Se suele asumir con facilidad que a la inspiración, si no siempre, en muchas e incluso en la mayoría de ocasiones se llega tras una tarea larga y costosa, pero no se contempla por lo común de igual modo lo que tras la inspiración puede ser necesario hacerse en lo expresado, o lo expresable, hasta publicarse. Tras la inspiración, por tanto al haber buscado debidamente entre introspección e interactividad, lo que prácticamente en todos los casos se llega a conseguir no es sino un esbozo o borrador.
Hallar la inspiración, incluso por mucha facilidad que tengamos para ello, no representa por fuerza haber acabado lo preparatorio ni que toda tarea previa, y en cualquier caso tanto o más intensa que la que supone haber llegado a inspirarnos, sea ya como mucho irrelevante en aquello que vayamos a publicar. La consecución de la inspiración puede, incluso en el mejor de los casos, no haber sino hecho que de entrada tengamos realizado buena parte del proceso, pero después de ello, y por muy buenos que en su caso seamos en el procedimiento hasta llegar a este punto, puede que con facilidad no hayamos consolidado aún la forma óptima, o por lo menos mínimamente adecuada, de lo que pretendamos bloguear o expresar por otras vías comunicativas. Cuando llega la inspiración, pues, aun teniendo solventado ya el tema de la idea o las ideas a expresar, todavía nos puede quedar una importante labor de pulir lo que de inmediato nos haya resultado a raíz de tal inspiración. En cualquier caso siempre valdrá la pena comprobar si esta última labor es necesario llevarla a cabo y, de ser recomendable emprenderla, establecer en qué medida y asegurarnos, mediante lo que llegados a tal punto y por oposición a la introspección podríamos denominar exospección, de que antes de publicar lo que sea hemos procedido en todo momento con mayor meticulosidad que imprecisión para que, así, lo finalmente publicado sea un mensaje elaborado con un mínimo nivel de buena síntesis, lo cual desde nuestra perspectiva, no implica necesariamente brevedad o resumen.
Así como la inspiración, además de poder ser difícil de alcanzar, también es por otra parte un objetivo respecto al que llegar es una tarea mejorable para cualquiera que ponga cierto empeño, en cuanto a la exospección, o sea, la revisión y el repaso de aquello que sobre todo de manera más inmediata hayas concebido tras la inspiración, pasa lo mismo. Manejándote bien con la introspección, con la exospección y en todos los casos con la debida y siempre inevitablemente mínima dosis de interactividad, tendrás prácticamente siempre asegurada las positivas producción y difusión de todo mensaje que bloguees o expreses por otro modo comunicativo.
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