Un contexto como el de las tareas ofimáticas y, después, teleofimáticas pasó, en cierto momento, a dejar de ser el único o prácticamente único en el que la digitalización podía aportar mejorías. La IoT se perfilaría, entonces, como nuevo marco para muchas otras funcionalidades.
A la evolución que ya había experimentado la tradicional computadora desde el ordenador de sobremesa hacia el portátil se le añadieron otros dispositivos de pantalla que también pasaban a tener, o poder tener, conectividad telemática entre sus funciones. Tanto los teléfonos móviles como los televisores lo ejemplifican especialmente.
Por otra parte, muchos más productos tecnológicos se elaboran con cierta conectividad telemática. Desde relojes hasta vehículos, pasando por gran variedad de distintos artefactos, son muestra de este fenómeno que la Internet de las cosas ha supuesto.
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