Uno de los principios que se le presupone o se le debiera presuponer a cualquier proyecto comunicacional y, en particular, a un proyecto bloguero consiste en pretender la mejor de las versiones posibles de cada post concreto y del blog en su totalidad. La reactualización contribuye a lograr esto cuando no ha sido posible antes de acabar publicándose cierto contenido.
Tengamos en cuenta que, si bien por reactualización entendemos actualizar un post publicado, la actualización como tal sería en sí misma la publicación de un post completamente nuevo, lo que viene a significar la rutina habitual de un blog debidamente dinamizado. Ahora bien, y siempre en pro de esa mejor versión posible a intentar alcanzar para el público, cuando reactualizar es tan obvio como en el caso de posts actualizados por entregas, pueden también las reactualizaciones considerarse, y denominarse, simplemente actualizaciones.
Que aspiremos a la mejor versión posible no tiene que tomarse como aspirar a la versión perfecta. A nuestro parecer, en la línea de lo expuesto en otras ocasiones, la perfección, aun si fuese plenamente alcanzable, sería desaconsejable porque, pese a su connotación positiva en contraposición a la absoluta imperfección, implicaría de todos modos que no sigue habiendo proyecto a desarrollar.
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