El terreno de las ideas parece haber experimentado a lo largo de la historia una especialización cuando menos parecida a la de la tecnología. Y a su vez, ideas y tecnología han derivado, cada una en general, en un ámbito aparentemente especializado y, en este sentido, separado uno del otro; pero con el concepto red asumido y su infraestructura específica, que es Internet, esto cambia.
Ha resultado, de la era analógica, a todas luces una profesionalización diferenciada con contundencia entre quienes se dedican a las ideas y quienes se dedican puramente a los recursos técnicos. Con la oportunidad que la red de redes supone, una más que conveniente reconciliación de ideas y técnica puede acontecer para que, así, no tengamos que restringirnos a tener que optar entre dedicarnos a lo largo de la vida a las ideas o a la técnica, sin prácticamente combinación alguna posible. Bien es cierto que nuestra trayectoria debe llevarnos a desarrollar un criterio experto en uno u otro ámbito, pero un apropiado conocimiento combinado en por lo menos algún momento de esa trayectoria nos beneficiará.
Serán o debieran ser unas mejores capacidades interactivas tanto uni como bidireccionales lo que aprovechar la reconciliación de ideas y técnica te aporta. Las ideas constituyen el bagaje a partir del que concebir tu interactividad bidireccional, o propiamente entre usuarios o simplemente individuos; la técnica favorece sobre todo tu capacidad para sacar el máximo partido a lo que con propiedad son las tecnologías.
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