Propiamente, navegar por Internet en modo inmersivo tendría que requerir hacerlo con cascos o gafas especiales en vez de con la experiencia de pantalla. Se trata, en definitiva, de una cuestión de hardware.
Extrapolando esto, las experiencias completamente inmersivas son las que llevamos a cabo con los dispositivos mencionados, que son de otra tipología en comparación a cualquier clase de aparato de pantalla. Valga esto, en particular, para los aspectos ergonómicos.
Gracias a la mejora de una ergonomía que por ahora el hardware inmersivo parece no haber terminado de lograr, este tipo de instrumentos puede que consigan mayor atracción para el consumo de contenidos. Entonces, navegar inmersivamente se normalizaría.
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