Lo multitemático

Un blog estático tiene de por sí prácticamente la misma opción de orientarse hacia un solo tema o hacia varios, pero la asunción de que vaya a ser de dinamización periódica diaria, más allá de la conveniencia, conlleva hasta la necesidad en cuanto a abordar diferentes temáticas para así mantenerse en la pluritonía e ir renovando el pertinente efecto sorpresa. Los varios temas a tratar no tienen que ser, sin embargo, limitados a una serialidad que no permita recuperarlos.

De una serialidad temática alterna conseguiremos que nuestro weblog, y por extensión cualquier proyecto comunicacional similar, refleje en su dinamización periódica una coherencia dentro de todo lo multitemático que a lo largo del tiempo desarrollemos. Si optamos por hacer multitemático un weblog estático, cabe que procuremos que, por más variedad formal que en esta clase de blogs nos parece recomendable, no derive tal combinación de lo variado formal y lo multitemático en justo aquello que tenemos que procurar evitar a toda costa: la sensación caótica y estridente de lo que estemos comunicando. Salvo intencionalidad de cifrado, tiene que el mensaje que expresemos guardar la suficiente claridad para que por parte del público o los públicos se produzca la inmediata comprensión.

Sea dinámico, sea estático, un weblog u otro proyecto parecido debe, al mostrarse multitemático, guardar un sentido de conjunto ya desde el mismo ámbito temático, o esencial, y no sólo el formal. Un post que publiques al margen de la coherencia esencial, por más multitemático que quieras hacer tu blog, puede suponerte el riesgo de causar un tan poco agradable pasmo en el público del que se trate que quizá tal público cuando menos dude respecto a la fidelidad que te pudiese profesar.

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Dinamización periódica diaria

La de por sí menos apropiada variedad formal en blogs dinámicos queda muy bien reflejada en las redes sociales generalistas de plataformas genéricas. Aquellas redes que representan los principales servicios para microbloguear se caracterizan justo por un bastante limitado grado de customización con el cual, en lo que a diseño general del blog respecta, esa variedad formal queda asimismo bastante limitada.

Tanto redes sociales o microblogs como blogs al uso o macroblogs conviene que, para enfocarlos a la captación de la atención de público, los dinamices y lo hagas además según una periodicidad diaria, pero parece que esto se asume más fácilmente en el ámbito de las redes sociales. Ya que el planteamiento que aquí suelo exponer lleva, sin embargo, a basarnos en que sea del macroblog de donde nutramos nuestros perfiles en la microblogosfera, termina siendo más que necesario considerar de dinamización periódica diaria nuestra presencia en macro y microblogosfera con hasta, en por lo menos según qué casos, más importancia para la macroblogosfera que para las redes sociales.

La razón para otorgar incluso mayor importancia a la elaboración de tu blog al uso que a sus respectivos perfiles en redes sociales radica en que es en tu macroblog donde, por el superior grado de customización que te permite, reflejarás ante cualquier público el pleno sello propio que a diario va bien que cultives. Considera, pues, ante una eventual imposibilidad de cubrir toda tu presencia diaria en la blogosfera, que tal imposibilidad afecte a todas, o parte de, las redes sociales en vez de al blog al uso.

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Variedad esencial en blogs dinámicos y formal en blogs estáticos

Partiendo de que cabe mantener la corrección gramatical en cualquier formato multimedia y que tal corrección lleva una inherente recurrencia formal por la tradición o la naturaleza del código del que se trate, hay que distinguir la aplicación según se trate de blogs dinámicos o estáticos. En blogs dinámicos resultará más pertinente el énfasis en la variedad esencial, del fondo o de contenido, mientras que en estáticos debiera procurar recaer el énfasis en la variedad formal.

La natural, inevitable y conveniente acumulación considerable de piezas comunicativas que haremos al emprender o dar continuidad a un weblog dinámico comportará una asimismo natural, inevitable y conveniente recurrencia formal mayor, tanto para más comodidad de la autoría como para ofrecer más comodidad de lectura al público del que se trate, aquí entendiendo lectura en todo formato multimedia. Cuando lo que hagamos sea un weblog estático, puesto que aun siendo extensa la pieza que publiquemos va a estar caracterizada por una clara delimitación, haremos bien en dotar al mensaje de una elaborada variedad formal incluso al no albergar quizá variedad ni densidad esenciales lo que expresemos.

Aunque en sus inicios un weblog dinámico va a tener que igualmente hacer especial hincapié en la variedad formal, ésta deberás suavizarla en pro de que el blog no derive en una serialidad difícil de seguir y comprender temáticamente. Aplicar variedad esencial en blogs dinámicos y formal en blogs estáticos te supondrá el mejor camino para el óptimo resultado en cada caso.

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Escritura rápida

La simplificadora escritura rápida a la que los sistemas de mensajería instantánea han acostumbrado es un modo de codificación que casi limita con el cifrado. Bien puede que esto haya propiciado ciertos temores a si esto derivaba en una degradación de las tradicionales y consolidadas gramáticas pero, si en verdad se pretende construir una sociedad basada en el accesible y libre conocimiento, tal degradación carece de todo sentido y conveniencia.

Considerar que escribimos rápido supone que estamos ya de hecho desmarcándonos de lo que aquí consideramos lo apropiado y que no es la rapidez sino, más bien, la agilidad. Escribir rápido y simplificando con casi escritura cifrada lo que por mensajes cortos expresemos deviene hasta bastante recomendable en mensajes informales y restringidos a su recepción dentro de círculos privados y de confianza, de modo que, en el marco de la blogosfera, si no se trata de blogs privados, que a mi parecer no son lo propio y característico de bloguear, cabe que evitemos esa escritura incluso en redes sociales, esto es, en la microblogosfera.

Macro y microblogosfera debieras, lejos de lo que a menudo parece que se concibe, considerarlas en tanto que espacios en los que escribir, y por extensión expresarte en cualquier código, correctamente. La escritura en base a la gramática, y cualquier código comunicativo en su eventual gramática también, tiene que ser el fundamento en que orientes a amplios públicos tus posts.

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Codificación y decodificación

Los actos comunicativos de intencionalidad inteligible inmediata consisten en un proceso de codificación y decodificación para el que tiene que ser el código empleado uno compartido ya de entrada por la parte emisora y la receptora. Se trata, en definitiva, de un procedimiento interactivo, incluso si la recepción del mensaje, pese a su inmediata inteligibilidad, no conlleva la presencia in situ del emisor.

Cifrar un mensaje no deja de suponer una codificación, pero lo es a un nivel de inteligibilidad decididamente condicionado a que la comprensión por parte del receptor sea difícil o que sólo la pueda decodificar inmediatamente alguien muy concreto que disponga de familiaridad con el código cifrado del que se trate. En absoluto será poco común que una decodificación por desciframiento esté orientada a que tenga que ser hasta con preferencia sin la parte emisora estar presente. Por lo que respecta a, en general, aquello que a nivel multimedia debe caracterizar a todo lo que en un blog o proyecto similar pretendamos publicar con intencionalidad de causar atracción e interés, tendremos que alejarlo de codificaciones que, por caos o por repetitivismo, dificulten para el público o los públicos la claridad.

Mientras lo cifrado constituya el tema que desde una perspectiva técnica pretendas plantear a quien te dirijas, o bien, un recurso que desde una perspectiva artística o de entretenimiento ofrezcas asimismo a tu parte receptora, no podrá considerarse que haces un mal uso de la debida claridad comunicativa. Al contrario, lo cifrado convenientemente supeditado a lo codificado puede hacer de tu post u otra clase de publicación una pieza atractiva de consumir.

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En el ámbito de lo descifrable

Cualquier estilo tiene su, cuando menos, base recurrente de partida porque debe construirse a partir de algún código establecido y luego, según tal estilo cobre forma, será a su vez recurrente o, en su caso y dependiendo del extremo al que se oriente, caótico o repetitivo. Es, al adquirir la estilística un extremo repetitivo, cuando la recurrencia se transforma en monotonía y pierde, de hecho, su condición de estilística.

Puesto que la repetitividad formal hace que, incluso empleando elementos de códigos más o menos establecidos, no podamos prácticamente apreciar estilo identificable alguno, el desorden comunicacional formal se aleja todavía más de lo que un mensaje inteligible y un estilo son. Al fin y al cabo, de la repetitividad de elementos formales puede que a lo menos intuyamos que, pese a no comprenderlo, hay en efecto un mensaje de intencionalidad inteligible y hasta densa, profunda, compleja. Con un supuesto mensaje formalmente caótico, estaremos entrando del todo en el ámbito de lo descifrable y, por ende, se tratará de un mensaje al que, por la razón que sea, se le ha querido dotar de dificultad para ser conocido.

Al igual que la repetitividad puede estar justificada cuando la emplees a conciencia para crear cierto efecto comunicativo, lo caótico puede asimismo ser justificable si pretendes plantear un mensaje que tenga que ser descifrado. Más allá de que tal vez vayas a abordar una labor científica de desciframiento, valerte de lo descifrable como recurso para, en tu blog u otro soporte similar o afín, hacer entretenimiento puede ser un buen recurso especialmente en piezas literarias o también a modo de juego de pasatiempo.

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Recurrencia formal

Inevitablemente, ya por el mismo hecho de recurrir a un código comunicacional u otro y por el de pretender transmitir un mensaje inteligible, se está condicionando a cierta repetitividad el aspecto formal de lo que se exprese, pues todo código, por serlo, y todo mensaje inteligible, también por serlo, constan de un determinado y delimitado conjunto de elementos necesariamente recurrentes. A partir de ahí, lograr un estilo propio pasa por la habilidad genuina de emplear el código.

Si nos tomamos muy en exceso la necesidad de variedad comunicacional, no haremos sino en el plano formal ofuscarnos por la tan definitoria como necesaria condición recurrente de los elementos de ese mismo plano. En lo que a recurrencia formal concierne, cabe entender que los elementos recurrentes formales emanan de códigos de por sí establecidos a la vez que delimitados, ya sea por tradición, ya sea por propia naturaleza. Un código delimitado eminentemente por tradición es el alfanumérico, en cualquier idioma; uno delimitado eminentemente por naturaleza es el visual realista, sea graficoplástico, sea audiovisual, por ser los mismos elementos naturales los componentes del código, y en este sentido también el código sonoro asimismo realista.

La recurrencia y no la repetitividad es la medida por la que cabe que entiendas la de por sí constante reaparición de los mismos elementos formales al expresarte en el código que sea; de lo contrario, sin recurrencia y por ende sin una cierta repetición, no habría código. Es dominando el, en cierto modo, limitado código como lo conseguirás aplicar de tal modo que construyas mensajes que, en su esencia, sí denoten la variedad con la que captar la atención de a quien te dirijas.

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La creación o identificación estilística

Así como la falta de contexto sería el extremo de lo caótico que a la excesiva variedad caracterizaría, el de la repetitividad sería el de, cuando menos, un contexto estático por más que a la práctica tuviese cierto dinamismo tratándose de un contexto que vuelve a presentarse cada vez igual. Mientras los elementos comunicacionales repetidos, tanto de fondo como de forma, den sentido a mantener el sello propio del proyecto, no estarán en uno u otro de tales extremos.

La originalidad es tal siempre que dé lugar a un estilo, a un conjunto de elementos formales y esenciales que, aun debiéndolos repetir, no los repitamos mayoritariamente igual en cada ocasión, sin perjuicio de pretender crear cierto efecto precisamente a base de recalcar o hasta exagerar la repetición de algo. El estilo se justifica por el meditado contexto que se constituye con el, a su vez, meditado texto y por ese mismo contexto que da sentido al también mismo texto, entendiendo aquí texto como cualquier código comunicativo, no sólo el alfanumérico. Tanto crear como identificar una pieza comunicacional meditada, sea un simple post, un blog entero o alguna otra clase de contenidos más o menos similares, no será siempre fácil, máxime cuando no gocemos de la suficiente experiencia al respecto.

Para crear o identificar un estilo propio y genuino hace falta asumir que, de hecho, no es sencilla ni una cosa ni la otra más que cuando hayas adquirido práctica, y también costumbre, en una u otra o ambas, dependiendo de tu caso. Todavía requerirás más práctica y costumbre para la creación o identificación estilística de manera ágil, por lo que en un ámbito de por sí tan dinámico como la blogosfera lo peor es que, en contra de lo que no pocas veces se considera lo apropiado, te precipites.

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Fuera de contexto

El límite que puede servir para determinar si, aun evitando la repetitividad, se está justo yendo en demasía hacia el otro extremo podríase considerar el que caracterizaría que queda fuera de contexto lo que se comunique. La apropiada variedad, o pluritonía, deja de ser tal por el punto opuesto al de la monotonía cuando es de tanta intensidad esa variedad, que no se consigue sino que comparando con lo que es el contexto definitorio del proyecto queda como discordante.

Todo el conjunto de lo que vayamos publicando en la blogosfera peligra en cuanto a poder ir recuperando constantemente el interés y la atención de aquel público del que se trate si de cada pieza que publiquemos hacemos una tan diferente de las otras que despistemos respecto a qué ofrecemos. Cierto que, no obstante, la poca, que no por ello inapropiada, customización que las redes sociales proporcionan en diseño general del blog contribuye a que, por más caótica que pudiera ser nuestra forma de bloguear, o en concreto microbloguear, no aparente desentonar no sólo a lo largo del propio perfil de red social, sino en comparación al estilo de cualquier otro perfil de esa misma red.

La macroblogosfera, por su mayor grado de customización, hace que tus eventuales y permanentes posts caóticos y fuera de contexto no desentonen a lo sumo dentro de tu propio blog al uso o macroblog, o en todo caso, en comparación a otros macroblogs que por la razón que fuere sean parecidos. Si tanto en su vertiente de macroblogosfera como de microblogosfera diseñas y nutres tu weblog dentro de un contexto claro, el público que con tu blog se sienta identificado será cuantitativamente mayor y cualitativamente mejor definido.

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Evitar la repetitividad

Aunque la actitud genérica de observación y de reflexión esté muy asumida y puesta en práctica, a la rutinización de la inspiración debe complementarla la tendencia a una actitud focalizada muy en particular a la autoinspiración para así evitar la repetitividad en lo que especialmente al fondo de lo que se exprese respecta. Las repeticiones formales, mientras estén bien utilizadas para dotar de consistencia a los aspectos de diseño y de formato de discurso, son muy válidas.

La serialidad que para una debida consistencia a la vez que para un debido efecto sorpresa vaya a caracterizar a un blog o proyecto similar tiene que llevarnos a aprender a recurrir en su justa medida a la autoinspiración, sobre todo en iniciativas genuinas, no intermediarias, y a que de este modo seamos capaces de, por más difícil que sea repetirnos al completo en algo que ya hayamos publicado, hacer que sea esto más difícil todavía, dando así motivos al público del que se trate para que revisite nuestro proyecto. Puede parecernos que es imposible una repetición completa de lo que hagamos de no ser que nos copiemos, máxime en estilos de piezas que ya de por sí consistan en cierta complejidad; pero, en concreto lo impulsivo, curiosamente nos lleva a veces no a lo caótico, sino a lo que en exceso es reiterativo.

Hacer de la inspiración algo rutinizable cobra sentido al considerar que cabe hacer asimismo rutinizable la originalidad formal y esencial de lo que al final presentes a tu público o tus públicos. Si te limitas a observar y reflexionar en cuanto a lo puramente externo o a lo de autoría ajena, si no es que respectivamente cambias muy a menudo de entorno o de tipo de ítems, con facilidad la rutinización puede llevarte a la repetición, por lo que repasar lo que ya hayas ofrecido, en definitiva autoinspirarte, va a resultarte de suma importancia.

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La actitud observacional y reflexiva

Una rutinización de la inspiración o, por lo menos, el intento de tal rutinización es bastante viable cuando se parte de una de por sí constante actitud de observación y reflexión respecto a prácticamente cualquier ámbito, materia o tema. A veces, esta actitud se tiene de manera más o menos inherente y en otras cabe cultivarse, aunque lo cierto es que creo que el primer hecho tiene algo del segundo y viceversa.

Pese a que tecnológicamente no haya sido hasta la apertura de Internet un tan accesible cultivo de la creatividad, es como mínimo apropiado y recomendable aventurarnos a creer que lo creativo es inherente al propio ser humano: por algo, si no, ya en la prehistoria los hombres primitivos, aun con todo el salvajismo que los caracterizaba, desarrollaron su creatividad en especialmente las paredes de las cuevas que habitaron. Afortunadamente, hemos llegado a lo largo del tiempo a sofisticar las obras creativas, sean artísticas o técnicas, y por eso también a sofisticar la actitud observacional y reflexiva que a hacer tales obras nos lleva. En la actualidad, el soporte comunicacional último que tenemos a nuestro alcance para explotar esa actitud y sus resultados creativos es la blogosfera.

Cualquiera me parece que alberga un potencial de creatividad que, según el caso, requerirá tal vez un mayor cultivo para hacer aflorar su inherencia. Lo analógico, y hasta la digitalización en un primer estadio, eran comparativamente poco accesibles como vías para vehicular esa creatividad incluso para una repercusión pública mínima, pero hoy dispones de las potentes capacidades de los weblogs o sencillamente blogs.

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Una rutinización de la inspiración

Por más que se llegue a dominar una rutinización en cuanto a inspirarse creativamente, sea para algo artístico, sea para algo técnico, la plena originalidad de cada pieza que se transmita estará difícilmente asegurada siempre. De hecho, la reiteración y hasta la repetición, si bien sin deber alejarse de una conveniente pluritonía, serán recomendables además de en sí mismas inevitables.

Ya que rutinizar conlleva una constancia y una serialidad que se proyectan como indefinidas en base a la periodicidad que establezcamos, se supone que vamos a generar con el tiempo un, cuando menos, considerable volumen de contenidos en el blog u otro proyecto comunicacional que desarrollemos. Ante esto, aplicar fórmulas expresivas que, tanto en la forma como en el fondo, se repitan es más que conveniente y cabe que, mientras no caigamos en la monotonía, no lo entendamos en tanto que carecemos de originalidad. Es más, no sólo una rutinización de la inspiración y, por extrapolación, de todo el procedimiento creativo va a resultarnos una cierta comodidad ante el considerable volumen de contenidos comunicativos que tendremos que elaborar, sino que para el público del que se trate va a suponer una mayor comodidad en el consumo de un volumen de contenidos tal.

Mientras una rutinización de la inspiración derive en su inevitable pero asimismo debida, conveniente y mesurada rutinización de ciertos elementos tanto de forma como de fondo en las piezas finales, estarán estas piezas finales a lo sumo dentro de lo tal vez impreciso pero tolerable. Si además te diriges a un público generalista, la disparidad de impresiones que al respecto vas a causar podrá ser, a su vez, mayúscula.

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¿La inspiración creativa es rutinizable?

Evitar la monotonía y la ausencia de publicación pasa por una inspiración que hay que mantener viva. La originalidad, en tanto que objetivo que cabe perseguirse en pro de un buen post en un blog o, por extensión, de una buena publicación en otra clase de soporte comunicacional, está supeditada a que tenga que partirse de una constante inspiración creativa para así dotar de dinamismo al conveniente sello propio.

Por no ser la inspiración la completa garantía de que lo que publiquemos resulte acertado, original e interesante, no es que esté eximida de ser en efecto la inspiración el inevitable punto de partida del procedimiento que precisamos para que justo lo que publiquemos adquiera esos atributos. Al ser en la blogosfera, y en particular en las redes sociales, lo más recomendable un constante dinamismo diario, es comprensible plantear ¿la inspiración creativa es rutinizable? Lo más apropiado para no caer en respuestas demasiado rotundas en lo que, al fin y al cabo, puede ser muy subjetivo me parece que es asumir que hay que intentarlo. Si bien históricamente la inspiración ha transmitido la impresión de consistir en algo de carácter espontáneo y casi mágico, tenemos que procurar rutinizarla para satisfacer al público que sea.

Cuando puedes rutinizar el proceso creativo al completo, y sin que lo creativo lo entiendas como restringido a lo artístico, estarás en condición de ofrecer unos posts u otra clase de publicaciones que podrán atraer constantemente la atención de a quien los dirijas. La base para el proceso de rutinización completo es la de rutinizar la inspiración creativa, tanto si se trata de piezas personales o más bien artísticas como si son impersonales o más bien técnicas.

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La gramática de lo multimedia

Está tan unida a los idiomas la noción de gramática que resulta bastante recomendable, y con mayor motivo cuando lo que se plantea es ni más ni menos que una gramática multimedia, incidir en qué modo otra clase de gramática consiste justo en una gramática para y desde otros códigos diferentes al alfanumérico de la doble vertiente oral y escrita de los idiomas. En este sentido, no es cuestión, pues, que una gramática multimedia sea una gramática típica pero en varios formatos.

Aunque sea a su vez un muy conveniente tipo de recurso, una gramática convencional de idioma pero presentada de manera multimedia, y por tanto no sólo en lenguaje oral y escrito sino también en formato bien graficoplástico, bien audiovisual o tanto en uno como en otro de éstos y en todos los casos en soporte digital, no es a lo que nos referimos al plantear una gramática multimedia. Desde la perspectiva que tomamos aquí, la gramática multimedia se entiende como la gramática de lo multimedia, de modo que por ello cobra sentido que, en su marco, cada código comunicacional sea descrito gramaticalmente desde el respectivo código en sí mismo. Quedando claro a qué nos referimos con gramática multimedia, cabe sin embargo no dejar de considerar que, en otros contextos, tal vez se prefiera legítimamente optar por el otro posible sentido de lo que por tal gramática puede querer entenderse.

Valerte de la idea de gramática multimedia como la de una gramática convencional pero multimedia te ata a la concepción más tradicional de lo gramático y que tanto merece ser revisada para precisamente ampliarla a los otros códigos comunicacionales fuera del esquema de los idiomas y sus literaturas. Se trata de que con una gramática multimedia se haga trascender el propio concepto de gramática para un mundo cibernáutico en que, sobre todo por la blogosfera, el plano intuitivo, o primer plano digital, permite la total, abierta e interactiva combinación de los diferentes formatos mediáticos.

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Blogosfera, una expansión de la esfera pública

La apertura de la Internet que actualmente conocemos, además de suponer una fuerte expansión de las capacidades de difusión multimedia, conllevó, con la blogosfera, una expansión de la esfera pública. Así adquiría la individualidad la hoy tan asumida y familiar cúspide en cuanto a ausencia de filtros para manifestarse libre y abiertamente a la vez que, cuando así se desee y con todo lo que por su parte también conlleva, anónimamente.

Tal y como el concepto de esfera pública demuestra, era ya común antes de la blogosfera la idea de lo esférico para referirse a ámbitos de interacción social o lo que, en términos propios de lo que aquí mismo solemos exponer, podríamos denominar ámbitos de interactividad específicamente comunicacional. Si no era a través de los tradicionales medios de comunicación de masas, alguien a priori anónimo no disponía de acceso a un canal por el que hacer público aquello que considerase apropiado, y menos hacerlo público de manera abierta, instantánea y mundial. Incluso para quien formase propiamente parte integrante y protagonista de los medios de masas, poco habitual resultaba que su capacidad de difusión llegase a niveles internacionales.

De una esfera pública restringida a los respectivos límites fronterizos de cada país, hemos pasado a una blogosfera que dota de un superlativo, pero no necesariamente perjudicial, altavoz a lo que antes era sólo y casi irremediablemente público anónimo. La blogosfera, pues, en tanto que actualización última de lo que ha sido la clásica esfera pública, es un gran avance en cuanto a libertad de expresión, aunque claro que mal usada representa cuando menos un lamentable recurso orientado a la circulación global de falsas informaciones.

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¿Una gramática multimedia?

Aunque la gente necesaria para el mantenimiento del segundo y tercer plano digitales vaya a resultar más bien poca, todo el mundo va a poder seguir teniendo cabida en lo que al primer plano digital respecta. Sea en el formato multimedia que sea, en el plano intuitivo de lo informático puede cualquiera desarrollar con más que sobrada facilidad el contenido que se plantee para difundirlo abierta e instantáneamente en el ciberespacio y, en especial, en la blogosfera.

En los idiomas, y de ahí en sus facetas oral y escrita alfanuméricas, es la gramática lo que garantiza la buena puesta en práctica comunicacional porque constituye las convenciones que dan lugar al código comunicativo. Tomando el concepto de texto en su dimensión más amplia y, por tanto, abarcando así cualquier formato mediático, ¿puede y debería haber una gramática para formatos distintos a los oral y escrito que conforman los idiomas? Y si la hubiese, ¿tendría que ser una gramática a su vez en cada respectivo código? De hecho, puede que varios tipos de orientaciones desde los mismos códigos fuera de los idiomas sean dignos de considerarse que hacen esa labor gramatical, aunque no lo llamemos propiamente gramática. Y más aún ¿una gramática multimedia? ¿puede y debería asimismo existir? Muy probablemente sí; y, en todo caso, es un blog lo que mejor puede hacerle cobrar forma.

De adquirir forma aquello que con propiedad se llame gramática multimedia, te resultará provechosa si todo lo que corresponda a un formato concreto se expone, si no del todo, mayoritariamente en ese formato mismo: el texto alfanumérico, explicado en texto alfanumérico; lo graficoplástico, explicado en código o formato graficoplástico; el audio, en formato audio; y el audiovisual, en audiovisual. Todo ello, aglutinado debidamente en un mismo blog, sería lo que a una buena gramática multimedia le daría potestad para denominarse justo así.

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Ciberseguridad

Si dentro de la informática tiene ya y seguirá teniendo una vertiente mucha importancia casi por encima de prácticamente cualquier otra, ésa es la ciberseguridad o seguridad cibernáutica. Esto emana justo de que, para el tipo de tecnología que imperativamente reclamaba el en absoluto decreciente conocimiento del pasado siglo, tenía que superarse lo analógico y no sólo lo digital tal cual, sino lo digital no interconectado.

A tenor de la importancia que la ciberseguridad tiene y deberá continuar teniendo, a la vez que por su carácter altamente algorítmico, es en ella donde con toda probabilidad el desarrollo robótico y de la inteligencia artificial proliferará sobremanera. Hasta tal punto puede llegar a perfeccionarse la ciberseguridad automatizada, que bien puede llegar a devenir Internet lo más parecido a, o por completo, un gran y artificial organismo que se autoprotege. Dentro de una realidad así, en que la intervención humana sea prácticamente innecesaria para el sustento de esta red, podría reflejar la misma Internet el quid en cuanto a la perspectiva liberadora o, si lo preferimos, liberacionista económica en contraposición a la del sustitutivismo prorrobótico.

En los responsables de la ciberseguridad puede que sea en quienes aprecies a lo menos uno de los mayores ejemplos de área profesional que, aun siendo de una importancia creciente, es de cuantía decreciente de humanos imprescindibles. Bien es cierto que los pocos que sí sean necesarios deberán tener unos avanzadísimos conocimientos del segundo e incluso el tercer plano digital aplicados a la nube.

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La preservación informacional no remota

Aun con todo lo ventajoso, beneficioso e inevitable que lo digital es, dejar a ultranza de guardar en formato físico puede equipararse a, si no del todo, en buena medida un extremismo a la altura de lo que el sustitutivismo prorrobótico puede suponer. Rechazar de pleno la preservación informacional no remota deriva en un muy triste prescindir de una forma de conservación que, pese a deber y convenir emplearla menos, desempeña una funcionalidad esencial.

La nube nos permite depositar la confianza en la fiabilidad de unos servidores en los que nuestros contenidos de blogs y de demás sitios cibernáuticos quedan almacenados y accesibles remotamente con óptimas medidas de ciberseguridad. De todos modos, y en virtud de lo recomendable que ya desde los mismos inicios de la popularización de la informática se generalizó, conservar una copia de seguridad en local sigue siendo de lo más apropiado. Puede tratarse de una copia de seguridad asimismo digital pero, en la medida de lo factible, y en lo referente a lo imprimible en particular, hacernos alguna copia además en formato propiamente físico a efectos de simple preservación es muy bueno tenerlo por costumbre.

Que aunque sea poco a poco vayamos asimilando el hábito de conservar en digital telemático, no debe esto llevarnos tampoco al otro extremo de rehusar imprimir o, por extensión, guardar cualquier pieza comunicativa en soporte físico y local. Lo importante es que la producción de todo lo físico y local quede ajustada al suficiente nivel coherente como para no dañar el medio ambiente por agotar los recursos naturales.

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El saber no ocupa lugar

Si calcular la cantidad exacta de datos que Internet contiene y genera es un imposible por el desorbitado alcance de toda esa cantidad de datos, imagínese qué supondría contener y generar todo eso pero en formato analógico. Ni siquiera en un primer estadio de la digitalización, cuando se trataba de lo digital no interconectado, habría sido sostenible una dinámica tal.

Lo internáutico ha hecho posible que más que nunca el saber no ocupe lugar. Lo cierto es que, hasta la plena apertura del ciberespacio, si bien el conocimiento no ocupaba de todos modos lugar en lo que a la propia mente humana concierne, sí lo ocupaba y mucho en las estanterías y demás lugares físicos en los que guardar piezas físicas de contenidos de información varia. Incluso los primeros años de plena apertura del ciberespacio se distinguieron por, en el caso específico de lo impreso, concebir que con las nuevas tecnologías no se iba a imprimir menos, sino más. El desarrollo de la nube, según ha continuado llevándose a cabo en las últimas décadas, ha derivado afortunadamente en una mayor costumbre de valorar lo puramente digital y telemático, favoreciendo aquello de, interpretándolo a tales efectos, que el saber no ocupa lugar y conllevando así un menor impacto medioambiental muy necesario.

Lejos de las concepciones decimonónicas que apuntaban a una conclusión del conocimiento, el siglo pasado terminó siendo uno de superproducción de información y conocimiento nuevos, con toda probabilidad en mayor grado que nunca antes en la historia en un período igual de tiempo. Seguir a ese ritmo reclamaba un tipo de tecnología para la que lo analógico ya no se ajustaba porque habría supuesto que o el ser humano paraba de generar conocimiento o provocaba un cataclismo para la naturaleza.

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La plena apertura del ciberespacio

Habiendo sido la blogosfera y en especial toda Internet productos de un beneficioso, e inevitable, desarrollo tecnológico en el seno de círculos científicos en general y académicos en particular, tiene poco sentido que estos productos vayan a servir justo para ir directa y deliberadamente en contra de lo que hasta la plena apertura del ciberespacio el conocimiento generó, que es mucho. Sale más a cuenta potenciar lo cibernáutico para ahondar en enriquecimiento intelectual.

En contra de lo que parece que por el habitual uso de las redes sociales se asume que caracteriza o debe caracterizar a la blogosfera e Internet al completo, el ciberespacio deriva de un alto desarrollo tecnológico, científico, intelectual en definitiva. Que la plena apertura del ciberespacio tenga que desembocar en que en éste predomine lo impulsivo, lo improvisado y lo vulgar supone, pues, en cierto modo todo lo contrario de lo que esta tan valiosa plena apertura tiene por esencia. No es poco común la queja desde los ámbitos más populares respecto a que la educación y el conocimiento tengan que quedar restringidos a élites intelectuales; bien, pues tenemos precisamente con el ciberespacio, y en particular los blogs, una herramienta sin igual para que haya cuando menos un mayor equilibrio, y flujo mutuo, entre lo formal y lo informal.

¿Qué sentido tiene acusar rabiosamente a los blogs, incluyendo y hasta recalcando las redes sociales, de que ahí abundan la mala educación y la poca corrección expresiva? Que lo haya no conlleva que esto tenga que ser así, máxime atendiendo a esa esencia que conviene recordar que en el ciberespacio subyace; en todo caso, para remediarlo, lo mejor que puedes hacer es justo bloguear y demostrar que se puede bloguear bien.

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Las gramáticas de los idiomas modernos

La complejidad que el pensamiento humano entraña es tal que hasta la gramática contiene imprecisiones por mucho que esté consolidada y de ahí que un idioma no pueda dejar de evolucionar. Parece que la evolución de una lengua tenga que causar en sí reticencia ante la potencial desvirtuación de la misma, pero no es así, incluso habiendo las tantas y tan variadas formas de abreviaturas que la escritura rápida propia de los mensajes de móvil ha acostumbrado a que se usen.

Una gramática es signo de que un idioma, si lo entendemos en función de una dinámica igual o parecida a la de proyectos, está en una etapa de consolidación. En lo que respecta a los idiomas hoy más extendidos y de a su vez origen europeo, tal consolidación vendría a corresponder a en torno al inicio de la Edad Moderna, ésa que parece que, según las perspectivas de la posmodernidad, estaría por lo menos no demasiado lejos de su conclusión. Con ello cobraría lógica tanto la aparición como asimismo el temor en cuanto a la extrema, alternativa y subjetiva abreviación de palabras en mensajes escritos cortos. Bien podemos considerar, en este sentido, que hasta ha sido tan inevitable como natural que surja esta clase de escritura, igual que en su momento, salvando pues todas las distancias, se desvirtuó el latín hasta que las gramáticas de los idiomas modernos se establecieron; pero ya que estamos ante una etapa que no deja de ser bastante algorítmica, poco o nada probable ni deseable deviene que los idiomas actuales se desvirtúen hasta quedar de ellos esa escritura abreviada, sino que, al contrario, cabe preservar sus gramáticas.

Aun con toda la conveniencia de usarlos en el día a día para mensajería digital corta, suplantar la totalidad de las actuales lenguas por sus respectivos modos abreviados y poco gramáticos, o poco algorítmicos, que en esta clase de mensajería se emplean llevaría a que te encontrarías un panorama comunicacional impracticable. Terminaría haciendo falta recomponer algún tipo de gramática otra vez, y para eso ya disponemos de la que cada idioma suele tener consolidada hoy.

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Qué es y qué no es impreciso

Sea por parte de la autoría, sea por la del público, al determinar qué es y qué no es impreciso influye en cada una de estas partes lo subjetivo que tiene toda valoración que no esté sujeta a unas bien definidas convenciones. En comunicación, estas convenciones se aprecian muy en particular en lo que en los idiomas constituyen las gramáticas.

Valiéndonos de una ampliación de lo que es una gramática, aquello que esta clase de conjunto de normas es podríamos aplicarlo a cualquier otro código comunicacional, además por tanto de los propios lenguajes alfanuméricos en sus vertientes oral y escrita. Consideremos, pues, aunque sólo sea a modo de suposición o prueba, que asimismo tienen los códigos graficoplástico y audiovisual sus respectivas gramáticas, esto es, en la línea de lo antes apuntado, sus respectivas convenciones con las que podemos guiarnos para evaluar lo preciso o impreciso que un determinado mensaje, se trate de un contenido poco o muy denso, resulta. Lo que, igual que en los idiomas, escape a la gramática será, por defecto, muy susceptible de considerarse, cuando menos, impreciso; pero a su vez, y por justo salirnos de la gramática, nos quedará en muchas ocasiones el condicionante de lo subjetivo, bien para sernos favorable o desfavorable.

En términos de pensamiento algorítmico o laberíntico, la diferencia entre lo gramático y lo que se sale de la gramática se traduce precisa y respectivamente en estos tipos de pensamiento. Igual que en su conjunto acontece con el propio pensamiento humano, que necesita tanto su vertiente algorítmica como la laberíntica, se dan en todo código comunicativo los aspectos normativos y los alternativos, o en otras palabras, objetivos y subjetivos.

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La eclosión de los blogs

En virtud de lo que por el devenir de la historia reciente no ha podido prácticamente ser concebido de otra manera, ha sido el emprendimiento de lo que sea, salvo en todo caso las propias plataformas de blogs, enfocado a que los blogs asuman una simple función complementaria a la del proyecto en sí mismo. Lo que ahora ocurre, y más a medida que generaciones plenamente blóguers se sucedan, es que los blogs son primordiales.

Todo proyecto meditado y a conciencia puesto en marcha tiene la legítima intención de trascender fronteras físicas y ofrecer permanente acceso al público o a los públicos a que se dirija. Si algún sentido tenía la globalización desde el mismo momento en que empezó tal término a popularizarse, era ése. Adquiere, pues, también sentido que precisamente la eclosión de los blogs aconteciese cuando precisamente la popularización del concepto globalización apareció; pero que aún tuviese que pasar cierto tiempo hasta que los blogs ocupasen su hoy tan primordial función en cualquier proyecto se justifica por la necesidad de que llegase a haber a lo menos una primera generación plenamente blóguer, una generación que, si no del todo, más o menos no tenga ya memoria de una época sin blogs y, por extensión, una época sin Internet.

De la misma manera que en la dinámica de proyectos que a cualquier iniciativa puedes en la actualidad aplicar y que contempla la inevitable presencia en formato blog, tuvo la propia blogosfera su etapa de ciclos incipientes: en concreto, en torno al período de hace entre una treintena y una veintena de años. La actual posición de los blogs o weblogs como imprescindibles en cuanto a todo proyecto denota que éstos, incluidas las redes sociales, están en ciclos casi o del todo maduros.

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La imprecisión latente

Aun con un pleno dominio de la relajación y la tensión, existe la imprecisión latente que, si lo que se desarrolla es un proyecto con intenciones innovadoras, va a estar sujeta a la conveniencia y hasta la necesidad de emerger. Que tras manifestarse el pretendido carácter innovador de aquello de lo que se trate resulte que a nivel de público se valora precisamente como innovador o, en cambio, como error es un riesgo al que todo lo que ese carácter busca está condicionado.

¿Merece la pena el riesgo a que, pese a toda la voluntad innovadora que tengamos, el público que sea nos pueda rechazar de lleno, considerando que lo que exponemos está mal? Si la alternativa supone un encorsetado conformismo bajo el que tengamos claro que se desperdicia una idea que, por modesta, insólita o aún poco desarrollada, bien puede terminar aportando algo que intelectual y comunicativamente sea interesante, suele entonces merecer la pena el riesgo. Cabe que hagamos cuanto nos resulte factible para concienciarnos de que, tras tal riesgo, nos reportará la debida satisfacción el haber hecho todo por nuestra parte para marcar la diferencia y aportar lo mejor al público o los públicos de que se trate. Hay, pues, situaciones en que la imprecisión e incluso lo que pueda considerarse error son inevitables independientemente de la pura cuestión formal o esencial y de la de relajación o tensión.

Reprimir tu aportación por temor a que se la considere imprecisa o errónea no hará sino que, en el mejor de los casos, te quedes con la permanente duda de qué habría ocurrido si hubieses emprendido tu iniciativa. Tienes en la blogosfera un más que nutrido abanico de recursos multimedia y capacidades de interactividad que te lo ponen muy fácil para que, tal y como de hecho era ya históricamente inevitable, se manifieste el emprendimiento de quien se lo propone.

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Imprecisión debida a tensión

De manera proporcionalmente inversa tendría que considerarse la tensión respecto a la relajación en lo que a evitar imprecisiones formales o esenciales concierne. Si la relajación en exceso puede ser contraproducente, esto es en definitiva lo mismo que establecer que la total ausencia de tensión, o si se prefiere presión por aquello de funcionar bajo presión, resulta poco recomendable.

Lo que elaboremos bajo cierta tensión puede pese a todo acabar dándonos un buen resultado y en esto, extrapolándolo en demasía, consiste bastante, si no por completo, la actitud que al fin y al cabo subyace en quien para bloguear o expresarse de cualquier otro modo confía en la simple improvisación y falta de regularidad, no provocando sino que así la imprecisión debida a tensión prolifere. Una adecuada tensión, o presión, es lo que conviene que cubra el resto que la relajación deje dentro del conjunto de la sensación que nos tiene que acompañar en el proceso de preparación, elaboración y revisión de lo que vayamos a comunicar. En cualquier caso, si bien relajación y tensión son indispensables en sus justas medidas según cada cual, nos conviene que sea siempre la relajación la que sobre la tensión predomine.

Someter la tensión a la relajación es algo que tienes que llegar a dominar hasta tal punto que puedas proceder así incluso bajo contextos poco favorables a que justo adquieras el suficiente estado relajado por encima de la mínima tensión recomendable. En situaciones de hostilidad muy extrema en cuanto a que puedas relajarte lo suficiente, puede convenirte valorar una pausa, más que una resistencia, mientras tal pausa no afecte al cumplimiento de rutina de publicación.

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Imprecisión debida a relajación

Sea para la propia autoría, sea para el público, la imprecisión representará falta de suficiente revisión a fondo o exospección pero sólo a la autoría corresponderá poder delimitar la causa exacta de tal imprecisión, más allá de que la imprecisión sea propia de ciclos incipientes o también de ciclos de cambio. Tras la delimitación correspondiente, reaccionar en consecuencia podrá ser mucho más productivo.

No en pocas ocasiones será imprecisión debida a relajación la causa de presentar una pieza comunicativa poco revisada debidamente. Bien es cierto que la relajación es una condición o habilidad no sólo recomendable sino necesaria para evitar al máximo cualquier imprecisión, pero resulta por eso mismo una doble cara de moneda porque, sin sentirla ni aplicarla con propiedad, puede irnos en contra. La relajación física y mental es una clave indispensable para que, en su justa medida, redunde en una buena elaboración respecto a un post en particular, en todo un blog o en prácticamente cualquier ámbito comunicativo. En especial, al confundir relajación con demasiada pausa o con extrema calma, acabará afectada nuestra asimismo necesaria viva atención cuando preparemos lo que pretendamos transmitir.

Pasmarte por darte cuenta de que aun procediendo con relajación cometes imprecisiones y errores es algo que debes desterrar de tu abanico de reacciones porque, en efecto, puedes haberte relajado demasiado si esta circunstancia se da. La relajación es, por lo tanto, condición necesaria pero no suficiente para garantizar que derive en un buen resultado si no se trata de una relajación pertinentemente nivelada.

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Una complejidad tanto formal como esencial

La revisión ágil pero precisa de lo que se tenga que publicar no necesariamente pasa por el que la pieza en cuestión sea formalmente breve o de pequeño volumen, pues la densidad que una pieza tal albergue puede ser tanta que requiera una incluso mayor exospección que una pieza formalmente larga o de gran volumen. Revisar hasta la mitad es, no obstante, una propuesta eminentemente cuantitativa, pero guarda una indisoluble relación con la esencia y no sólo la forma.

Cuando el contenido que propiamente tenga lo que comuniquemos resulte denso, en el sentido de una buena densidad, y a su vez hagamos que adquiera complejidad formal, nuestro tiempo exospectivo va a tener que incrementarse aun limitándolo a la mitad de elementos tanto formales como esenciales. Reducir complejidad por la parte formal o por la parte esencial va a permitirnos reducir ese tiempo, por debajo de la mitad inclusive, en cuanto a revisión profunda de esa parte que simplifiquemos. La simplificación formal a la vez que la esencial nos conducirán, por ende, a la mayor capacidad para una revisión global menor, más ágil, pero a riesgo de no ofrecer sino una pieza final con poco aporte, sin interés y de poca originalidad.

Llegar a una veteranía en blogs, o por extensión en cualquier clase de vía comunicativa, pasa por una agilidad en cuanto a revisar que no lograrás de no verter el máximo empeño en dotar de una complejidad tanto formal como esencial a lo que desde tus ciclos incipientes vayas ofreciendo. Se trata de que cada vez puedas ofrecer con mayor agilidad contenidos genuinos y originales, pero para ello debes traspasar la simpleza que, igual que la imprecisión y las largas revisiones, por lo común caracterizan a esos ciclos.

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Poca imprecisión

Que dé resultado el mínimo tiempo recomendable de revisión equivalente al tiempo dedicado a la mitad de lo que se elabora será mucho más propio de ciclos de madurez de la autoría. Así que, en ciclos incipientes el tiempo exospectivo, o de revisión profunda, conviene que siempre supere esa mitad, y mejor si abarca la totalidad de elementos tanto de la forma como del fondo.

A fin de que revisar sólo la mitad, o menos, de lo que vayas a publicar se traduzca en un post, u otra clase de pieza comunicativa, que a lo sumo poca imprecisión tenga, esa mitad o menos de elementos revisados debe conllevar que la otra mitad, o más, de los no revisados nos cunda en cuanto a buena elaboración y por ende en cuanto a poder permitirnos no revisarlos. Tenemos que, a base de práctica, ir adquiriendo para ello una clara conciencia de en qué solemos equivocarnos y así aprender a no sólo corregir sino evitar cuantas más imprecisiones podamos antes incluso de reflejarlas aunque sólo sea en el esbozo o borrador de lo que vayamos a difundir. Evitar errores e imprecisiones resulta siempre, pues, más apropiado que tener que corregirlos.

Por más que en la blogosfera haya opciones de publicar hacia atrás o retroactualizar, si llegas a conocer bien tus propios defectos estarás en condición de aprender a, ya no rectificarlos, sino evitarlos sin que trasciendan siquiera a la preparación de la pieza que vayas a comunicar. Cuanto más evites errores e imprecisiones, más podrás reducir tu tiempo exospectivo o de profunda revisión.

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