De que a lo largo de toda la trayectoria de uno mismo y del proyecto que sea no pueda evitarse, e incluso no sea conveniente evitar, cierta transgresión respecto a lo establecido deriva que siempre habrá, potencialmente por lo menos, instantes en que lo transgresor, hasta casi si no del todo independientemente de la propia voluntad, se manifestará sin alternativa. Hasta en quien, o en lo que, tenga más veteranía y solidez la dinámica evolutiva textual y contextual a todos los niveles impulsa a ello.
Puesto que la transgresión puede ser error o innovación, alguien o algo que no produce alteraciones de lo establecido no necesariamente es alguien o algo ni mucho menos perfecto: en términos muy de blogosfera, podría perfectamente tratarse de alguien o algo más bien inclinado, según el caso, a actitudes como el estatismo, el conformismo, el inmovilismo, el desinterés e incluso el egocentrismo. Sin embargo, un constante, o muy constante, dinamismo a base de lo caótico, lo poco preparado y la manifiesta desgana no es sino fruto de actitudes también inapropiadas y que llevarán a una evolución que, si no es por puro azar y con toda probabilidad de manera muy puntual, no conseguirá la más mínima buena repercusión en su desarrollo: de aquí la importancia que reside en la mayor meticulosidad que imprecisión, desde lo cual vamos a parar a que en todo momento incipiente, sea o no además primerizo, lo importante en general en todo aquello que emprendamos reside en que asumamos que, en especial bajo la perspectiva de los demás, será habitual, y hasta necesario, que recaiga en nosotros y lo que aportemos una percepción de calidad fluctuante de tal modo que, siempre dentro de la referida mayor meticulosidad que imprecisión, seamos juzgados por a lo menos un mínimo y digno buen hacer. La calidad fluctuante, que no puede sino ser de tal clase, debemos procurar, y de hecho es lo que suele conseguirse con la veteranía, que sea en todo momento una calidad fluctuante dentro de la buena calidad; en cambio, un proceder desde las inapropiadas actitudes mencionadas no nos conllevará sino siempre una calidad fluctuante dentro de la mala calidad o, a lo sumo, dentro de una buena calidad muy esporádica.
El dominio adecuado de la calidad fluctuante es lo que hace que en ciclos primerizos de lo que sea acabes yendo hacia una etapa de mayor consolidación y, asimismo, en tal etapa de consolidación, hace que afrontes mejor los nuevos ciclos incipientes que vayan teniendo que seguir dándose. Teniendo la plena convicción de que nunca conseguirás, ni de hecho conviene que consigas aun siendo posible, una perfección absoluta pero moviéndote dentro de la mayor meticulosidad que imprecisión, tendrás mayores probabilidades de que lo transgresor que produzcas tenga tendencia a ser considerado por lo menos de cierto buen grado innovador.
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