La edición de hipertexto, en definitiva, viene a asemejarse bastante a aquello que supone la edición de cualquier texto. Su diferencia clave radica en que se trata de un texto no destinado a leerse en sí directamente.
Mientras conozcamos su sintaxis, un hipertexto puede editarse desde cualquier procesador de texto convencional. En cualquier caso, habrá que guardar el fichero resultante con el adecuado formato de archivo o en la correspondiente plataforma telemática.
De este modo, el hipertexto guardado se mostrará ante quien lo consulte como un contenido de formato multimedia convencional, sea también texto, sea imagen, audiovisual o una combinación. Los blogs típicos o al uso son ejemplo de lo planteado.
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