los principales factores que puedan en un momento determinado constituir una seria amenaza al cumplimiento de la rutina de publicación que todo público al que te dirijas tenga ya, o quieras que tenga, familiarizada: se trata de no hacer sino prevención. Analizar los peligros que puedan emanar de ti mismo y de tus herramientas, así como los que puedan tener su origen en cuestiones más de tipo indirecto, será lo que dado el caso te permita reaccionar mejor.

Una rutina sólida

El dinamismo y la clase de temática que se aborde en un blog, o en prácticamente cualquier otro canal comunicativo más o menos similar, determinarán de entrada bastante la medida en que convenga, y se pueda, proceder con mayor o menor antelación o mayor o menor inmediatez en la prepublicación, publicación y pospublicación. Además de estos factores más bien de carácter estrictamente textual y contextual en sus dimensiones más directas, podrán haber, aunque sea de vez en cuando, condicionantes de tipo más indirecto.

Tomar, de modo análogo a lo contextual, el sentido de lo textual desde una perspectiva amplia, más allá por tanto de lo alfanumérico, nos ayuda a entender que, junto a los determinantes textuales, y contextuales, que de manera más directa según hayamos dado forma a nuestro proyecto condicionen en qué medida nos resulta viable y recomendable actuar por antelación o por inmediatez, hay factores textuales y contextuales que indirectamente van a poder tener incidencia a nivel de cierto, e incluso relevante, condicionamiento. A lo que nos lleva esto es en definitiva a que más allá de que establezcamos, como de hecho de eso se trata en cierta medida por lo menos, una rutina sólida a base de fundamentarla casi, si no del todo, en exclusiva según las características que nuestro proyecto, blóguer o de otro tipo, requiera, habrá más tarde o más temprano factores que a la iniciativa en cuestión le serán indirectos pero que pueden derivar en una alteración sustancial directa, dependiendo de cómo seamos capaces de manejar tales factores. Puesto que por mucho que sufra alteraciones directas incluso muy sustanciales un proyecto mínimamente consistente y a su vez emprendido y mantenido con dedicación y entusiasmo va a acabar por desarrollar una sólida rutina y ello se va a reflejar en lo percibido por el público o los públicos, una importante habilidad de toda veteranía en general y blóguer en particular es la de conseguir que toda perjudicial alteración de tal rutina, por más variación del ritmo interno que implique, no redunde, o lo haga lo mínimo posible, en lo que al público o a los públicos les debe seguir llegando debidamente sintetizado, en el sentido de debidamente elaborado, de nosotros en base a tal rutina.

Por más que tu blog sea de carácter estático, o incluso dándose también el caso de una vertiente de tal proyecto que ni siquiera sea en forma de blog pero que sea del todo o muy estática, las redes sociales siempre van a tener la conveniencia de un dinamismo casi, si no del todo, diario; de manera que la rutina sólida de toda iniciativa en que te involucres deberás desarrollarla por lo menos en este aspecto. Los dispositivos móviles ya tan popularizados y la inclinación a las publicaciones breves muy propia de las redes sociales te facilitan sin embargo la sencillez de garantizar el dinamismo en el que fundamentar la solidez rutinaria de todo el proceso desde antes hasta después de la publicación.

Ansia de hacer más

Si bien la fácil y prácticamente universal accesibilidad a una también fácil y prácticamente universal difusión hace de lo telemático, y por tanto de la blogosfera, un enorme avance al que merece serle reconocida la relevancia de dimensiones históricas, no tomarse cada cual a nivel particular con la debida importancia lo que concierne a la antepublicación puede conducir más bien a un pobre aprovechamiento de lo que la tecnología internáutica brinda. Cabe, sin embargo, encontrar el buen punto medio entre prepararse con antelación extrema y una casi, si no por completo, ausencia de preparación.

En ciclos primerizos e incipientes debido al ímpetu propio de los comienzos, y en ciclos de veteranía por la tendencia a manejarse bien la meticulosidad con la agilidad, nos puede dominar, en general pero en concreto en Internet y más aún en la blogosfera por sus fáciles accesibilidad y difusión características, el ansia de hacer más cada vez, expresándonos por compartición o por introspección y en cuanto más grado multimedia seamos capaces de desarrollar, todo lo cual no es en sí mismo malo en absoluto. Lo que siempre debemos procurar es que del ansia sana que estamos abordando no se derive una falta de debido equilibrio entre abstracción y concreción en la fase de prepublicación y ni una falta de orientarnos así en todo momento hacia una publicación bien sintetizada, en el sentido de expresada con la debida positividad para que cause el efecto preciso en cualquier público al que nos dirijamos. De hecho, la propia diversificación de la blogosfera no sólo habiendo ya los blogs al uso sino también redes sociales hace que sea una lástima que cualquiera no aproveche al máximo en toda iniciativa de la que en mayor o menor grado forme parte las amplísimas, accesibles, inmediatas e interactivas capacidades comunicativas del entorno blóguer, pero es bueno hacerlo sin que el ansia nuble las opciones de que por más breve y por más informal que vaya a ser una publicación resulte algo que no esté expresado, tanto en la forma como en el fondo, de la mejor manera que seamos capaces.

Mientras domines tu sana ansia de hacer, y dado el caso de hacer más, y tengas clara la importancia que tiene la dedicación que debas aplicar a la prepublicación de lo que sea que en especial en la blogosfera difundas, te quedará calibrar del mejor modo que te resulte factible la antelación, o bien, la inmediatez que, además de la publicación en sí, merezca tal prepublicación. La antelación siempre garantiza tener algo que como mínimo sirva de base para lo que publiques en un momento determinado, si bien una antelación extrema suele requerir que te asegures de no acabar por publicar un contenido desfasado; la inmediatez, por su parte, contribuye a reportar frescura en lo que difundas pero no olvides entonces confirmar que no estés precipitándote al hacer una publicación que no esté meditada suficientemente.

Delimitación en abstracto

Por menos o más divagación a la que se recurra, toda abstracción en el proceso comunicativo blóguer y de tipo similar conviene que sea moldeada por una delimitación temática, aunque sea mínima, para llegar a la inspiración, y más si se pretende que de la inspiración, y posterior exospección, emane algo que refleje originalidad. Cabe distinguir tal acotación de temas y la selección a la que en concreto puede hacerse referencia para la otra vía de abstracción que además de la introspección hay.

Tanto al hacer introspección como al manejar material ajeno no dejamos de hacer selección, así que cuando se trata precisamente de material ajeno nos resultará con toda probabilidad bastante adecuado referirnos a la selección en tanto que compartición, si bien dando por sentado que siempre ha de tratarse de una compartición legal, consentida y hasta, según los casos, deseada por la parte compartida en cuestión. La delimitación, en especial de ámbito temático, que tanto si se trata de compartición como de introspección debemos aplicar nos garantizará que de la inspiración, por más rompedora que pretendamos que sea nuestra publicación final, emane un sentido mínimo, se trate del formato mediático del que se trate, y que antes de tal publicación pero tras la inspiración, la tarea de exospección nos resulte dentro de lo que cabe más llevadera. De la delimitación en abstracto que estamos abordando, el origen puede permitirse en especial en ciclos primerizos propios y de proyecto ser de cierta aleatoriedad, lo cual puede que hasta no resulte a veces posible de otro modo; pero en ciclos de veteranía, cuando un mínimo sello propio se supone que ha cobrado solidez, debiera ser la costumbre por un lado sobre todo en cuanto a fuentes de información para la compartición, y por otro lado la autoinspiración en particular para fuentes propiamente de inspiración para la introspección, aquello que nos guíe a inspirarnos.

Hasta tal punto puede llegar, en particular en ciclos de veteranía, a estandarizarse, como de hecho se trata de que en cierta medida acabe ocurriendo, tu estilo sea de contenidos personales o impersonales y en cualquier formato, que incluso cuando pretendas respecto a lo que hayas hecho una transgresión altamente innovadora, si no del todo revolucionaria, la tendencia en el público o los públicos sea la de seguir encontrando similitudes con lo previo que realizaste, de no ser que en especial tú mismo trates de justificar lo contrario. Y sin embargo, puede que incluso ante tal justificación debidamente hecha, lo de las similitudes no deje de albergar cierta razón aun siendo en su caso muy a tu pesar.

Divagar

Mientras en especial los fundamentos temáticos vehiculen lo que acabe plasmándose en un blog, o en prácticamente cualquier vía comunicativa, un cierto divagar puede ser del todo practicable, dando de resultado, de un lado, evitar por parte del emisor tener que estar sujeto a una permanente y rígida preparación con la antelación máxima y, de otro lado, aportar al público o a los públicos el conveniente y constante efecto sorpresa. Se trata, así pues, de algo propio de la antepublicación y la publicación.

A diferencia de la lluvia, o tormenta, de ideas, la divagación, en tanto que procedamos a asumirla a modo de práctica comunicativa efectiva, o sea positiva, no está necesariamente limitada a la antepublicación, ni a la introspección, ni a hacerse por lo general más bien en grupo. Bien nos puede convenir hacer de la divagación, sin caer en lo caótico, una manera de dar forma definitiva a aquello finalmente publicado en nuestro blog, o en otro canal comunicativo, siempre que a lo menos hayamos procurado mantener unos fundamentos temáticos debidamente supervisados en la exospección, pues siempre que una divagación la mantengamos circunscrita a nivel temático, incluso siendo lo que caracterice la publicación final, no se apreciará con toda probabilidad pérdida alguna de sentido. Más allá de ser, como de hecho puede serlo, una manera de limitarnos en la prepublicación a la introspección, divagar también puede hacerse al ir alternando la consulta de materiales a los que potencialmente seleccionar de base para lo que, sobre todo si estamos desarrollando un proyecto intermediario, publiquemos. Si bien la divagación es factible llevarla a cabo de manera individual o en grupo, el contenido final publicado fruto y a su vez reflejo de una divagación grupal deberemos haberlo sometido a una exospección por lo general bastante más farragosa, sin perjuicio de poder darse el caso de que tal contenido final no tenga por qué ser mejor que uno fruto del procedimiento individual.

Toda divagación en la abstracción, si en particular estás en ciclos de veteranía y en los que así pues tendrás seguramente tanto un buen bagaje como una buena capacidad de seguir asimilando lo nuevo, es en potencia el inicio del encuentro de la originalidad y de un camino a la inspiración. Sin embargo, si a una divagación de antepublicación no la circunscribes de manera debida a unos fundamentos temáticos, lo publicado no sólo no responderá a una firmeza de tema, sino que toda divagación que pretendas en efecto reflejar no tendrá una mínima coherencia que, dentro del propio divagar, permita la efectiva, o sea positiva, comprensión.

Publicar ágilmente pero a su vez meticulosamente

De lo que se trata habiendo conseguido la fácil complejidad es que ello se refleje en un acto de publicar que se caracterice por mostrar precisamente ante el público, o los públicos, que lo que se ofrece es de un contenido ciertamente bien elaborado y que se publica de manera ágil, propio de lo que se entiende que debe emanar de la veteranía. Conseguir manejar una fácil complejidad que se quede en la fase de antepublicación ya no tiene, a corto ni a largo plazo, mucho sentido.

Esperar a un momento futuro lejano para dar a conocer lo que gestemos es cada vez menos propio de nuestro tiempo, no necesariamente por un eventual cambio general en la gente hacia actitudes más impacientes, lo cual no nos parecería en cualquier caso una buena justificación, sino porque de la generalización de la amplia accesibilidad a las aún a menudo denominadas nuevas tecnologías y de la gran amplitud de difusión que éstas permiten se deriva una innecesaria espera a publicar aquello que creamos conveniente. Esto no implica que en lo que publiquemos no debamos tener cautela, precaución, cuidado, y es por eso que precisamente nos resulta tan relevante tener claras las fases de antepublicación en general y de anteblogueo en particular, pues siendo conscientes de que ambas fases esenciales, o sea abstracción y concreción, son por igual de suma importancia estaremos en disposición de vehicular mejor el punto clave que hay entre las mismas, o sea la inspiración, y el punto clave que les va a continuación: la publicación. Máxime por tratarse de un ámbito en el que la publicación es tan fácil para cualquiera, la manera de diferenciarnos eficazmente y del mejor modo respecto a los demás en la blogosfera es en efecto publicar ágilmente pero a su vez meticulosamente, incluso en entornos que predisponen tanto a la total informalidad como son las redes sociales.

Que aun teniendo un blog, entendiendo en este caso un macroblog, de tipo estático no convenga que dejes de lado el dinamismo si no diario por lo menos bastante constante en la microblogosfera, no debe hacer que la meticulosidad te parezca una labor angustiosa. Lo bueno de las redes sociales es que si bien se prestan al dinamismo, también se prestan a las publicaciones breves: esto aplica en especial en las redes sociales generalistas, en las que, al igual que con la macroblogosfera si bien en tal caso con un único macroblog, es recomendable que tengas la máxima presencia por muy especializada que sea tu labor y por mucho que por eso mismo tengas también la debida presencia en toda red social especializada que convenga.

Fácil complejidad

Al transitar hacia las complejidades que toda trayectoria comporta en sus ciclos de veteranía, si bien se habrá dejado atrás todo lo primerizo, tales complejidades requerirán, a medida que se desplieguen, nuevos ciclos incipientes dentro de la propia veteranía y, por tanto, ciclos que aun siendo en sí iniciales de algo, no son propiamente primerizos al estar ya sustentándose en el bagaje de la referida veteranía. En todo caso, lo incipiente en este sentido implica, más bien, recomienzo.

Que consigamos, como de hecho se trata en prácticamente todo, alcanzar el manejo de una fácil complejidad en aquello respecto a lo que desarrollemos nuestra trayectoria blóguer, o de otra clase de emprendimiento, no debe derivar en que concibamos estar en una veteranía absoluta, lo cual nos llevaría al estancamiento, sino que nos resultará mejor tener la perspectiva de una veteranía que seguirá desarrollando ciclos en los cuales, así pues, habrá reinicios que sin embargo no implicarán, a lo menos en el ámbito más conceptual o abstracto, una condición primeriza. Procurando cultivar en especial no sólo lo multimedia ajeno sino lo propio y, en definitiva siguiendo esta línea, lo multimultimedia, apreciaremos, en el ámbito internáutico en general y el bloguero en particular, que tras un mínimo bagaje desarrollado y siguiendo desplegando las complejidades cuantitativa y cualitativa en las que es natural que derive nuestra trayectoria, si bien deberemos ir cubriendo nuevos formatos con los que quizá no estemos familiarizados respecto a lo referente a la fase de concreción, no los estaremos abordando ya desde un ciclo calificable de primerizo sino en todo caso de incipiente como mínimo desde lo que concierne a la fase de abstracción, debido precisamente al importante bagaje esencial con el que contemos. De esto deriva que primerizo e incipiente deben acabar por no implicar necesariamente lo mismo, igual que debe acabar ocurriendo entre dificultad y complejidad.

Ya sea individualmente, ya sea en grupo, la fácil complejidad en la trayectoria propia y la de proyecto es un objetivo al que llegarás con un buen despliegue hacia lo multimultimedia en base muy en concreto a unos fundamentos temáticos bien asentados. Por un lado, a tal complejidad tendrás un cierto grado de tendencia natural a llegar, pero por otro lado, incluso en el caso de no ser un proyecto esencialmente blóguer, requerirá de una presencia blóguer bien gestionada.

El óptimo equilibrio antebloguero

Dependiendo de la complejidad de lo que se pretenda transmitir y del tiempo dedicado a realizarlo será factible que el equilibrio entre abstracción y concreción esté más o menos bien conseguido. Aunque no siempre vayan a tener que, o poder, darse en la misma proporción, es con toda probabilidad lo más normal que complejidad y tiempo sean, o por lo menos tengan tendencia a ser, directamente proporcionales.

Si a más complejidad, que no necesariamente mayor extensión o cantidad, requerimos más tiempo de preparación, puede suponerse de entrada que a medida que vayamos ganando en veteranía la complejidad, tanto cuantitativa como cualitativa, en que es natural que nuestro bagaje aumente hará que precisemos cada vez más tiempo para tener que elaborar contenidos procurando seguir aportando originalidad. En particular en lo que concierne a blogs, cuanto en especial más multimedia, y más multimultimedia, sea lo que queramos difundir, más complejidad estaremos abordando y en este sentido más tiempo deberíamos precisar para ello; esto no deja de tener su importante porción de verdad en tanto que a más ciclos recorridos de trayectoria blóguer, o emprendedora en general, la idea es que cada vez todo proyecto al que queramos consagrar nuestra dedicación acabe por ocuparnos buena parte de nuestro tiempo. No obstante, aun manteniéndose en todo momento la proporcionalidad directa entre complejidad y tiempo, el óptimo equilibrio antebloguero no tiene que consistir en cada vez más cosas complejas que requieran cada vez más tiempo según vaya avanzando la trayectoria blóguer, pues ya que la complejidad será algo respecto a lo que nos estaremos familiarizando nos debiera resultar cada vez más fácil manejarnos con ella, llegando a separarla de la dificultad y haciendo que por más complejidad con la que operemos, la tratemos de modo más fácil y precisemos no mucho tiempo.

Mientras respetes asimismo una cierta buena proporcionalidad directa entre abstracción y concreción dentro de un adecuado tiempo de realización determinado, podrás lograr que complejidad y dificultad no vayan necesariamente unidas e incluso que lo complejo, según avances en tu trayectoria blóguer, o de tipo más o menos similar, te resulte cada vez menos difícil, requiriendo menos tiempo de lo que necesitarías si lo complejo no te resultase fácil. Complejidad, así pues, aunque vaya aumentando y lo haga a su vez el tiempo requerido, a la práctica ambos serán menores de manera directamente proporcional respecto a lo que te puedan reportar en ciclos incipientes y primerizos.

Cuando entre abstracción y concreción hay óptimo equilibrio

De una abstracción no demasiado buena puede, no obstante, acabar resultando una mínimamente bien sintetizada, que no necesariamente breve ni resumida, publicación si se ha exospeccionado de la debida manera. Asimismo, una abstracción convenientemente llevada a cabo es factible que acabe compensando una concreción en la que por la razón que sea no se haya aplicado la exospección pertinente.

Para toda publicación, aun por más informal que, como en particular suele darse en las redes sociales, nuestro estilo sea, lo ideal es cuando entre abstracción y concreción hay óptimo equilibrio, de modo que no obtengamos imprecisión alguna siquiera, o por lo menos no obtengamos más que una cantidad mínima apreciable, si no prácticamente irreconocible. Saltarnos una u otra de las fases de anteblogueo, o en general de antepublicación, con la idea de que así ganamos en informalidad es, desde nuestra perspectiva, una importante equivocación, pues conseguir un buen estilo informal no deja de ser tan, o a veces incluso más, complicado que conseguir un adecuado estilo estándar o erudito. En efecto la costumbre que cualquiera a la práctica suele tener más en relación con lo coloquial contribuye a que podamos tener, en su caso, una buena base con la que desarrollar en cualquier formato mediático un buen estilo informal, pero para conseguirlo del todo no debemos saltarnos en mayor o en menor grado la fase de reflexión o la de revisión: al contrario, tenemos que cultivarlas, como debe hacerse también respecto a lo estándar y lo erudito, con su debida orientación a la positividad comunicativa y, en este sentido, procurar que abstracción y concreción estén siempre entre sí óptimamente equilibradas.

Aunque vayas a publicar, en un blog o en prácticamente cualquier otra vía comunicativa, a base de realizar abstracción con mayor práctica de introspección, puesto que la originalidad, como se aprecia más claramente cuando se trata de selección, tiene su origen en la colectividad, tu tarea para llegar a la inspiración, y después a la exospección, siempre tendrá un mínimo componente de tomar de referencia, en especial, tus niveles contextuales indirectos. La introspección deviene así un transitar en abstracto por aquello que en todos los aspectos forme parte de tu propio ser.

Reflexión y revisión

En esencia, lo que dificulta o imposibilita por parte directa del emisor una comunicación, bloguera o de otro tipo más o menos similar, que tenga una mínima positividad, y por tanto, eficacia comunicativa, es la falta de reflexión, la falta de revisión o una combinación de ambas. Llevadas al extremo, tales faltas derivan en las dos vertientes de lo que se puede denominar el síndrome del post o del blog en blanco.

De la falta de debida reflexión, sea para hacer introspección sea para hacer selección en función respectivamente de si abordamos ideas y materiales más propios o más ajenos, resulta el principal obstáculo o hasta la absoluta incapacidad para que alguien supere, si lo tiene, el síndrome del blog o del post en blanco en la modalidad que afecta a las ideas, esto es, a la fase de abstracción. Si de lo que carecemos es, por la razón que sea, de incapacidad para la debida revisión, el síndrome del blog o del post en blanco nos puede acabar afectando en la fase de concreción por mucho que hayamos solventado bien la fase de abstracción o, en todo caso, puede que no sea tan fuerte como para hacer que no nos atrevamos a publicar pero, al no haber procedido en la concreción mediante la debida exospección, estaremos con toda probabilidad publicando el contenido que sea más caracterizado por la imprecisión, e incluso por el error, que por la meticulosidad. Así pues, reflexión y revisión son nuestras principales aliadas en el momento de antepublicar en general y antebloguear en particular, y lo son respectivamente en cuanto a la abstracción, o sea, la consecución de la inspiración, y en cuanto a la exospección, por tanto el revestimiento de aquello que estemos elaborando cuantas veces sean precisas para que una vez publicado sea la mejor de las versiones posibles y sea más factible que la debida positividad funcione.

Con la pertinente reflexión en cuanto a lo que vayas a difundir, estarás asegurando que el contenido del que finalmente se trate esté bien elaborado en cuanto al fondo, mientras que con la adecuada revisión, dotarás tal mismo contenido de una buena elaboración respecto a la forma. Que de entrada los ciclos de veteranía acaben llevándote a hacer todo esto con mayor soltura no debe hacerte caer en la extrema relajación de pensar que todo va a resultarte ya simple, pues a medida que estés en tales ciclos la complejidad, tanto cuantitativa como cualitativa, que habrá ido aumentando en tu bagaje constituirá el principal reto para seguir aportando originalidad.

La inspiración puede venir de golpe o por partes

Cuando se encuentra la plena inspiración se está en el punto medio de la fase de anteblogueo, o en general de antepublicación; sin embargo, hasta ser plena, la inspiración puede venir de golpe o por partes, por lo que no siempre se la puede identificar con un instante claro, nítido y definido. Aunque por delante quede una labor en menor o mayor grado intenso de exospección, la inspiración da de resultado un material de base que, como por ejemplo en el caso de lo común hablado, no tiene por qué ser propiamente algo palpable.

Probablemente la mayoría desearía que, al bloguear o en definitiva al comunicarnos de cualquier modo, la inspiración viniera siempre de golpe, además de en el momento que interesase, y que la exospección necesaria fuese mínima. El deseo puede hasta ser más fuerte, y quizá frustrante al no conseguirlo con la supuesta facilidad que debería conllevar, cuando se tiene noticia de casos, en menor o mayor grado ciertos, de que por lo que parece alguien tuvo un éxito rotundo tras haberse inspirado de tal guisa. Lo bueno es que, salvo en tales casos que si siendo ciertos se corresponden además con gente que en apariencia no goza de una sólida experiencia que le pudiera permitir tener tal clase de inspiración tendrán seguramente en verdad más de engañoso o de fortuito que de influjo divino, la inspiración casi, si no del todo, de golpe y al deseado instante puede resultarnos factible en bastantes e incluso muchas ocasiones siempre que en efecto nos encontremos en ciclos más bien de veteranía respecto a aquello de lo que nos ocupemos. Un blóguer, u otra clase de emprendedor, que haya madurado convenientemente en su trayectoria debiera disponer, por un lado, de notable bagaje propio y, por otro lado, de remarcable agilidad para asimilar lo nuevo, y con todo ello inspirarse con cierta facilidad; tendría incluso que ser capaz de combinar la inspiración de golpe, le llegue en menor o mayor medida habiéndola buscado, y toda eventual inspiración que le vaya llegando por partes a lo largo de un determinado ciclo o de varios ciclos.

Aunque formalmente, y por una cuestión práctica, en la fase de antebloguear te convenga distinguir claramente entre las etapas de abstracción y concreción separadas por la inspiración, bien puede que, al haber concretado y por tanto haber pasado a cuando debes proceder a la exospección, retorne a ti la inspiración sea más de golpe sea más por partes. Según el eventual margen establecido de tiempo con el que cuentes para la publicación, podrás considerar hasta cierto punto seguir amoldando tu elaboración final con lo que en su caso te siga causando inspiración.

Antebloguear y posbloguear

En lo que bloguear consiste es en definitiva un modo de publicar. Lo que se publica específicamente en blogs, aun por mucha rapidez con la que se haga, bien merece que haya sido procesado debidamente mediante inspiración seguida de exospección. Con tal proceso se está anteblogueando y es lo que permite que, habiéndolo llevado a cabo de la manera más meticulosa, resulte desde un sencillo post a un blog completo donde la positividad, o sea, la eficacia del efecto buscado, predomina.

Los blogs al uso, macroblogs o por lo común denominados sencillamente blogs, y las redes sociales, o microblogs, se diferencian en buena medida por tener de entrada un enfoque distinto respecto a lo que antebloguear y posbloguear implican. Por su mayor número de opciones de interactividad unidireccional y, en este sentido, de customización, en la macroblogosfera siempre nos resultará recomendable, y hasta imprescindible, orientarnos aunque sea poco a poco hacia los contenidos propios en particular y un sello genuino en general, todo lo cual va a conllevarnos casi, si no del todo, por fuerza una labor antebloguera intensa; las redes sociales, muy en concreto las generalistas y aun habiendo alguna que otra que permite realizar blogs en bastante grado customizados, tienen, por su esencia altamente dinámica además de por sus más bien bajas opciones de customización, tendencia a hacernos pensar en contenidos breves y para los que no tengamos que meditar demasiado su elaboración. Nos encontramos por tanto con dos modalidades bastante diferentes, como de hecho de eso se trata, entre macro y microblogosfera en lo que todo el procedimiento de antebloguear acostumbra a conllevarnos. Ya blogueado, todo contenido respecto al que actuemos en mayor o menor intenso nivel y de manera directa para una reelaboración estaremos tratándolo en fase de posblogueo.

Todo aquello respecto a lo que posbloguees estará, al igual que con el anteblogueo, condicionado por las capacidades de interactividad unidireccional de la plataforma bloguera en cuestión, y que en el caso de las macroblogueras serán siempre superiores que en el de las redes sociales. Debe, sin embargo, estar condicionando asimismo por tu mínimamente coherente criterio propio de pospublicación y que en todos los casos conviene que evite al máximo llevarte a constantes posrevestimientos.

De las fuentes de inspiración o de información a las capas de esbozo

El procedimiento por el que finalmente se acaba de preparar lo que vaya a publicarse no es sino una senda que va de las fuentes de inspiración o de información a las capas de esbozo, se trate de fuentes de inspiración y de información por separado o combinadas, y se trate de mayor o menor número de necesarios revestimientos. Con todo ello, lo que se consigue es en definitiva recorrer el camino que va de la publicación en abstracto a la concreta que al final vaya a, en un blog u otro soporte, ser difundida.

Aunque en particular de las fuentes de información emanen 'inputs' muy concretos en base a los que acabemos dando forma en primer lugar a un esbozo o borrador y luego a la publicación final en mayor o en menor medida reelaborada, estaremos siempre que manejemos tales fuentes, y más aún en el caso de las de inspiración, en la etapa de abstracción, puesto que tomamos en tanto que punto de referencia lo que acabemos publicando, en un blog o en otra vía comunicativa. Cuando mediante las fuentes de inspiración, de información o ambas lleguemos propiamente a la inspiración en sí y de ahí a un borrador o esbozo es cuando habremos pasado, dentro aún de la antepublicación, a la etapa de concreción y entonces entra en juego, tomando en especial de referencia el ámbito graficoplástico, el proceso de revestir hasta conseguir que de cuantas capas precisemos salga lo que resulte un material, si no óptimo, a lo menos mínimamente bien sintetizado, si bien no necesariamente breve ni resumido, para causar la pertinente positividad en el público o los públicos que tengamos. El revestimiento de un texto cualquiera, entendiendo lo textual más allá de lo alfanumérico, consiste en un indefinido número de pertinentes añadidos, supresiones, reañadidos y resupresiones: la especificidad de tal número dependerá, en esencia, del formato mediático que se aborde y de la propia veteranía, siendo la tendencia a que, a mayor veteranía, menos capas harán falta para que de un primer borrador o esbozo pasemos a la definitiva publicación.

Con abstracción y concreción encontrarás respectivamente la correspondencia con la consecución de la inspiración y con la exospección. Si bien en la exospección puedes encontrar mayor similitud en lo que se refiere a tratamiento independientemente del origen propio o ajeno que tenga aquello en base a lo que vayas a revestir capas, la inspiración te supondrá, en el caso de algo propio, una mayor tarea introspectiva y que por lo común ya de por sí no suele tener tendencia a caer en la repetición, mientras que, en el caso de algo ajeno, tendrás que abordar una labor más selectiva y que de normal, si no tienes el debido cuidado y salvo que tengas intención o indiferencia, desacertadamente desde nuestra perspectiva, respecto a repetir y en concreto a repetir por repetir, puede fácilmente derivar en material desacertadamente repetido.

Prepublicación

Tal es el error de ignorar en mayor o menor medida deliberadamente lo que es denominable exospección, que de actuar con esta actitud se estará favoreciendo que cualquier o casi cualquier transgresión resulte más bien errónea, en especial en ciclos incipientes de trayectoria propia o de proyecto y por tanto ciclos en los que ya de por sí es fácil caer en la mayor imprecisión que meticulosidad. En cambio, una exospección adecuada contribuye a asegurar, incluso en quien o lo que esté en su etapa más incipiente, que la transgresión, blóguer o de tipo parecido, pueda considerarse innovadora en todos los casos.

Revisar y repasar en la medida en que hacemos exospección, puesto que es algo que va más allá de la simplicidad con la que por lo común se entiende lo que revisar y repasar conllevan, nos deriva a la necesidad de contemplar esta etapa de prepublicación en tanto que una fase que, por lo menos potencialmente incluso cuando disponemos de una firme veteranía, requerirá por nuestra parte, ya actuemos individualmente ya en grupo, una concentración y una acción directa que podrán ser tanto o más laboriosas que las que nos hayan podido ser precisas para llegar a inspirarnos. En este sentido, la exospección es revisar, repasar, pulir y afinar, todo ello de modo concienzudo: se trata, en definitiva, de acabar de elaborar de manera convenientemente sintetizada, que no necesariamente breve, el primer resultado concreto que obtengamos de nuestra abstracción o de una abstracción, y quizá además una exospección, de origen ajeno. Los blogs y otros canales que asuman una función intermediaria, cuanto más intenten aportar un sello propio aun dedicándose en esencia a redifundir contenido externo, tienen precisamente una importante tarea que hacer también en relación a exospección, si bien en este caso el primer material concreto sobre el que proceder no les vendrá tanto de fuentes propiamente de inspiración, sino más bien de fuentes de información.

Cuando haces exospección respecto a un material ajeno, no estás por fuerza dejando de abordar lo que ha salido de la etapa de prepublicación referente a la inspiración: lo que ocurre es que no es tu inspiración, sino la de quien, te resulte o no identificable y sea uno o un grupo, haya elaborado tal material si es que en efecto se trata de una fuente original. En la medida en la que desde su origen un contenido externo haya pasado por varios revestimientos, tanto si eres o no consciente de los mismos, puede que lo que tú nuevamente reelabores haya estado ya condicionado de manera directa por varias introspecciones, inspiraciones, exospecciones y publicaciones.

La exospección es a la publicación lo que la introspección a la inspiración

Así como la inspiración es un proceso mejorable en particular a base de mejorar la parte introspectiva, la publicación de lo plasmado tras tal inspiración, sea inspiración propia o ajena, es un acto que da mejor resultado cuanto más se mejore la parte exospectiva. Hacer lo posible por adecuar en ambos casos la parte de inevitable interactividad es, no obstante, también esencial.

En el proceso comunicativo, en especial cuanto más de ámbito público se trate, hay para el emisor dos momentos que constituyen los puntos clave de la materialización de tal proceso, sobre todo en pro de que lo que comunique sea tanto efectivo, y así pues lo que nosotros consideramos calificable de positivo, como bien sintetizado, que no necesariamente breve, y que sea también más meticuloso que impreciso: la inspiración y la publicación. Aunque la inspiración pueda parecer muy, o únicamente, vinculada al ámbito más bien artístico, o personal, nos parece que bien es encuadrable, con sus debidas especificaciones, en lo que realicemos, y en concreto comuniquemos, a nivel técnico, o sea impersonal. Al comunicar, mediante la blogosfera u otras vías y en el formato que sea, la exospección es a la publicación lo que la introspección a la inspiración en tanto que procedimiento esencialmente particular del emisor, o del hacedor de prácticamente cualquier cosa si extrapolamos más allá del ámbito comunicativo. Con la debida introspección saldrá, tras una labor menos o más costosa según respectivamente nuestro mayor o menor grado de veteranía, la inspiración de la que resultará un buen primer material, lo plasmemos o no ya a modo de borrador o de esbozo; con la debida exospección saldrá, tras otra labor más o menos costosa según respectivamente también nuestra menor o mayor madurez, lo definitivo a poder publicarlo con por lo menos un considerable potencial de efecto positivo en el público, o en los públicos, que tengamos.

Resulta importante, más allá de la simple idea de revisión o de repaso, asumir la de exospección porque sirve para poner acento en lo compleja que puede llegar a tener que suponerte la labor posterior a la inspiración y, en este sentido, a equiparar exospección al nivel de lo compleja que en particular puede llegar a ser la introspección. Desde la introspección a la publicación, pasando por la inspiración y la exospección, el grado de interactividad a practicar debe ir de menos a más intenso.

Exospección

Se suele asumir con facilidad que a la inspiración, si no siempre, en muchas e incluso en la mayoría de ocasiones se llega tras una tarea larga y costosa, pero no se contempla por lo común de igual modo lo que tras la inspiración puede ser necesario hacerse en lo expresado, o lo expresable, hasta publicarse. Tras la inspiración, por tanto al haber buscado debidamente entre introspección e interactividad, lo que prácticamente en todos los casos se llega a conseguir no es sino un esbozo o borrador.

Hallar la inspiración, incluso por mucha facilidad que tengamos para ello, no representa por fuerza haber acabado lo preparatorio ni que toda tarea previa, y en cualquier caso tanto o más intensa que la que supone haber llegado a inspirarnos, sea ya como mucho irrelevante en aquello que vayamos a publicar. La consecución de la inspiración puede, incluso en el mejor de los casos, no haber sino hecho que de entrada tengamos realizado buena parte del proceso, pero después de ello, y por muy buenos que en su caso seamos en el procedimiento hasta llegar a este punto, puede que con facilidad no hayamos consolidado aún la forma óptima, o por lo menos mínimamente adecuada, de lo que pretendamos bloguear o expresar por otras vías comunicativas. Cuando llega la inspiración, pues, aun teniendo solventado ya el tema de la idea o las ideas a expresar, todavía nos puede quedar una importante labor de pulir lo que de inmediato nos haya resultado a raíz de tal inspiración. En cualquier caso siempre valdrá la pena comprobar si esta última labor es necesario llevarla a cabo y, de ser recomendable emprenderla, establecer en qué medida y asegurarnos, mediante lo que llegados a tal punto y por oposición a la introspección podríamos denominar exospección, de que antes de publicar lo que sea hemos procedido en todo momento con mayor meticulosidad que imprecisión para que, así, lo finalmente publicado sea un mensaje elaborado con un mínimo nivel de buena síntesis, lo cual desde nuestra perspectiva, no implica necesariamente brevedad o resumen.

Así como la inspiración, además de poder ser difícil de alcanzar, también es por otra parte un objetivo respecto al que llegar es una tarea mejorable para cualquiera que ponga cierto empeño, en cuanto a la exospección, o sea, la revisión y el repaso de aquello que sobre todo de manera más inmediata hayas concebido tras la inspiración, pasa lo mismo. Manejándote bien con la introspección, con la exospección y en todos los casos con la debida y siempre inevitablemente mínima dosis de interactividad, tendrás prácticamente siempre asegurada las positivas producción y difusión de todo mensaje que bloguees o expreses por otro modo comunicativo.

La transgresión de texto y la de contexto

En la dimensión más amplia del ámbito más directo de lo que sea expresado, significante y significado responderían respectivamente a texto y a contexto, de modo que en tal dimensión la transgresión en el significante, o más bien conjunto de significantes, y en el significado, o más bien conjunto de significados, responden respectivamente a la transgresión de texto y la de contexto. Según se perciba y se vehicule como error o innovación, toda transgresión, también respectivamente, dificultará o facilitará la creatividad en general y la bloguera en particular.

Igual que un texto, en su concepción más amplia y por tanto más allá de lo alfanumérico, no es estrictamente sino un conjunto o entramado de símbolos combinados, un contexto en un mensaje no es sino un conjunto o entramado de significados combinados. Todo ello, de lo que es apreciable que se derivan niveles estructurales, en cuanto a significantes, y semánticos, en cuanto a significados, da lugar a que tanto la elaboración como cualquier interpretación, sea tal interpretación más o menos acertada y más o menos pública, del mensaje en cuestión sean fruto tanto de un prácticamente innumerable conjunto de interacciones, concretas y abstractas, dentro del propio nivel directo de ese mensaje como de la idiosincrasia de todos los niveles indirectos que puedan condicionar, de hecho interactuar con, tal mensaje. La distinción entre texto y contexto a la que en tan bastante completa magnitud nos parece que nos estamos refiriendo, sirve a nivel muy práctico para, haciendo una ampliación de lo que el síndrome del blog o del post en blanco es, tener claro que tal síndrome no sólo es encuadrable en lo que a dificultad de ideas, significados en definitiva, se refiere. Bien podemos identificar la variante de este síndrome que, en mayor o menor medida combinada con la referida a dificultad de ideas, complique o hasta perjudique la capacidad propiamente de reflejar ideas que, aun teniendo en sí mismas una plena positividad, estén bien expresadas y, por tanto, plasmadas en cuanto al aspecto textual, o sea de significante, de manera que, de hecho, toda transgresión, de haberla, sea considerada, si no innovación, por lo menos no un error más allá de la imprecisión.

De no ser la escasez o la ausencia de ideas lo que te dificulta o impide la puesta en marcha o la continuidad de un blog, sino cierta complicación para expresarlas, llevar a cabo todo lo que esté a tu alcance por, publiques lo que publiques, bloguear con más meticulosidad que imprecisión será la senda correcta para hacer frente a tal variante de lo que es calificable de síndrome del blog o del post en blanco. Con toda probabilidad precisarás, ante tal variante del síndrome, concienciarte del todo en cuanto a proceder siempre a base de una importante tarea de revisión previa respecto a cualquiera de las publicaciones que realices.

Símbolos

En los diferentes niveles semánticos y estructurales que todo mensaje mínimamente elaborado tiene, pueden más o menos intencionadamente darse los diferentes tipos fundamentales de transgresión y en diferente intensidad. Precisamente, y a lo menos por lo común, muy en base a su menor o mayor intensidad la transgresión comunicativa afectará respectivamente menos o más de manera conjunta al significado y al significante en aquello que sea expresado.

Bien la consideremos innovación, bien la consideremos error, la transgresión en lo que comuniquemos afectará directamente al significado si, estando todo formalmente plasmado acorde a los símbolos normativos, o sea a los elementos comunicativos normativos básicos apreciables a los sentidos, se desprende que lo que significa, según lo que en base a tales elementos debiéramos interpretar, tiene poco o ningún sentido; por su parte, y ya la consideremos también innovació o error, la transgresión en lo comunicado afectará de pleno al significante si, aun considerando que se puede entender el significado de lo que expresemos, lo estamos reflejando en mayor o en menor grado mediante unos símbolos o supuestos símbolos que, ya se basen más o menos en los símbolos normativos, desde la norma son propiamente poco o nada tolerables. En el último caso tenemos un ejemplo clarísimo en la tan común mecanografía de mensajería corta popularizada en la blogosfera, en particular en las redes sociales, así como en prácticamente todo lo alfanumérico que se acostumbra a comunicar sobre todo mediante dispositivos en los que usemos un teclado que por sus reducidas dimensiones induce a tal clase de mecanografía. Respecto a la transgresión de significado, y tomando también el ejemplo de lo esencialmente alfanumérico, la encontraremos en todo texto en el cual, sea por una cuestión de presencia, de ausencia, de secuencia o una combinación de algunas de ellas o de todas, no quede clara alguna idea en base a cómo la hayamos redactado, pese a que ortográfica y sintácticamente no haya la más mínima alteración normativa.

De igual modo que la idea de texto va bien que, en la concepción genérica del ámbito de la comunicación, la interpretes más allá de lo alfanumérico, la idea de símbolo también conviene que la extrapoles en este sentido. Aunque en el lenguaje común sigas refiriéndote al símbolo como a una forma de representación rara o excepcional, la denominación es generalizable a todo lo que constituya o pueda constituir una unidad mínima de significado efectivo en cualquier vertiente de comunicación.

Retos para los comunicólogos

Puede parecer que para un especialista en cualquier materia la estabilidad en su disciplina es o debe ser lo más preciado, pero la propia dinámica evolutiva de prácticamente cualquier ámbito favorece que merezca cobrar relevancia la valoración de todo aquello que suponga un, no permanente pero sí más o menos constante, cuestionamiento o repaso de lo que esté establecido. El ámbito del estudio de la comunicación no es, en este sentido, excepcional.

De lo que al final depende que algo, en particular en comunicación, sea firmemente calificado de error o de innovación es la combinación que se dé entre criterios de aceptación cuantitativos y cualitativos. Respecto a lo cuantitativo hacemos referencia a la importancia de que algo sea aceptado por un número considerable de gente, del todo o casi independientemente del criterio especializado de los integrantes; mientras que en cuanto a lo cualitativo, pesa lo que un número de gente más bien reducido pero, en cambio, especializado determine. En lo que expresamos en la blogosfera o en otros modos comunicativos, cuando por la razón que sea transgredimos más o menos intencionadamente la norma y siempre que procuremos como mínimo guardar una mayor meticulosidad que imprecisión, es muy probable que aportemos retos para los comunicólogos. Deviene importante, si en verdad lo consideramos acertado como de hecho nos parece que lo debemos considerar, hacer todo lo posible por movernos entre los márgenes de la mayor meticulosidad que imprecisión porque es como mejor, no sólo un eventual cuantitativamente gran público nos valorará, sino que desde el ámbito especializado en el estudio de la comunicación tendremos ciertas posibilidades de que la tendencia sea la de considerar lo nuestro más en tanto que innovación que en tanto que error.

A partir de la cada vez mayor relevante vehiculación de la comunicación por la blogosfera, los comunicólogos mantendrán en este ámbito una esencial actividad mediante la que recopilar lo necesario para la determinación de en qué medida sigue evolucionando el campo de la comunicación en el lenguaje alfanumérico en particular y en cualquier vertiente comunicativa en general. En el estudio de la comunicación observarás con toda probabilidad cómo cada vez más se adopta una perspectiva multimedia.

Intensidad transgresora

Los tipos básicos de transgresión, o sea, de presencia, de ausencia y de secuencia, pueden manifestarse, según el caso, con diferente intensidad, de lo cual deriva otra clasificación factible respecto a lo transgresor. En función de la intensidad, toda transgresión bien es calificable, en esencia a lo menos, de leve, mediana o profunda; más allá de esto cabe retomar la diferencia entre lo erróneo y lo innovador.

Sin perjuicio de que, acorde con nuestra perspectiva, el error devenga innovación y viceversa, dándose que lo que sea lo consideremos un error, tal error puede ser, según de su menor a mayor intensidad, desde una simple imprecisión hasta una grave falta; mientras que dándose que lo que sea lo consideremos una innovación, tal innovación puede ser, también según de su menor a mayor intensidad, desde una sencilla aportación hasta una plena revolución. Entre los respectivos extremos de ambas categorías encontraremos un enorme abanico de grados de intensidad transgresora que, con toda probabilidad, nunca gozarán de parecer unánime por parte de cualquiera: lo que para uno puede ser una imprecisión, puede a otro parecerle una falta, y lo que para uno puede ser una aportación, puede para otro resultar un acto revolucionario. Aquello con lo que, en particular en un blog pero también en cualquier modo comunicativo en general y hasta en otros ámbitos, transgredamos tendrá si nos dirigimos a un público generalista una tendencia a la mayor diversidad de pareceres, si bien algún parecer acabará por resultar el mayoritario. En cambio, al dirigirnos a un público específico, y en particular si se trata del de un contexto muy estandarizado, la unanimidad será más fácil que se produzca, sin que ello deba implicar por fuerza, y en el peor de los casos, que carezca sentido nuestra iniciativa.

De la imprecisión a la revolución queda cubierto todo el espectro de la intensidad transgresora que puedes emprender en tu blog e incluso en otras áreas, en especial dentro del campo de la comunicación. En ambos extremos encontrarás respectivamente lo que harás, igual que prácticamente cualquiera, en mayor número a lo largo de tu trayectoria y de la de tu proyecto, en especial en ciclos primerizos, y lo que casi únicamente desde una plena madurez, que no necesariamente vejez, tendrás ocasión de llevar a cabo.

Lo transgresor

Cualquier innovación y cualquier error lo son respecto a una determinada norma. A partir de ahí hay dos diferencias fundamentales entre lo innovador y lo erróneo: lo innovador es, por defecto, demandado o por lo menos bienvenido por la norma, mientras que lo erróneo no; lo innovador, además, suele emanar de una mínimamente concienzuda preparación, mientras que lo erróneo acostumbra a ser involuntario. Sin embargo, lo innovador puede devenir equivocación, igual que lo erróneo puede acabar resultando innovación.

En el estudio de la comunicación en general, y probablemente pudiendo hacer extrapolación a muchos más ámbitos, la propia dinámica evolutiva de un contexto comunicativo puede estar condicionada por nuevos factores más o menos buscados y, a su vez, por búsquedas más o menos legitimadas o directamente emprendidas respecto a tales nuevos factores desde la correspondiente norma: esto determina de entrada en buena parte que algo sea definido en tanto que innovador o erróneo, pero tal dinámica evolutiva puede asimismo intercambiar estas calificaciones respecto a lo que sea, de modo que la condición inicial de innovación o de error no es necesariamente permanente y puede que hasta encontremos ambas condiciones alternándose en cuanto a la misma cosa. Sea como fuere, y por aglutinar bajo una misma denominación aquello que pueda ser innovación o error, lo transgresor puede ser, insistimos que en el caso del estudio de la comunicación en general si bien podamos tal vez extrapolarlo, de tres tipos fundamentales: de presencia, de ausencia y de secuencia. Lo transgresor de presencia es tal por estar un elemento o conjunto de elementos presente donde la norma, por lo menos en principio, no lo contempla; lo transgresor de ausencia es tal por estar un elemento o conjunto de elementos ausente donde la norma, por lo menos en principio, contempla que debería estar; y lo transgresor de secuencia es tal por estar un elemento o conjunto de elementos en un orden que, por lo menos en principio, se aleja de lo que la norma contempla.

Determinar que cierta transgresión que hagas devenga error o innovación no tiene que ser, según el caso, necesariamente una cuestión tajante y, de hecho, en la dinámica evolutiva que puede condicionar tal determinación podrá tener una influencia remarcable el trato que des a tal transgresión propia, en concreto y en pro de conseguir el reconocimiento en tanto que innovación, dándole una mínima justificación más o menos explícita y manifiesta aunque quizá la norma no la acepte fácilmente. Según te encuentres en ciclos más primerizos o más veteranos, la tolerancia y la aceptación por parte de la norma respecto a tu transgresión serán respectivamente menos o más plenas.

Extrapolando más el impacto blóguer

Un planteamiento en cuanto a llevar fuera de la blogosfera lo que se haga en ella requiere, por más positividad que se haya obtenido, una concienzuda meditación al respecto, pues la intercontextualidad o incluso transcontextualidad que ello acabará implicando puede exigir una meticulosidad más intensa de la que en un principio se pueda esperar. Se estará como mínimo en bastantes casos teniendo que abordar el paso de lo multimedia telemático a vertientes comunicativas no integradas.

En especial, respecto a los cada vez más habituales contenidos expresamente hechos para blogs puede que si pretendemos sacarlos de, por así denominarlo, su hábitat, no encuentren un fácil encaje en otros canales de comunicación, lo cual nos lleva a que no siempre convenga proceder extrapolando más el impacto blóguer de lo pertinente dentro de la propia blogosfera. Los medios propios de la comunicación general y que son anteriores a los actuales blogs se caracterizan por unas dinámicas y unas capacidades cuyos contenidos resultantes, si bien son perfectamente absorbibles por la blogosfera, no tienen en relación al camino inverso una plena equiparación. En Internet y en concreto en la blogosfera se pueden verter, a veces tras procedimientos de digitalización más minuciosos de lo común, todos los contenidos de las vías comunicativas previas en un modo multimediático y a la vez interactivo que en tales vías previas son inexistentes. Además, los canales comunicativos previos que a nivel social ya están altamente establecidos están estandarizados en tal elevado grado que las nuevas formas por las que generamos contenidos telemáticos les resultan impracticables. A todo ello se le suma que la accesibilidad instantánea, pero a su vez permanente, propia en el ciberespacio no se da en la anterior tecnología de la comunicación.

No debería sorprenderte que a lo que haces en la blogosfera te resulte complicado encontrarle una adecuada adaptación fuera de ella ni, de conseguirlo, que no obtenga siquiera una incidencia semejante como para establecer si lo resultante es calificable de positivo o negativo. A estas alturas del desarrollo del ciberespacio en su conjunto, si bien no deja de ser pertinente verter en Internet lo valioso de lo que dispongas resultante de las tecnologías previas, el proceder inverso, de lo telemático a lo no telemático, tiende a carecer sentido.