La fijación en el futuro es comprensible que haya calado particularmente en Occidente por la habitual perspectiva lineal del tiempo y la historia que en tal civilización ha sido, aunque no siempre, muy característica. De hecho, bien puede identificarse actualmente una cierta tendencia al cambio respecto a esta linealidad.
A lo que nos retrotraería precisamente lo civilizacional, en el caso de Occidente, justo encajaría, por su tradición cultural antigua, con la perspectiva circular que asimismo mantuvieron, e incluso siguen manteniendo, algunas otras civilizaciones. La perspectiva lineal del tiempo supuso, pues, verdaderamente un cambio absoluto de paradigma y, de ahí, que el período en que se ha desarrollado haya merecido su propia delimitación en lo que hemos venido a denominar Edad Moderna.
Habiendo, no obstante, suficientes indicios de que es ahora la modernidad la que está dando paso a otra era, es a su vez presumible que una nueva perspectiva del tiempo emane. Lo que puede que sea planteable en este sentido podría ser que, así como del tiempo circular se pasó al tiempo lineal, éste experimente con una perspectiva red la misma clase de cambio.
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