Sin trayectoria

¿Resulta viable dotar de naturaleza evolutiva algo que es, o a lo que se considera, perfecto o, en el otro extremo, caótico? Puede, e incluso en según qué casos quizá hasta debe, haber ciertas confrontaciones de pareceres en cuanto a esto pero, de cualquier modo, centrarse en obtener una única respuesta o, en cambio, dejarlo al completo libre criterio de cada cual, no nos lleva sino a recaer respectivamente en el perfeccionismo o en el caos. Procúrese entonces plantear algo que sea a lo menos una cierta orientación.

Para que lo perfecto pase a aplicársele lo propio de la naturaleza evolutiva es bastante evidente que deberá de algún modo dejar su condición perfecta para asumir que puede, y hasta debe, progresar. De su parte, lo caótico bien parezca quizá que por su inestabilidad es susceptible de que lo encuadremos en lo dinámico, lo evolutivo, pero precisamente lo caótico, por el mismo caos, no permite una mínima estabilidad, ni por tanto aposentar y cobrar identidad a algún que otro sujeto, ni a algún que otro lapso de tiempo y porción de espacio en los que tal sujeto esté: así que no acaba de haber un comienzo, ni por ende una trayectoria y para que, entonces, lo caótico devenga evolutivo debe asimismo abandonar de alguna manera su condición caótica. Perfección y caos al fin y al cabo son, considérese para un blog o prácticamente para cualquier otra cuestión, dos estados de bloqueo, sin trayectoria, ni comienzo ni final: por eso nos parece que el concepto de laberinto resulta una buena orientación en definitiva; y nunca mejor expresado, pues en un laberinto al uso, si algo nos va a ser en efecto indispensable es intentar por todos los medios orientarnos aun con las exiguas posibilidades que dentro de tal laberinto tengamos. Cuanto más orientados estemos, seremos más capaces de hacer que el laberinto se asemeje menos al caos y, si bien no dejará de ser un diseño imperfecto, podremos transitar por él de manera cómoda.

Ante la afectación que te pueda ocasionar en particular el síndrome del blog o del post en blanco en cualquiera de sus formas, evalúa si en concreto se debe a, como con toda probabilidad acostumbre a ser más común, una situación marcada por la inestabilidad propia de lo caótico. Dándose la circunstancia de que se trate, por así expresarlo, de un síndrome asumido y aceptado con relativa naturalidad y desinterés, debieras plantearte si en tu actitud has caído en una sensación de más o menos perfección que no hace sino en verdad llevarte al inmovilismo.

Conflictos contra la naturaleza evolutiva

De pretender dotar al sustitutivismo robótico de algún cariz mínimamente fundamentado ideológicamente, cabría asociarlo a un cierto, pero muy malinterpretado, perfeccionismo. Por su esencia teórica y por los en efecto buenos resultados que en su medida aporta, el pensamiento rectilíneo puede yacer en la base que desde una mala interpretación tal se toma para la justificación de que lo robótico automatizable lo abarque todo.

Puesto que en la perfección, de haberla y en especial de manera absoluta, no hay más allá a donde dirigirnos, pues precisamente la perfección implica que no queda nada por hacer en lo que sea, el perfeccionismo en sí carece de un auténtico sentido por el que cualquiera deba, y de hecho hasta pueda, guiarse en aquello de lo que se trate. Irnos, sin embargo, al extremo opuesto, a lo caótico, no sirve tampoco para progresar ni en un blog ni en otra iniciativa cualquiera. Así pues, por mucho que se angustien quienes eventualmente pretendan establecer verdades extremas, en todo ni la perfección ni el caos van a resultar opciones válidas: la perfección porque implica que no hay mayor recorrido para lo que sea y el caos porque implica que está todo por hacer. La noción de ambos estados, por tanto, conlleva conflictos contra la naturaleza evolutiva de todo ser vivo o inerte, naturaleza que es la que podemos comprobar en nuestro entorno que es la que de por sí se manifiesta claramente. Si bien el ser humano por supuesto no puede, y ni siquiera debe, aspirar a la perfección y menos aún con máquinas que, en el marco de la lógica rectilínea en particular y de lo algorítmico en general, son cada vez más sofisticadas, tampoco debe, y seguramente tampoco puede ya o por lo menos tampoco puede permitirse, caer en lo caótico, lo que sería en definitiva volver a su estado salvaje, aun habiendo humanos supuestamente civilizados que más bien actúan como si se mantuviesen en tal salvaje estado y aun habiendo por su parte humanos que por su aislamiento geográfico han permanecido en estado de salvajismo tribal.

Sin perjuicio de que emprendas un proyecto que consista en un adecuado estatismo que debieras en tal sentido limitarlo, en cuanto a presencia blóguer, a la macroblogosfera mientras dinamizas en redes sociales y en particular recomendablemente a diario en la microblogosfera generalista, el inmovilismo no es justificable por una supuesta perfección de lo que hayas hecho. Por otra parte, un proyecto que dirijas desde el vehementismo o compulsivismo acabarás por ahogarlo en su propio caos. Un pertinente dinamismo te resultará en cualquiera de los casos una mejor opción.

Metaalgoritmia

De lo que dan constancia el factor empático por su parte y el pensamiento laberíntico por la suya es que hay un campo inherente a la condición del ser humano que, por mucho que se progrese en la algoritmia y, por extensión, en la inteligencia artificial, la robótica y en general la ciencia, es y seguirá siendo insustituible de por sí. Aprovechar el alivio de tal conclusión para limitarse a considerar el ser humano a salvo por completo de toda competencia respecto a los avances de la tecnología más sofisticada es, sin embargo, un grave error.

Para poder asimismo hacer uso aquí de una denominación que aúne el conjunto de lo que mediante ítems razonados estamos expresando, nos resultará útil referirnos a metaalgoritmia para todo lo que esté más allá de lo estrictamente representable mediante algorigramas, flujogramas o en definitiva diagramas de flujos, por mucho que tales diagramas puedan en su caso dar sensación de, o incluso en cierto modo funcionar del todo por, aleatoriedad. Aunque la educación tiene un rol indispensable en sus formas finales para cada humano, son factor empático y pensamiento laberíntico en sí mismos aspectos que cada humano lleva consigo por la propia condición humana, igual que, en su medida también pero no dentro de la metaalgoritmia, la lógica rectilínea; será en función de la evolución de los diferentes estratos coyunturales en los que un ser humano se desarrolle, y con una determinante influencia de lo propiamente educativo, que se optimizarán lo algorítmico y lo metaalgorítmico. Cualquier postura que abogue por cultivar en exclusiva sea la algoritmia sea la metaalgoritmia nos parece totalmente desaconsejable: en ambos casos estaríamos coartando nuestro verdadero potencial de pensamiento y, de ahí, coartaremos nuestras opciones de contribuir a una sociedad mejor. En base a esto, por descontado una supuesta línea de pensamiento como sería el sustitutivismo robótico queda a todas luces desacreditada, pues en modo alguno podemos siquiera considerar un discurso mínimamente coherente lo que en el mejor de los casos condena al propio ser humano a limitarse a no mucho más allá de lo metaalgorítmico.

Al considerar la metaalgoritmia te resultará más sencillo, en un mundo en el que tanto parece que todo está y va a estar más regido por algoritmos informáticos, concebir todo en lo que, incluso ante el avance de la algoritmia en lo creativo, vas a poder seguir aportando lo mejor en tanto que blóguer u otra clase de comunicador para el público, humano y robótico pero en especial humano, que sea. En metaalgoritmia, desde una perspectiva amplia, puedes abarcar hasta lo que aun pudiéndose hacer mediante algoritmos no se está haciendo por la razón que sea.

Lógica rectilínea y pensamiento laberíntico

Si al igual que con el factor empático para lo propiamente vinculado a la condición de público, se tuviese que encontrar una denominación clara y pertinente para la clase de pensamiento que por oposición a la pura algoritmia define al pensamiento creativo humano se podría hallar con toda probabilidad el mejor punto de partida en la idea de laberinto. Lo laberíntico, no siendo calificable de caótico, tampoco es identificable del todo con la rigidez que, si bien puede causar cierta ilusión de aleatoriedad, emana de lo algorítmico.

La concepción del tiempo en función de estratos coyunturales nos parece que se acopla bastante bien, y a cualquier nivel, precisamente a la idea de montaña. Subir a la cumbre es aplicable en tanto que símil a la simple coyuntura más próxima y personal pero también a la más alejada y de dimensiones históricas; y en toda esta superposición es identificable el fenómeno red en el que mediante el ciberespacio en general y la blogosfera en particular estamos inmersos. Un mundo en el que lo algorítmico, lo puramente mecánico y pragmático, lo englobe todo haría que a la cúspide de lo que sea, cúspide sin prácticamente diferencia respecto a la base, tuviésemos que procurar llegar por la vía de la línea recta, pues parece siempre de entrada lo más lógico escoger la distancia más corta entre dos puntos, ¿qué razón, salvo en todo caso la de esquivar eventuales obstáculos físicos, podría más o menos por sí mismo un robot encontrar para llegar a cierto lugar por otra vía que no sea la de la línea recta? Los seres humanos, algunos por lo menos y, según queremos creer, muchos, pese a tener de único objetivo llegar a la cúspide no escogen necesariamente la línea recta como mejor alternativa, pues puede haber elementos circundantes, contextuales, que les llamen la atención más allá de un puro pragmatismo o, de cualquier modo, de lo que surja a partir de lo que tengan prefijado en una base de datos de la que vayan sacando promedios y demás resultados de carácter esencialmente cuantitativo. El ser humano puede querer y necesitar, de entrada pareciendo quizá que muy irracionalmente, dar rodeos, deambular, incluso perderse y dejar de vislumbrar la cúspide que por objetivo tiene; y pese a todo esto, salir del propio laberinto que a sí mismo se ha creado más enriquecido como ser y con más y mejores aportes que hacer a la sociedad en comparación al robot que hubiese procurado, como no podría resultar de otro modo, mantener la senda rectilínea.

En tanto que humano necesitas, o a lo menos te conviene, cultivar por descontado el pensamiento pragmático que, no obstante, va siendo más capaz de automatizarse y de autogenerarse por el propio avance de la robótica, pero ahondar en tu pensamiento no tan algorítmico es lo que te hará marcar la diferencia si mantienes una vocación creativa. No están reñidos lógica rectilínea y pensamiento laberíntico más que para quien esté convencido del incongruente sustitutivismo robótico y que en este sentido apoye que la primera debe ser, además de base, lo que condicione hasta toda la cúspide de la montaña que la humanidad está escalando en la actualidad.

La base no condiciona toda la cúspide

Con una esencia tan eminentemente tecnológica y robótica que, como probablemente no podía haber sido de otro modo, tiene el ciberespacio es hasta cierto punto comprensible que, en especial yendo por la vía del pensamiento fácil, se quede mucha gente con la idea de que todo debe sucumbir a lo más puramente algorítmico y cuantitativo, y de ahí a convencerse de un sustitutivismo extremo por el que los robots lo hacen todo no hay quizá demasiado trecho. La condición humana misma conlleva, no obstante, por lo menos algunas notorias matizaciones.

El pensamiento humano, no necesariamente de gente erudita sino de todos los humanos, precisa de su vertiente algorítmica, operativa, pragmática y que tanto ha contribuido en efecto a que el ser humano sea además un ser humano civilizado tal y como, pese a todas las atrocidades que la humanidad sigue perpetrando y perpetrándose, somos hoy y desde hace ya bastante tiempo. De que en la cúspide de ese desarrollo la base de tal cúspide esté marcada por un funcionamiento de carácter algorítmico no es por tanto, ni desde una perspectiva sincrónica ni diacrónica, algo de lo que extrañarnos; pero la base no condiciona toda la cúspide, al igual que, y siguiendo precisamente una lógica muy matemática, una parte no es igual al todo. Si bien la base de la comunicación y de la creatividad está hoy constituida, como debe estarlo, por una esencia tecnológica algorítmica altamente sofisticada, en la cúspide no tiene por qué ser el resultado inevitable el de un dominio puramente tecnológico ejercido por la propia tecnología y, por tanto, automatizado del todo por vía robótica. Tratándose en este símil Internet no tanto, pero también por supuesto, de una red sino más bien de una montaña, e incluyendo así pues el nuevo símil de la red en el marco de lo que a tantos aspectos se le puede aplicar el viejo símil de la montaña, necesitamos tener la plena convicción de que lo mejor de la robótica, hasta donde ha llegado y hasta donde llegará, es del todo compatible en la cúspide con lo mejor que el ser humano puede aportar y seguirá aportando aunque sólo sea por pura necesidad creativa no necesariamente remunerada.

Para ahondar en la propia incongruencia que el sustitutivismo robótico en su conjunto tiene, bien sirve que te preguntes si llevándose incluso a la práctica tal sustitutivismo dejarías, en tanto que creativo y si lo eres en verdad por vocación, tu labor creativa, considerando la creatividad en un sentido amplio y por tanto más allá en su caso de lo artístico, sea en un blog o en otras vías comunicativas. La respuesta sin duda negativa que debiera ser la que formulases demuestra que, por mucha equiparación e incluso en ciertos casos superación robótica en comunicación y creatividad, lo creativo y su comunicación por y entre humanos es, más allá del puro pragmatismo, una necesidad vital que ha contribuido y contribuye a hacernos humanos civilizados como lo ha hecho también en efecto lo más pragmático.

Factor empático

En lo que tradicionalmente se ha considerado el público, o los públicos, van a transformarse con toda probabilidad los niveles de exigencia muy particularmente en la creatividad por la que se tenga que pagar. Jugar a adivinar si algo ha sido hecho por intervención humana o por plena automatización puede resultar un interesante divertimento al ir siendo lo automatizado más capaz de crear lo que haría un humano, pero sobre todo cuando hay dinero de por medio, conocer con certeza la clase de autoría será esencial para a lo menos una parte importante de personas.

Puesto que la línea va siendo más difusa entre agentes emisores y público, plantearnos si la indistinguibilidad creativa es indiferente en particular respecto al público, o los públicos, implica a su vez plantearlo en relación a tales agentes emisores, incluyendo los exclusivamente emisores en plan intermediarios y los que en su caso sean específicamente creativos. Debido a su vez a la pertinente concienciación que debiéramos adoptar en general respecto a que la imparable automatización de cada vez más ámbitos creativos conlleva que asumamos nuevos retos para crear en tanto que humanos, tendremos seguramente tendencia los propios humanos a, siendo en efecto conscientes de tales retos que debemos asumir para crear, la exigencia cuando nos posicionemos como público de conocer si la obra creativa que apreciemos responde asimismo o no a esos retos, siendo por tanto o no respectivamente de origen mínimamente humano: ahí yace el factor empático que en los próximos tiempos va a poder seguir conectando emisor y receptor humanos en el acto comunicativo en general y creativo en particular. La honestidad y la fiabilidad en la firma y, por extensión, en los créditos que en una obra hayan cobrarán muy probablemente más carácter valioso para en potencia un mayor número de integrantes de cualquier público, pese a que siempre pueda haber quien, seguramente desde su posición de limitarse a ser únicamente o casi únicamente público, considere que lo importante es la obra en sí y que si eso le produce el debido efecto positivo es suficiente. La plena indiferencia ante si la autoría de una obra es humana o robótica resultará bastante extraño que sea predominante entre un público cuyos integrantes, sea tal público de la clase que sea, asuman su condición también de emisores y los retos que ello comporta.

Teniendo en cuenta que la indistinguibilidad va a seguir progresando y que humanos y robots van a poder adoptar en la igualdad de condiciones que proporciona el ciberespacio, y por tanto la blogosfera, una alternancia de la condición de emisor y público, si bien los humanos deben incidir en lo cualitativo y contextual y los robots no hacen sino destacar en lo cuantitativo y textual, apreciarás que la firma y los créditos puede que en cualquier obra se revaloricen muy positivamente al ser identificables con alguien humano. Una obra indistinguible sin firmar, o en cambio, firmada e incluso con largos créditos pero con exclusivo vínculo a un proceso automatizado, pondrán como mínimo en duda el desarrollo de un cierto grado de empatía para una parte sustancial del público humano; en el primer caso, en especial hasta que la autoría humana o robótica se aclare.

¿La indistinguibilidad creativa causa indiferencia?

Según continúe perfeccionándose la robótica en los ámbitos creativos, la indistinguibilidad respecto a si ha habido o no una mínima intervención humana en la realización de una determinada obra va a ser un elemento puesto más a prueba en relación a su relevancia para el público. Así pues, ¿ante por lo menos cierta clase de obras que puedan ser indistinguibles, necesita el público en efecto tener la certeza de si tales obras han sido o no hechas con un aporte humano por poco que sea este aporte? ¿La indistinguibilidad creativa causa indiferencia? En un factor de tipo empático puede que haya buena parte de, si no toda, la respuesta.

Entendiendo lo creativo en un sentido amplio y por tanto más allá de lo artístico, habría cierta contradicción si ante tantos cambios que, desde la parte de los propios creadores, se producen en el ámbito de la creatividad, no hubiese también una profunda transformación de lo que hasta el momento han sido los públicos, o lo que ha sido sencillamente el público. El mundo de las últimas, y culminantes, etapas analógicas y primeras digitales, donde los sujetos y los medios emisores, por un lado, y los públicos o el público, por otro lado, estaban tan definidos y la mínima intervención humana en relación a la parte emisora estaba siempre tan fuera de duda, poca relación tiene ya casi con las nuevas realidades que en el ámbito de la comunicación están caracterizadas por las aún denominadas por muchos nuevas tecnologías, dentro de lo cual se engloba el ciberespacio y, por tanto, la blogosfera. El hecho clave de la capacidad, en prácticamente igualdad de condiciones, de interactuar y de elaborar y difundir contenidos tanto por parte de los que antes eran claramente emisores como por parte de los que eran público, conlleva que no sólo desde la parte creativa haya cambiado en buena medida todo, sino que también cualquier público no es ya igual que un público al uso, o sea, un público puramente, o casi, pasivo o con muy poco margen de devenir propiamente un emisor. A esto se le suma que la creatividad puede ser además fácil e incluso superiormente y con la misma igualdad de condiciones, elaborada y difundida por máquinas. Si ante la duda, tener la convicción de que algo esté en verdad hecho por un humano es digno de considerarse valioso por la empatía que ello genera entre emisor y receptor, vamos a tener oportunidad en los tiempos actuales y próximos de evaluar si eso tiene o no continuidad y en qué grado.

La línea difusa que hay entre agentes emisores y público hace que estés en un mundo en el que la interactividad es generada a iniciativa tanto de un lado como del otro por igual, pero con el añadido de que también por un lado y por otro puede que detrás haya un humano o un robot. Ante la desorientación e incertidumbre que esto pueda causarte de entrada, no merece la pena renunciar a las potentes capacidades interactivas que como nunca antes la humanidad ha tenido. Se trata de que creadores y público, tanto humanos como robots, aporten a su modo lo mejor, unas veces siendo más creadores y otras más público. La plena igualdad de condiciones y asimismo un más que probable mayor grado de exigencia por parte del público conllevarán con bastante seguridad, en especial en obras creativas de pago, que quede claro si ha habido o no intervención humana ante una eventual indistinguibilidad.

Un blogobot personal

Al emanar de lo más puramente tecnológico y matemático, todo lo algorítmico es con toda probabilidad más fácilmente asociable de entrada, incluyendo eventuales blogobots, a lo de carácter impersonal, esto es, a lo más de tipo científico. Con los debidos ajustes y permisos, un blogobot personal también es factible y hasta puede que muy recomendable en según qué casos.

Todo aquél que tenga ocasión de emprender un blog personal, en especial si es sobre sí mismo, es natural que tenga preferencia por ejercer la elaboración directamente y, en verdad, siempre que procedamos con más meticulosidad que imprecisión resulta la mejor alternativa para dar a un blog personal su carácter más genuino y auténtico. Si por la razón que sea, esta vía no resulta elegida, optar por alguien distinto pero siendo de todos modos del género humano debiera ser lo preferible, asegurándonos de que se cuente con el suficiente conocimiento y grado de rigurosidad como para que el blog personal en cuestión adquiera su mejor versión. En la línea de lo que es propio de lo algorítmico, la eventual opción de programar un blogobot para que aborde la dimensión personal de quien sea, se trate de uno mismo o, en cambio, de otro que no necesariamente esté vivo, comportará con bastante seguridad unos buenos e incluso inmejorables resultados en cuanto al aspecto cuantitativo y de rapidez, o sea, el blog podrá compilar a base, si no del todo en mayor parte, de rastrear el ciberespacio un mayor número de datos respecto al sujeto protagonista y a mayor velocidad en comparación a un humano o un equipo de humanos; encontraremos, no obstante, una vez más que por mucho que el algoritmo destaque en tales aspectos, que sin duda son importantes, difícilmente aportará un acento cualitativo y, en particular, emotivo óptimo.

Faltando una alternativa mejor, un blogobot personal que proceda a automatizar, sin caer en el ritmo compulsivista o vehementista, la publicación periódica de contenidos en relación a un sujeto en cuestión, se trate propiamente de un sujeto individual o uno grupal, puede que sea un acierto. Se trataría en todo caso de un buen ejemplo en el que podrías apreciar que la superioridad cuantitativa y de velocidad no necesariamente comporta por sí sola el ideal de los resultados.

Antes del adiós al arte humano

Desde el momento en que en lo artístico está lo robótico ya tan adentrado, y puede que lo acabe estando más, cabría tal vez esperar entonces que en lo más rigurosamente científico el factor humano fuese a estas alturas por completo prescindible. Si en lo tan creativo un robot es equiparable o incluso superior a por lo menos muchos humanos, lo tendría que ser aún más respecto a lo más técnico: y sin embargo no es así.

Siguiendo la estricta lógica sustitutiva de que los alcances de lo robótico conllevan, inevitablemente y más allá de la simple extensión de capacidades humanas, una sustitución del propio factor humano, teniendo en cuenta que los robots ya están de lleno obteniendo buenos resultados en casi, si no todos, los ámbitos artísticos, que son los más alejados de por sí del pensamiento puramente algorítmico, entonces ya no deberían quedar científicos humanos: habrían sido todos sustituidos por robots, con la paradoja que ello conllevaría en sí porque son científicos precisamente los que, en esencia por lo menos, crean robots; o sea, asumiendo que la finalidad de la ciencia, o en todo caso uno de sus inevitables resultados, es mediante la robótica llegar a que sean sustituibles los artistas tendríamos que aceptar antes la insólita conclusión de que la finalidad, o como mínimo un resultado inevitable, de lo que hacen los propios científicos es sustituirse a sí mismos. En este sentido, antes del adiós al arte humano tendría que producirse el adiós a la ciencia misma hecha por humanos, y esto a todas luces sería de las mayores incongruencias que la propia humanidad pudiera llevar a cabo, sin perjuicio, no obstante, de que en efecto la robótica vaya equiparando e incluso superando en sus resultados, tanto en lo artístico como en lo técnico, a gran parte del género humano, por lo menos en ciertas ocasiones.

En el ámbito de los blogs, donde precisamente es, a efectos prácticos como mínimo, bien distinguible lo personal de lo impersonal, o sea y respectivamente, lo más bien de carácter artístico y lo más bien de carácter técnico, es trasladable perfectamente lo expuesto, contribuyendo a reforzar la idea de que eventuales blogobots no son excusa para que no te molestes en emprender tu proyecto blóguer. Tendrás que asumir, sin embargo, el esfuerzo pero a su vez también el interesante y estimulante reto de no limitarte a los contenidos que sean fruto de un procesado puramente algorítmico y cuantitativo, pues en eso va a poder llevar cada vez más la delantera cualquier robot.

Blogobot

Aun siendo una infraestructura eminentemente mecánica y robótica, no parece que la esencia de Internet haya sido, ni siga siendo todavía hoy, forjada en base a una finalidad de plena robotización, pues habituales son, sin ir más lejos, los avisos que cuando se pretende hacer según qué acciones obligan a identificar caracteres alfanuméricos o imágenes para determinar que quien está detrás no es precisamente un robot. No tendría de hecho demasiado sentido un ciberespacio sólo robótico, pero cabe contemplar sin embargo que cada vez las restricciones por tratarse de un robot vayan quizá disminuyendo, dejando más vía libre a acciones que podría hacer por sí solo del todo un robot.

Que un blog pueda estar por completo hecho por un robot y que se permita en efecto que ello sea posible del todo, como de hecho ya hay blogs que, si no del todo, casi funcionan o puede que funcionen de ese modo, no es motivo alguno para determinar que no vale la pena molestarnos en elaborar un proyecto blóguer en tanto que humanos; ahora bien, debemos más que nunca tener presente a toda costa el procurar proceder con mayor meticulosidad que imprecisión porque a poco que hagamos con desinterés un blog va a ser muy fácil que nos acabe superando un sencillo blogobot, expresión mediante la que bien podríamos denominar un blog plenamente robótico. En definitiva, al optar por una injustificada despreocupación por simple presencia de blogobots, estaríamos cayendo en el tan perjudicial extremo del inmovilismo, mientras que a un blogobot, si se aspira por su parte a que sea de una mínima buena calidad y si bien la velocidad es una característica superior de lo robótico respecto a lo humano por lo menos en sentido estricto de transmisión, debe evitarse programarlo para que adopte una dinámica más allá del recomendable dinamismo o estaremos aprovechando, o más bien, supuestamente aprovechando la superior velocidad transmisora robótica para elaborar un blogobot que proceda en base a un ritmo o periodicidad igualmente perjudicial y calificable, en este caso, de compulsivista o vehementista.

Ni la superior capacidad cuantitativa de acceso a y procesado de mayor número de datos, ni la también superior velocidad para en base a eso elaborar un mensaje que comunicar hacen de los robots, y en particular de eventuales blogobots, motivos para que tu trayectoria blóguer en tanto que humano quede aparcada o por empezar. Al contrario, ante una superior capacidad cuantitativa de acceso a y procesado de datos, desarrolla más tus habilidades cualitativas; y ante la superior velocidad transmisora, aplica dentro de tu ritmo, recomendablemente diario como mínimo en redes sociales generalistas, una constancia que aun pudiendo que sea más pausada gane en cuanto a meticulosidad y contextualización.

Más allá del promedio

La originalidad creativa, entendiéndose creativa en general y por tanto más allá de lo estrictamente artístico, bien puede entenderse, si así se prefiere, sólo en tanto que lo nuevo por simple diferencia. Esto lleva a que considerando todo lo realizado con anterioridad restringiéndose más o menos a un ámbito creativo determinado, se produzca una nueva obra resultante de una pura media aritmética de ese todo: así es como, en esencia por lo menos, se precede en base a una lógica algorítmica.

Sin que tengamos la más mínima intención de incidir en una supuesta necesidad de determinar si es mejor lo humano o si es mejor lo robótico, nos parece que lo más sensato es que reconozcamos que en el ámbito de la originalidad creativa en general, considerando de hecho que lo surgido de un robot puede ser también definido como original y creativo, humanos y máquinas emplean procedimientos diferentes. Asumiendo, así pues, que lo resultante de un procesado puramente mecánico se considere arte, razonamiento, erudición y demás, desde la perspectiva de la antepublicación la senda por la que llega a construirse una obra original difiere, y por definición diferirá siempre, entre un humano y un robot por el importante, si no fundamental, hecho de que el humano no se basa, por lo menos siempre y por defecto, en una simple media aritmética formal resultante de cotejar una base de datos: el humano va, o puede ir, más allá del promedio al hallar para su obra original final patrones no tanto formales sino sentimentales, no tanto cuantitativos sino cualitativos. Un ordenador al que programemos con un eficaz algoritmo y que conectemos a Internet, bien puede procesando adecuadamente todo el big data al que tenga acceso dar de resultado una obra original válida por completo: contra tal factor cuantitativo es evidente que un humano, por más capacidad retentiva que tenga su mente, no puede competir; pero será en efecto, tal resultado del ordenador, una obra original que en todo caso, ya se trate de un ordenador doméstico ya de un superordenador, habrá nacido por puro promedio cuantitativo. En lo que al humano no le queda más remedio que incidir es, por tanto, en su capacidad de crear, incluso en obras no artísticas, por diferenciación más de carácter cualitativo, o sea, contextual, afectivo, empático y sentimental.

En la blogosfera y en demás ámbitos comunicativos, en efecto la competencia, entendiendo en todo momento sana competencia, ya no va a ser una cuestión, de por sí muy relevante sin embargo, de competencia entre prácticamente todo el conjunto de la humanidad, que gracias al ciberespacio tiene como nunca antes un fácil y permanente acceso a comunicarse en abierto y al instante a nivel planetario. Tienes que tener muy presente que a esa competencia se le suma la que suponen máquinas muy eficaces hasta el punto de que realizan obras indistinguibles respecto a las que como mínimo muchos humanos harían.

Un montón de decisiones

Se haga menos o más a plena conciencia, la comunicación humana en el formato que sea y por la vía que sea, incluyendo por tanto la blogosfera misma, es un procedimiento al que caracterizan una serie de decisiones. Al margen de que el resultado final en el mensaje pudiera ser indistinguible respecto a si lo ha hecho un humano o un robot, una importante, si no la mayor, diferencia entre la elaboración humana y la mecánica bien puede considerarse que recae en el rasgo humano de no proceder siempre por defecto desde el más estricto sentido diagramático.

Lo que queda patente, ya tan sólo en base a hasta donde conocemos del proceso comunicativo en general, aunque centrado en comunicación entre humanos, y dirigido en particular a públicos, es que el camino desde la abstracción a la publicación e incluso, sobre todo en relación a blóguers, la pospublicación está marcado por la toma de un montón de decisiones que, si bien para quien pese a todo prefiera correr el constante riesgo de la pura espontaneidad resultarán farragosas, nos garantizan que lo que comuniquemos esté en todo momento caracterizado por el mayor grado de meticulosidad que de imprecisión, dando de resultado un mensaje bien sintetizado en el sentido de bien expresado y que de ahí se consiga un mínimo efecto positivo en el público que sea. Precisamente al tratarse, al fin y al cabo, de decisiones no es de extrañar que un algoritmo eficazmente elaborado consiga procesar datos de tal manera que mediante las adecuadas decisiones resultantes del propio algoritmo en base al diagrama de flujos que lo caracterice el resultado sea equiparable, o en según qué casos incluso superior, al que pudiera haber surgido de un humano. Sin embargo, el procedimiento humano de elaboración, pese a que al público puede que sólo le llegue el indistinguible resultado final, tiene a diferencia del procedimiento de un robot la mágica o casi mágica capacidad de crear a base de decisiones pero sin un procesado tan sujeto a patrones que sean siempre representables mediante un convencional diagrama de flujos.

Aun yendo progresando los algoritmos informáticos en la toma de decisiones hasta incluso abarcar el ámbito creativo cada vez más, el proceso comunicativo humano, y en particular el dirigido a públicos, no puede prescindir de cierta necesidad de elaboración también esquemática, diagramática, para asegurar el mayor grado de meticulosidad que de imprecisión. De que, sin embargo, a partir de la abstracción y la inspiración no siempre diagramáticas que son propias de la condición humana puedas aportar en efecto contenidos de mayor meticulosidad que imprecisión dependerá que marques, en gran parte a lo menos, la reconocible diferencia respecto a todo lo que pueda llegar a emanar de un sistema que funcione por pura automatización.

Traducibilidad

Preguntarse cómo se traduciría mejor una determinada expresión de eventual significación dudosa puede ser de gran ayuda para acabar de determinar a qué hace referencia tal expresión. Se trataría en todo caso de una ayuda porque con el principio de significado más genérico y con el de menor número de elementos sobrentendidos debiera ser suficiente para que a una expresión mínimamente contextualizable se le determine la significación adecuada por más que pudiera entrañar polisemia.

Al tener en cuenta, restringiéndonos por lo menos bastante en este caso al ámbito escrito y oral de los idiomas, la mejor traducción para una expresión dada respecto a la que consideremos que pudiera dudarse de su significado por eventual polisemia, cabe que consideremos que en el idioma al que la traduzcamos no se reproduzca la misma situación, pues en caso de que la misma expresión, aunque se escriba diferente, albergue igualmente polisemia y, en particular, la misma o muy parecida polisemia de la que estemos partiendo, el ejercicio va a resultar del todo o casi en balde. De hecho, al plantearnos todo esto nos parece que bien podemos estar reflejando en efecto unas circunstancias que resulten muy familiares a cualquier persona que se dedique a la traducción; pero al fin y al cabo, el traductor es alguien, o algo si se trata de un traductor automático, que por defecto opera respecto a algo ya hecho, en general por otro, y a menudo ya publicado. Lo que nos interesa, más bien, es poner esto de manifiesto para cualquier blóguer antes de que publique y hasta de que haga un borrador, en particular blóguers humanos y no o no tanto los eventuales blogs automatizados. El sentido en el que ponemos de manifiesto para blóguers toda esta cuestión de la traducibilidad es, por tanto, que se tenga en cuenta en la fase de antepublicación para que, si aprecia verdadera confusión polisémica potencial en una expresión, la evite.

Si te falta conocimiento de algún otro idioma válido en tanto que referente con el que confirmar el significado de una dudosa expresión polisémica, recurrir a la traducibilidad en un formato mediático diferente al alfanumérico sería también un recurso. En especial, pensar en imágenes, sean más figurativas o más propiamente abstractas, qué significaría una expresión dada, aun siendo la propia expresión también imagen, es lo que en definitiva cualquiera hace ya de por sí al leer, entendiendo, así pues, incluso más allá de lo alfanumérico lo que es leer.

La a veces confusa polisemia

Valgan las alternativas a la terminología con similitudes médicas para aplicarlas en particular a la idea de asilar una expresión, en el sentido de darle acogida para su específico análisis de significado. Recurriendo a la idea de aislar puede resultar más que suficiente pero, en cualquier caso, asilar tiene una connotación más amable, si bien puede que sea la menos indicada si precisamente se aprecia abuso al recurrir a términos con afinidades al área del cuidado de la salud.

Nos va bien abordar la cuestión de cómo determinar en ciertas ocasiones el significado de una expresión en el formato que sea, y en este sentido más allá de lo alfanumérico, porque si bien aun estando asilada, o aislada, la expresión que sea debe por lo común aplicársele una tendencia a interpretar el significado de carácter más genérico de entre todos aquellos que tal expresión pueda albergar, conviene incidir en que esto conlleva la tendencia a interpretar el significado con el menor número de elementos sobrentendidos que pudieran asociarse al mismo. Se trate de una expresión alfanumérica, graficoplástica, audiovisual o sonora, por muy asilada o aislada que la tomemos, la interpretación genérica con la que menos elementos a sobrentender precisemos debiera ser la prioritaria. En un ámbito tan propicio a los mensajes cortos como puede ser la blogosfera en general y, en particular, la microblogosfera, resulta imprescindible tener presentes estos fundamentos de semántica para, salvo finalidades humorísticas, extraer la significación correcta de la a veces confusa polisemia que, sin embargo, supone a todo formato mediático un recurso de ahorro en significantes. Es muy recomendable, por otra parte, aprovecharnos, en este caso sí centrándonos en particular en lo alfanumérico, de la sinonimia para según nuestras preferencias utilizar términos variados y evitar redundar en un mismo ámbito semántico.

Es valiosa en todo caso la terminología específica con afinidades médicas en un blog como éste para que puedas apreciar el carácter, por supuesto no de médico, pero sí de orientador, a modo de cóach, que se procura llevar a cabo para la óptima presencia blóguer de cualquiera. Puedes, así pues, considerar pertinentes en cuanto las aprecies entre el repertorio expuesto expresiones como precisamente síndrome del blog en blanco, síndrome del post en blanco, asilo y compulsivismo.

Entre lo inmóvil y lo vehemente

Considérese que estático e inmóvil tienen como mínimo un cierto matiz distinto que respectivamente les otorga un carácter más y menos susceptible al cambio. Si para lo estático se acepta lo inmóvil en tanto que grado más extremo, ponemos esto en situación más pareja en cuanto a la condición extrema de lo compulsivo respecto a lo dinámico y de ahí bien puede resultar viable para todo ello en su conjunto, y en concreto en referencia a la blogosfera, una mejor diferenciación.

Teniendo por inmóvil lo que definimos como lo más radical y a su vez lo menos recomendable en lo referente a blogs estáticos, podemos liberar el estatismo del riesgo de confundir sus eventuales condiciones buenas y malas, reservando estatismo propiamente para cuando estemos ante blogs estáticos de una mínima buena calidad e inmovilismo para cuando decididamente se trate de blogs cuya condición estática emana de una pura inmovilidad y, en este sentido, sin otra justificación mucho más allá de la despreocupación por parte de la autoría. Entonces, estatismo sería más bien para dinamismo, lo que inmovilismo para compulsionismo, o incluso mejor, compulsivismo, para hacer también en igualdad con inmovilismo la elaboración del término a partir de la forma adjetiva en vez de la sustantiva. Cabe, así pues, que en todo momento concibamos nuestra actividad bloguera en especial, y comunicativa en general, desde la perspectiva de según el caso, y siempre procurando primar el dinamismo por lo menos en redes sociales, proceder en el área media entre lo inmóvil y lo vehemente, que sería este último término equiparable a compulsivo, sobre todo para emplearlo si tenemos la impresión de que con lo compulsivo rozamos el abuso de terminología con similitudes médicas, ya que entre nuestras expresiones están la de síndrome del blog en blanco y la de síndrome del post en blanco. Asimismo, para la referencia al compulsionismo o compulsivismo valdría igualmente utilizar vehementismo.

Un blog, en especial macroblog, estático pero bien elaborado no podrás tacharlo de inmóvil, pues su condición estatista, que no inmovilista, implica que se mantiene el cuidado de tal blog, incluyendo su debida actualización cuando proceda, en particular a nivel recomendablemente diario en su presencia en redes sociales. En cambio, respecto a todo blog que se exceda más allá de un mesurado dinamismo, podrás determinar que se trata de uno compulsivista o vehementista.

Ni estatismo ni compulsionismo

La de por sí ausencia de desgaste material y la conveniente ausencia de desgaste de ideas debieran gestionarse en general de modo que no haber ni estatismo ni compulsionismo sea la tónica habitual en la blogosfera. Puede que ante la base de que todo tiene que fundamentarse en el dinamismo parezca que en cualquier caso el compulsionismo sería más tolerable que el estatismo pero no debiera ser así.

Al bloguear compulsivamente, si es fruto de una vehemencia justificable, más bien puntual y mínimamente dosificada, puede que estemos actuando de una manera correcta, pero si desarrollamos una compulsión constante o programamos para que se hagan publicaciones automatizadas constantes a modo compulsivo o, en tal caso de automatización, más bien seudocompulsivo, es cuando estamos ante lo que sería denominable compulsionismo. En el otro extremo, el estatismo que no responda sino al puro abandono, en particular sin más razón que la simple pérdida repentina de interés, resulta asimismo descartable por completo en la presencia blóguer de cualquiera, sin perjuicio de que puedan haber buenos blogs, en especial macroblogs, estáticos. Se dan por tanto posibilidades de que un blog estático sea de buena calidad sin ser de carácter estatista y de que un blog dinámico y hasta por lo menos en ciertas ocasiones compulsivo sea también de buena calidad sin ser de carácter compulsionista. Y si los extremos estatismo y compulsionismo no son en absoluto recomendables por separado, lo son aún menos combinándolos, pues un blog que permanezca ahora estático ahora compulsivo y así sucesivamente, va a causar, además de una extrema desorientación para cualquier público, una labor para nada cómoda a quien ejerza la autoría del mismo, incluso si se tratase de un robot. Por mucho que seamos o que queramos ser buenos improvisando, la falta de un pertinente ritmo va a suponernos más inconvenientes que ventajas.

Que definas tu ritmo o periodicidad de bloguear, o en general de publicar por la vía que sea y en el formato que sea, no impide que puedas, o incluso debas, improvisar aunque sea de vez en cuando, sino al contrario, te permite que cuando quieras o tengas que improvisar lo hagas acomodado en unos fundamentos con los que te habrás familiarizado y se habrá familiarizado cualquiera que sea tu público. Improvisar por improvisar es tan poco recomendable como repetir por repetir.

Cultivando de manera óptima las ideas

En contraste con la capacidad de no desgastarse materialmente, la blogosfera se erige como un ámbito que en lo referente a las ideas puede conllevar con facilidad una tendencia, o por lo menos una percepción, de que haya un desgaste continuo. Por el gran, y conveniente, dinamismo generalizado en los blogs, en particular en las redes sociales, la permanente actualización de las perspectivas adoptadas puede parecer motivo de una creciente necesidad.

Pese a ser cierto que bajo nuestro parecer repetir por repetir no es recomendable en absoluto, el cambio constante de ideas planteadas tampoco lo es ni sería siquiera justificable por la necesidad de actualización, salvo casos como los de que en un texto más bien de carácter artístico, entendiendo texto más allá de lo alfanumérico, pretendamos reflejar convenientemente el carácter cambiante de algún personaje; por lo demás, y en especial en textos impersonales, una cierta continuidad en cuanto al fondo de lo que planteemos es siempre lo mejor, si bien algún mínimo cambio será preciso que acabe dándose en algún momento por la propia naturaleza evolutiva contextual general. En cambio, asimilando respecto a las ideas la ausencia de desgaste material propia del ciberespacio, caeríamos en la nefasta resolución de que convendría más bien una blogosfera estática del todo, por lo que en particular las redes sociales perderían sentido; pero optando por el extremo por completo opuesto al síndrome del post o del blog en blanco, que sería publicar sin mesura, caemos en una actitud de publicar compulsivamente y en base a la que todo el proceso de elaboración desde la abstracción a la publicación no dará de resultado lo mejor factible, o sea la versión mejor sintetizada en el sentido de mejor elaborada, que seríamos capaces de realizar.

Hay que renovar el fondo, el contenido, a cada nueva publicación que hagamos respecto a lo que ya hayamos blogueado, a lo que va bien por cierto que no haya un desgaste material, pero no hay que renovar compulsivamente por total oposición a tal ausencia de desgaste en lo material porque en ese caso tampoco estarás cultivando de manera óptima las ideas. Antes, de hecho, de cambiar por completo el fondo de lo que hayas expuesto revísalo por si a base de matizaciones pudieses evitar causar ante cualquier público una notable sensación confusa.

El eminente carácter entrañable del baúl

Si bien todo blóguer debe aspirar a ser ágil dentro de, por lo menos en redes sociales, un constante dinamismo sin dejar de lado su macroblog y en todo momento siendo más meticuloso que impreciso, guardar algo a la espera de que sea el oportuno momento de su publicación no es una situación en absoluto inusual para quien elabore un blog. En particular, las plataformas blogueras genéricas bien pueden hacer, hasta que lo que sea se publique, una función de almacenaje de total privacidad.

La informática en general e Internet en particular están, en especial por medio de los iconos más populares, marcadas por símiles respecto al mundo analógico al que contribuyen a mejorar y hasta en muchos aspectos sustituyen: la carpeta para la organización de datos, el escritorio para la pantalla principal del sistema operativo, el sobre para el correo electrónico, el lápiz, el pincel y demás utensilios clásicos de las artes para programas que abarcan ese ámbito... Todo ello da cierta idea de la tan próxima relación que todavía hay entre el aún familiar para muchos mundo analógico y el digital, destinado a continuar la mejora tecnológica; pero lo curioso además de esto es que entre tales símiles y sus correspondientes iconos populares no está o no ha acostumbrado a estar el baúl, como sí lo ha estado por ejemplo el maletín. Quizá porque con la idea y el icono de la carpeta ya nos resultaba suficiente y porque cuando se han generalizado los sistemas de almacenaje internáuticos hemos pasado directamente a referirnos a la nube, el baúl no ha cuajado en tanto que idea e icono habituales pero nos parece un buen símil para que un blóguer pueda concebir una de las funciones que puede aplicar a su área privada en la plataforma blóguer que lo permita, almacenando allí mismo lo que le parezca con la bastante seguridad de que eso está así a salvo y a la espera de que hacer al respecto la pertinente publicación sea oportuno.

A lo largo de toda la era analógica, la concepción de un legado fácilmente ha ido ligada a un buen baúl por tratarse de una ubicación que si bien su sentido es que acabes por acceder a su contenido, no es necesariamente un contenido al que debas acceder si no es hasta cierto momento y esto, aplicándolo a lo que quieras acabar difundiendo en un blog, puede facilitarte que no caigas por excesiva precipitación en el caso extremadamente opuesto al del síndrome del post o del blog en blanco, que sería publicar sin mesura. Por supuesto puedes encontrar otros símiles como el de caja fuerte, o cofre, pero por el eminente carácter entrañable del baúl parece tal símil más apropiado para la idea general planteada.

Sin desgaste material

El acceso a, y el manejo de, la blogosfera son tan fáciles y ubicuos que a todo el mundo puede resultarle interesante volcar en este ámbito su capacidad comunicativa dirigida a públicos y eso es lo que hace en buena parte trascendental a esta tecnología de la comunicación. No es de extrañar que en este sentido estas capacidades tecnológicas cubran para muchos la inherente tendencia del ser humano a legar algo de su paso por la existencia a los demás.

Con la blogosfera no sólo disponemos de una logística para la difusión puntual de aquello que nos propongamos, sino que además bien puede servir de almacenaje permanente de lo difundido, por lo que tenemos en potencia a nuestro alcance elaborar contenidos que además de ser de difusión inmediata y mundial son conservables de manera permanente y asimismo sin perder su alcance mundial. Más allá de la condición destacada que otorgamos a lo publicado en el momento mismo de publicarlo y hasta que actualicemos de nuevo el contenido, la virtualidad en la recuperación de todo aquello que vayamos publicando permite consultar en abierto tanto lo nuevo como lo más antiguo sin que entre nuevo y antiguo haya diferencia de desgaste material alguna, como sí la había sin remedio en las copias mediante las que se difundía todo en el mundo analógico e incluso en un primer mundo digitalizado que sin embargo no había cambiado demasiado respecto al analógico. Del mantenimiento y la custodia que hagamos en la nube, o sea y en definitiva al manejarnos con el ciberespacio para publicar y guardar, dependerá que lo que publiquemos siga siendo, en efecto, consultable en abierto del todo pero, en cualquier caso, toda publicación nuestra se mantendrá sin desgaste material gracias a su carácter virtual, sin perjuicio por descontado de que si hacemos una copia material, sea impresa, sea en algún tipo de disco u otros soportes, tal copia acuse su natural desgaste por el paso del tiempo.

Pese a que la conservación en la nube, y por tanto en el conjunto de servidores de los que se valen los servicios de Internet, sea de alta comodidad y eficacia para la publicación y almacenaje de lo que difundas, no debes ni mucho menos despreciar la conveniencia de la copia física, pues disponer de ella bien te puede ser útil de copia de seguridad. Lo muy positivo de la virtualidad internáutica es que además resulta también igual de fácil, rápido y accesible hacer copias de lo que sea, si bien en particular respecto a lo ajeno no dejes de lado en ningún momento lo que pueda afectar a derechos de autoría.

Una fantástica ubicuidad logística

Aunque el emisor y su capacidad para disponer de la logística apropiada como para llegar a menos o más lugares no compartiesen siempre ubicación física, la tecnología analógica de difusión en comunicación y demás ámbitos podía permitir llegar a abarcar varios territorios hasta los niveles a los que en particular han llegado las multinacionales. Puesto que con Internet, sin embargo, la capacidad logística comunicativa en general, y blóguer en particular, está en todas partes, todo blog en abierto es de por sí de alcance mundial.

El emisor que estuviese fuera del territorio al que quisiese hacer llegar la publicación pretendida no compartía, en parte por lo menos, ubicación física en la era analógica respecto a su capacidad para disponer de la logística apropiada como para hacer llegar allí tal publicación, pero no resultaba, pese a eso, imposible, si bien en lo referente a los casos de mayores distancias quedaba en manos de emisores que pudieran tener, en el sector empresarial en concreto, una forma en tanto que multinacional. ¿Qué ocurre sin embargo con Internet? que cada vez más proyectos, sean menos o más herederos de la era analógica, son vehiculables mediante una infraestructura que no entiende de ubicación física y permite en este sentido que el emisor casi, si no del todo, no precise tampoco una estricta sujeción al factor territorial para desarrollar lo que quiera. Un internauta en general, y un blóguer en particular, tienen a la práctica el mismo acceso a su capacidad logística en cualquier lugar porque su capacidad logística, al ser altamente virtual, está de hecho en todas partes. Hasta si lo queremos, debido a una fantástica ubicuidad logística tal, podríamos delegar fácilmente, como nunca antes había sido tan sencillo, nuestra tarea a alguien, sea un individuo o grupo, en cualquier parte del mundo independientemente de donde estemos nosotros, aunque conviniendo asegurarnos, igual que si lo delegamos a alguien próximo, de que la confianza depositada va a ser respetada.

Si la delegación de tareas es tan sencilla a nivel mundial, la automatización de por lo menos algunas lo es todavía más por la misma condición de capacidad logística en todas partes que la blogosfera en concreto e Internet en general conllevan. En los blogs que por su función intermediaria asumen en particular un rol de redifusión de contenidos ajenos esto es especialmente útil; mientras que en los blogs que requieran de una constante tarea de mayor grado de originalidad la automatización va bien de todos modos, y en especial, para la programación de la publicación de aquello que haya quedado debidamente preparado con la antelación pertinente.

Elegir idioma

Por la idiosincrasia de lo telemático en abierto se hace, a la práctica, del idioma el mayor, si no único, ineludible rasgo definitorio de la territorialidad del proyecto que sea, de modo que entre quienes compartan tal idioma será en principio más fácil que se capte interés. Siempre habrá tendencia, en este sentido, a que a lo menos potencialmente el área territorial de influencia sea la máxima que abarque la extensión del idioma a utilizar.

Con la dependencia del siempre muy relativo alcance territorial de las tecnologías de difusión disponibles en la era analógica, la elección de muchos elementos de un proyecto pero entre ellos en especial el idioma estaba muy condicionada en efecto por la ubicación física del emisor y de la capacidad del mismo para disponer de la logística apropiada como para llegar a menos o más lugares. En la Internet abierta y la blogosfera que hoy conocemos esto queda atrás por completo y alguien que quiera hacer una publicación en el idioma que sea no tiene ya un alcance relativo sino absoluto por defecto a nivel mundial, ni tiene por qué estar, así pues, ese alguien físicamente ubicado en el territorio que tal idioma abarque o, en caso de no estar allí, realizar grandes esfuerzos para hacer llegar a tal territorio la publicación pretendida. Si bien el área territorial de influencia del proyecto seguirá estando por descontado muy marcada por el área territorial de influencia del idioma empleado, el emisor puede llevar a cabo el blog, o iniciativa similar que sea, desde cualquier lugar, con la misma facilidad de acceso a la blogosfera y a toda Internet y con la misma capacidad de difusión en abierto del todo a nivel planetario. La cuestión de elegir idioma en un proyecto internáutico en general y blóguer en particular no tiene ya sino en tanto que único condicionante profundo para la positividad del proyecto del que se trate los confines hasta donde, desde la posición exclusiva del público o los públicos, el idioma se emplee.

Uses el idioma que uses, la capacidad de difusión del mismo está garantizada en el ciberespacio en igualdad de condiciones respecto a los demás, siempre que se entienda que nos referimos a idiomas característicos de los sistemas simbólicos más comunes que a nivel mundial se canalizan por vía de los teclados habituales en informática. Es importante que tengas en cuenta que, por la aleatoriedad potencial de influencia territorial, la positiva receptividad de lo que publiques en el idioma que sea estará muy condicionada por, además del propio alcance de tal mismo idioma, por la curiosidad de cualquiera que en cualquier parte fuera de ese alcance lo maneje o quiera aprenderlo.

Teniendo un blog consultable en abierto del todo

Hasta generalizarse la informática telemática el área territorial de influencia podía variar en esencia por la expansión o la reducción de la capacidad tecnológica de difusión, pero tal capacidad ahora es ya, por defecto, mundial para todos los formatos mediáticos y para toda clase de iniciativas. Por mucho que un blog o portal parecido pueda caracterizarse por una delimitación temática ligada a un territorio, su accesibilidad puede ser vía telemática la misma que la de cualquier otro.

Si, incluso teniendo nuestra línea temática muy marcada por el aspecto territorial, nuestra área territorial de influencia no depende de ello, ni de nuestro punto territorial de origen que eventualmente manifestemos, significa que teniendo un blog consultable en abierto del todo o iniciativa internáutica similar, nuestra área territorial de influencia puede llegar a ser hasta muy aleatoria. Lo que compensa, no obstante, la aleatoriedad potencial de influencia territorial es en efecto el alcance de por sí mundial que nos garantiza la blogosfera y en general Internet. Según enfoquemos nuestras publicaciones, en especial si lo temático no lo vinculamos demasiado a lo territorial, el área territorial de influencia tanto puede ser estable como nos puede ir sorprendiendo por sus cambios; y en todo caso estaremos moviéndonos a un nivel de alcance planetario siempre. También podía darse aleatoriedad de influencia territorial en las vías comunicativas analógicas pero dentro de subáreas territoriales dentro del muy determinante territorio de alcance no planetario, o difícilmente de alcance planetario, que se tuviera. Proyectos comunicativos dirigidos a públicos y que pudieran considerarse que tenían alcance mundial, no tenían sin embargo tal alcance de la manera permanente, fácil, instantánea, más virtual y más económica que tenemos a fechas actuales con los blogs y demás portales y recursos de Internet.

Al haberse generalizado la informática telemática, se ha generalizado la aleatoriedad potencial de la influencia territorial a nivel mundial que antes, con la tecnología analógica, sólo caracterizaba, y aun así de manera muy diferente a como en la era digital, aquellos medios que podían permitirse una infraestructura de tal dimensión. Por más que definas cualquier público al que pretendas dirigirte, tu blog siempre podrá estar sujeto a una potencial aleatoriedad de su influencia territorial a nivel mundial: nivel de influencia al que, sin embargo, no podrías haber tenido el mismo acceso con tecnologías previas.

Área territorial de influencia

La amplia difusión mundial que ofrece Internet da una gran ventaja a las publicaciones que se hacen por esta vía en comparación, muy en especial, a las que fuesen realizadas por puros métodos analógicos, pero al mismo tiempo supone la casi, si no total, pérdida de una, aunque sea mínima, ventaja a causa del factor del área territorial de influencia. En la plena era analógica, una publicación podía tener pocos recursos y no generar siquiera beneficio económico alguno, pero si dentro de su territorio no había otra, o aun habiéndola sabía diferenciarse, podía suscitar con cierta facilidad el interés de alguien en el lugar aunque fuese de vez en cuando.

Más allá de la pura delimitación temática que en un blog, o en portales similares, queramos hacer en cuanto a lo que abordemos, la idea de área territorial no va ligada, o cada vez lo va menos, a lo que difundamos: esto es, que en particular a nivel de público el acceso es el mismo tanto para quien físicamente esté a nuestro lado como para quien esté en la otra punta del planeta. Sin duda aquí encontramos una parte esencial de lo maravilloso que tiene la tecnología del ciberespacio, si bien aun así, y en especial ante una delimitación territorial en la temática, la atención de todo el que esté vinculado directamente al área territorial manifiesta que nos caracterice será con toda probabilidad atraída más fácilmente; pero bien es cierto, en cualquier caso, que el acceso y la difusión que sin limitaciones territoriales aporta Internet, y en particular la blogosfera, hacen que más que nunca tengamos que velar por la mayor buena calidad factible aun por muy modesta que sea nuestra presencia internáutica en general y bloguera en concreto, ya que nuestra diferenciación tenemos que procurar contemplarla en todo momento a nivel de toda la inmensidad de lo que constantemente se está publicando en el ciberespacio. A menudo se aborda el tema de la relación que entre lo local y lo global hay en nuestros días debido a la tecnología telemática, y lo cierto es que, tengan la relación que tengan, en el ciberespacio ambas dimensiones y todas las intermedias que entre una y otra puedan haber diluyen su estricto carácter territorial físico, haciendo del área territorial de influencia algo para nada limitado por el espacio material característico de origen.

Hasta por debajo del nivel local puedes constatar que la completa disolución de la delimitación puramente de espacio físico es, para cualquier ámbito de lo multimedia, un hecho característico de las todavía denominadas nuevas tecnologías, pues lo que a nivel personal quieras difundir tiene en el formato mediático que sea la misma capacidad de llegar a todo el planeta. Estratos textuales y contextuales de todas partes te resultan, así pues, virtualmente accesibles y reproducibles de manera amplia, rápida, fácil y personalizada.

Un cisma innecesario

Es natural que los comunicadores, por así denominarlos, convencionales o tradicionales se adapten a la blogosfera. No tendría demasiado sentido que, aun siendo su entorno principal el de los típicos medios de comunicación, no se adentrasen de lleno en este ámbito que tanto ha calado en la sociedad, pues estarían descuidando las tendencias de sus propios públicos, con lo que la pérdida del atractivo de tales comunicadores, aunque fuese de manera muy gradual, acabaría por producirse.

Cualquier blóguer que no sea o no haya siquiera sido nunca, por la razón que sea, un comunicador de los típicos medios de comunicación hará bien en aprovechar, no obstante, el bagaje de los comunicadores convencionales para precisamente en la blogosfera, ya que es un entorno que lo permite por la condensación tecnológica que lo caracteriza, hacer tanto en el fondo como en la forma una comunicación de alto nivel profesional, aun dándose el eventual caso de no generar ganancias económicas por ello. Todavía conviene aprovechar más esto cuando el bagaje de los comunicadores tradicionales no sólo es ya consultable desde los propios medios de comunicación típicos sino que lo es precisamente a través del ciberespacio y muy en especial en la misma blogosfera debido a la adaptación que tales medios han realizado y siguen realizando para dar consistencia a su propia presencia telemática en general y bloguera en particular. De no hacerse esta adaptación, apreciaríamos que los medios y comunicadores convencionales se resignarían a aferrarse a sus canales comunicativos típicos mientras, y si bien las técnicas de medios y comunicadores tradicionales no dejarían de ser interesantes de consultar aun teniendo que recurrir a tales canales en exclusiva, los públicos se distanciarían, aun haciéndolo casi sin darse cuenta, del interés por esos canales en general y sus técnicas de comunicación en concreto: se daría así un cisma innecesario entre los medios tradicionales y los cada vez más internáuticos miembros del público. Ante tal cisma potencial es mucho mejor que se esté dando una telematización de los medios típicos de comunicación, acorde con unos públicos precisa e inevitablemente cada vez más internáuticos, todo lo cual hace que entre comunicadores convencionales y lo que tradicionalmente ha sido el público sea muy viable un gran enriquecimiento mutuo.

Siendo todo blóguer, que lo sea mínimamente a conciencia, un comunicador y pudiendo ser cualquiera, a lo menos potencialmente, un blóguer, la comunicación dirigida a públicos, y en especial a grandes públicos, va dejando de ser lo que hasta la generalización de Internet, pero en especial de la blogosfera, ha sido un ámbito prácticamente accesible sólo desde la condición estrictamente profesional. En pro de conseguir en tanto que blóguer la mayor buena calidad factible, harás bien sin embargo en aprender cuanto te resulte posible de la comunicación propia de los que incluso hasta hoy siguen siendo, en buena medida por lo menos, lo que se entiende por medios convencionales.

La mayor buena calidad factible

A la capacidad de todo blóguer a conciencia para que iguale la de otra clase de comunicadores se la necesita contemplar desde una perspectiva que no ponga necesariamente en el centro la generación directa, y menos aún inmediata, de beneficios económicos. Por muy legítima que sea la aspiración de un blóguer a lucrarse con sus publicaciones, no conseguirlo o no quererlo no justifica que la constante pretensión de una buena calidad deba dejarse de lado.

Mientras mantengamos un nivel de más meticulosidad que imprecisión estaremos haciendo bastante como para que, aun si se da el caso de no obtener remuneración por aquello que en la blogosfera hagamos, dotemos lo que queramos transmitir de una mínima buena base cualitativa como para que quizá, y si es nuestra pretensión, lleguemos a obtener vías directas de generar ingresos como lo pueda hacer un canal de comunicación de otros entornos. Cabe destacar que los blogs no son las primeras clases de publicaciones que de por sí no tienen por qué estar generando ingresos económicos, por lo menos de manera directa, sino que muchas publicaciones ya en formato analógico han sido elaboradas para distribución gratuita y lo han hecho a pesar de todo con el mérito añadido de no contar con la amplísima difusión mundial que hoy da la blogosfera a cualquier iniciativa que por ella se transmita; hasta las hay que sin obtener prácticamente beneficio económico alguno de otra clase se han puesto en marcha. En tales publicaciones, conseguir dentro de sus posibilidades la mayor buena calidad factible no ha sido, o no debiera haber sido, razón ante la que desinteresarse o desmotivarse, pues mientras guardemos nuestra eficacia en la consecución de una mayor meticulosidad que imprecisión, lo valioso de lo que sea que publiquemos será mínimamente apreciado por el público o los públicos que tengamos.

Todavía más motivo hay para bloguear de la mejor manera que puedas cuando resulta que precisamente comunicadores de otros entornos también están adentrados en la blogosfera, sin que su presencia blóguer sea necesariamente más que un complemento a su tarea principal de la que obtengan la remuneración directa. Tómatelo, pues, si te resulta útil, de este mismo modo: un blog no tiene por qué aportarte directamente ingresos económicos pero puedes estar convencido de que, sea la que sea la actividad con la que te ganes la vida, la presencia blóguer te va a resultar indispensable.

Blóguers a conciencia

Que el blóguer use la cada vez más condensada tecnología que de por sí es la digital es algo que forma parte de la esencia propia del blóguer, pero lo que a menudo parece no estar tan claro es la conveniencia de que el blóguer se familiarice con la condensación teórica del proceso comunicativo. Es, en cambio, imprescindible que, más allá de como mucho en una simple inspiración, todo blóguer ahonde al máximo en un buen proceso comunicativo multimedia, en especial teniendo en cuenta que se dirige a un público o a varios.

Es curioso que una condensación a la que podemos reconocer por lo menos desde el principio mismo de la comunicación mínimamente civilizada de la humanidad y que es la que nos permite encontrar similitudes entre procederes para elaboraciones de diferentes formatos comunicativos, no goce de una clara convicción generalizada y abiertamente manifestada en cuanto a que es muy conveniente, si no del todo necesario, que se aplique al blóguer. Tal vez por la idea que en cierto modo resulta atractiva de alguien cuya actividad no está sujeta a directrices de ninguna clase, el blóguer salvo que lo sea como complemento de otra actividad mínimamente seria puede suscitar el convencimiento de que no requiere siquiera fijarse en una mínima meticulosidad al publicar, y esto es lo que desde nuestra posición nos gustaría contribuir a desmentir, en especial para que de la primera generación plenamente blóguer en adelante se disponga de una buena actitud en pro de sacar el máximo provecho al propio desarrollo personal en base a las fabulosas herramientas que ofrecen la informática telemática en general y la blogosfera en particular. Por ello, en tanto que blóguers a conciencia no nos debemos definir en exclusiva por un puro hecho instrumental, esto es, por la clase de herramientas, en este caso informáticas y además telemáticas, que utilizamos sino por ser tan capaces como los comunicadores de otros entornos para hacer textos, entendiendo aquí textos más allá de lo alfanumérico, bien sintetizados, en el sentido de bien expresados y por tanto con el debido proceso de antepublicación que abarque de la abstracción hasta la exospección.

Tener a tu tan fácil alcance una tecnología que te permite con tanta facilidad comunicarte en abierto a todo el mundo y en tal diversidad de formatos es una lástima que lo desaproveches limitándote a como mucho hacer publicaciones a las que te has molestado en revisar poco o que aun revisándolas a conciencia no has aplicado el procedimiento comunicativo sino para difundir mensajes superfluos, intrascendentes, demagógicos o que en todo caso busquen el impacto fácil. Aprovecha la blogosfera, y el resto de lo que Internet pone a tu alcance, para contribuir a un buen blogolegado general del conjunto de la sociedad.

La especificidad de cada formato mediático

Tanto si un proyecto comunicativo dirigido a públicos se enfoca más a los contenidos propios, más a los contenidos ajenos o a un equilibrio entre ambos, la blogosfera y en general todo lo informático telemático ha favorecido que tecnológicamente cualquier formato sea antepublicado, publicado y pospublicado por procedimientos y herramientas muy similares para todos los formatos. En informática, los programas y los dispositivos están en un momento calificable de condensación.

Si bien programas, tanto los instalados en local como las aplicaciones exclusivamente en la nube, y ordenadores tienen que, por más multitarea que sean, mantener precisamente por lo menos lo mínimo diferenciado que permita desarrollar la especificidad de cada formato mediático, parece ser cierto que la tendencia es a que la informática facilite unas tareas cada vez más homogéneas en cada vez más aspectos en comparación al mundo analógico e incluso en comparación a un primer mundo digital muy parecido todavía al referido analógico. Cada formato mediático tiene su especificidad, por lo que aunque podamos establecer una generalización para la teoría del proceso comunicativo no es a la práctica del todo igual hacer un texto propiamente alfanumérico, que una foto, que un vídeo, etcétera; pero la tecnología está consiguiendo que el procedimiento comunicativo sea también bastante generalizable en la práctica, a base de tareas, y de los dispositivos que las hacen posibles, que les caracteriza una esencia cada vez más intuitiva, accesible, económica, de mayor calidad formal y de mayor capacidad de difusión. Hiciésemos un proyecto individual o grupal, tradicionalmente los dispositivos y las tareas que los mismos permiten han estado muy diferenciados según el formato mediático a abordar, por mucho que, remarcamos, el procedimiento comunicativo en la teoría, desde la abstracción a la pospublicación, pudiera ser ya concebible de manera similar para cada formato. Estamos, en cierto modo por lo menos, ante un ajuste entre la teoría y la práctica de lo comunicativo: un ajuste que parece estar cuajando a todos los niveles y que se fundamenta en una condensación que, si bien en la teoría ya podía ser reconocible, ahora va asentándose en la parte práctica.

A cualquier persona de la primera generación plenamente blóguer ya no le resultará novedad alguna aun por el muy carácter reciente que tiene la condensación planteada, pero el hecho de que no sólo la teoría de lo que implica comunicar sino la práctica esté experimentando un grado tal de simplificación, homogeneización y, en definitiva condensación, y sin perder, sino al contrario, ganando calidad y capacidad de difusión es un salto remarcable a nivel histórico. Cada formato seguirá teniendo su especificidad pero más allá de la propia esencia que lo diferencia compartirá mucho, y como nunca antes, con los otros formatos.

Controlando el elemento hay control del condicionante

Entre elementos y condicionantes de toda coyuntura se puede hacer la misma clase de distinción, y de manera respectiva, que entre sensorial y asensorial: los elementos bien pueden considerarse dentro de lo sensorial y los condicionantes dentro de lo asensorial. Asimismo, en términos generales de textualidad y contextualidad, los elementos serían factores textuales mientras que los condicionantes lo serían contextuales.

Aún cabe hacer un símil más y que contribuya de modo definitivo a concebir que entre elementos y condicionantes hay una relación casi, si no del todo, de doble cara: elementos y condicionantes son asimilables a lo que serían respectivamente forma y fondo. En el proceso de elaboración de un blog y de iniciativas similares, esto ahonda en la percepción de que controlando el elemento hay control del condicionante y es viable tener a nuestro favor más factores en pro de conseguir la pertinente publicación que nos propongamos. Más allá de convenir tener presente al máximo el mayor número posible de elementos controlables y por tanto de condicionantes también controlables en el sentido negativo de evitar, eliminar o neutralizar según proceda cualquier elemento que pusiese en riesgo la elaboración de un blog, conviene que el control, hasta donde nos resulte posible, de los estratos coyunturales pueda servir para incluir, mejorar y optimizar todo aquello que pudiese ser favorable a nuestro propio proceso expresivo, no necesariamente artístico, para hacer el post, o tipo de difusión más o menos similar, que sea. Mediante un pleno dominio del procedimiento comunicativo en sí y un buen control de los estratos coyunturales que se den estaremos en condición de ofrecer una sólida garantía de publicación de mínimamente buena calidad o, en todo caso, de mayor meticulosidad que imprecisión.

Puesto que, a título genérico por lo menos, todo elemento sea vivo o inerte no tiene por qué ser de entrada bueno ni malo, favorable ni desfavorable, es precisamente controlando, que no sometiendo ni forzando, el elemento como tendrás un buen control del condicionante que en definitiva tal elemento pueda suponer respecto a tu tarea blóguer. Ante un elemento que salvo que se le tuviera que forzar no pueda devenir sino un condicionante nocivo, opta en el máximo grado que te resulte factible por buscar una mejor combinación de estratos coyunturales de inmediato.

Estratos coyunturales

Al establecer que una coyuntura sería una suma determinada la cual de elementos y condicionantes que a todos los niveles textuales y contextuales se den, se desprende que en base a un punto de referencia lo coyuntural es al fin y al cabo una acumulación de estratos para el punto de referencia en cuestión. No se trata sin embargo de unos estratos cualesquiera, sino de unos que emanan de una perspectiva temporal.

Resulta bastante familiar la imagen de los estratos de un terreno, o de incluso de todo un planeta, siendo por tanto estratos a nivel espacial, pero si adoptamos la perspectiva de los niveles textuales y contextuales que proponemos, el tiempo en general para un punto de referencia específico no sería sino a cada instante una distinta acumulación de estratos o niveles que irían de lo textual más individual a lo contextual más histórico, siendo unos estratos más directamente perceptibles para el punto de referencia del que se trate y otros menos. Esta concepción del tiempo en general para un punto de referencia específico corresponde a nuestra idea de coyuntura, confirmando coyuntura en tanto que sería una suma determinada que de elementos y condicionantes que a todos los niveles textuales y contextuales se den. En lo que en concreto a blogs se refiere ¿para qué nos resulta útil esto? Tenemos que procurar siempre desarrollar un balance de la coyuntura en la que en nuestra propia vida estemos para que en base a un pertinente autocontrol de tal coyuntura consigamos nuestro propósito de dirigir de manera positiva en el sentido de eficiente cualquier contenido en el formato mediático que sea y respetando la correspondiente periodicidad a todo público que tengamos o pretendamos tener, de manera que lo que comuniquemos esté bien sintetizado, en el sentido de bien expresado, lo que comporta que en la antepublicación hayamos procedido de modo adecuado desde la abstracción hasta la exospección. Con esto, a la vez que manteniendo una esencia por lo menos mínimamente firme haremos que ésta evolucione lo mejor posible a lo largo, y tras todo cambio, de cualquier ciclo.

Tener presente los estratos coyunturales de los que inevitablemente formas parte puede parecer farragoso y está claro que habrá niveles de los que por su extrema condición contextual indirecta no puedas, y ni siquiera debas, preocuparte. Sin embargo, a nivel textual y contextual más directo va bien que cultives una cierta costumbre de evaluar tu coyuntura para que, dentro de lo que te sea controlable, evites, elimines o neutralices, según proceda, cualquier elemento que pusiese en riesgo tu labor en la elaboración de un blog.

Coyuntura y esencia

En la calidad, igual que por su parte en la cantidad, son determinantes factores que desde todos los niveles textuales y contextuales, siempre considerando más allá de lo alfanumérico, pueden devenir más coyunturales o más esenciales. La recomendable estabilidad cualitativa y cuantitativa que, dentro de la natural fluctuación también cualitativa y cuantitativa, se obtenga será en especial signo de, por una parte, un buen autocontrol, y por otra, un ciclo incipiente o veterano pero marcado en cualquier caso por la solidez.

Según la coyuntura en que nos hallemos tendremos que hacer lo posible por adaptarnos para la debida preparación o continuidad del proyecto que hagamos: en base a esto se mide, si no del todo en buena parte, la determinación y el entusiasmo que tienen que guiarnos. A cada momento la coyuntura condiciona, sea perjudicial sea favorablemente, la esencia de lo que emprendamos; asimismo, la esencia nos impulsa a que manejemos la coyuntura de una manera concreta. Ante tal constante combinatoria de coyuntura y esencia es nuestra mejor característica a desarrollar una siempre por lo menos mínimamente actitud flexible que ni por un lado nos haga estar sometidos a las circunstancias ni por otro lado nos lleve a aferrarnos a una pretendida esencia inquebrantable. Entender que lo coyuntural evoluciona pero que a la vez hacemos bien en intentar preservar la esencia que queramos dar al blog u otra iniciativa de la que en mayor o menor medida nos ocupemos nos facilitará, desde una perspectiva más puntual, desarrollar un buen autocontrol con el que precisamente asimilar debidamente toda coyuntura en el marco de nuestro continuo desarrollo de proyecto y, desde una perspectiva más a largo plazo, asimilar que, por la propia dinámica evolutiva textual y contextual a todos los niveles, lo que hagamos acabará por tener que pasar a nuevos ciclos por mucha estabilidad que hayamos querido darle. Un cambio de ciclo, si bien no deja de ser un cambio y que desde la concepción que estamos abordando afecta a lo esencial, no tiene por qué en verdad tener que ser un cambio muy esencial, o ni siquiera propiamente esencial, si concebimos la esencia como aquella esencia que en su conjunto se haya ido desarrollando tras toda su trayectoria, en la que se habrán tenido que dar coyunturas diferentes.

¿Qué es una coyuntura? Bajo la línea de pensamiento que exponemos, sería una suma determinada que de elementos y condicionantes que a todos los niveles textuales y contextuales, o sea desde lo más individual a lo más de dimensión histórica, se den. Desde el propio devenir del día a día hasta toda la historia de lo conocido y por conocer son sucesiones de coyunturas, a lo largo de las cuales se forjan esencias, como la que pueda ser la de tu blog. La delimitación específica de una coyuntura siempre dependerá en especial del punto de referencia que adoptes, de modo que incluso es diferente la coyuntura en la que tú mismo seas tal punto de referencia si la tratas de delimitar respecto a tu presente inmediato, respecto a algún instante de tu pasado no necesariamente muy remoto o respecto a un hipotético instante de tu futuro no necesariamente muy lejano.

Dentro de la natural fluctuación cualitativa

Toda calidad, y en particular dentro de la buena calidad, es fluctuante aun por mucha destreza adquirida por la experiencia, pero ello no implica que no pueda lograrse una buena calidad estable y de bastante continuidad. Son en concreto las transiciones entre ciclos de trayectoria y en general el pleno autocontrol textual y contextual a todos los niveles lo que condiciona lograr la mayor meticulosidad que imprecisión.

Autocontrolar todos los niveles textuales y contextuales, más allá del estricto sentido alfanumérico, para lograr que lo que comuniquemos en cualquier blog o vía similar que para la comunicación dirigida a públicos tengamos es esencial pero sólo se aprende y domina a medida que la propia trayectoria de lo que sea se haya puesto en marcha. Cuando entremos en cada nuevo ciclo, aun siendo ya en el marco de ciclos de veteranía, para nuestro autocontrol va a suponer una nueva prueba y ahí es en especial donde, a veces más y a veces menos voluntariamente, ocasionaremos transgresiones o por lo menos se gestará lo que con toda probabilidad acabe por ser seguramente más pronto que tarde una transgresión: de ahí, si bien el azar puede sernos en ocasiones favorable para que sin casi percatarnos demos lugar a transgresiones en forma de innovaciones, lo ideal es que toda transgresión sea fruto de la plena convicción y que toda la que pueda devenir error no pase de ser más grave que lo que podamos considerar una imprecisión más bien mínima. Que la calidad sea siempre fluctuante no significa que debamos abandonarnos a la despreocupación por la buena calidad asumiendo que para qué esforzarse si siempre acabará por haber aunque sea imprecisiones: al contrario, hay que ir hacia la finalidad de conseguir dentro de la natural fluctuación cualitativa una cierta estabilidad que sin embargo tendremos que poner especialmente a prueba en el momento en que llegue un nuevo ciclo incipiente.

La calidad es siempre fluctuante, en particular en blogs e iniciativas parecidas pero también a nivel general, por la dinámica evolutiva de todo nivel textual y contextual, desde lo más individual a lo más histórico, pero toda evolución precisa de sus estabilidades, de modo que lo evolutivo a base de constantes cambios no te lleva sino, y en el mejor de los casos, a un fin confuso. Te conviene recordar en todo momento que incluso una habitual, y hasta recomendable, acción creativa como es el divagar debes vehicularla de manera que lejos de caer en lo caótico, vayas hacia proporcionar una efectiva, o sea positiva, comprensión que emane de un mensaje bien sintetizado en el sentido de bien expresado.