Pese a que entre procesado puramente algorítmico y pensamiento eminentemente laberíntico hay una por lo menos considerable distancia que separa respectivamente todo a lo que la robótica pueda alcanzar y aquello que de la mente humana pueda surgir, el avance de lo robótico en la elaboración prácticamente o en según qué casos del todo hasta la indistinción de cada vez más obras creativas hace que la identificación de autoría devenga un asunto fundamental. En esto el factor empático es clave.
Ante una clara tendencia a la robotización de todo lo robotizable y cuando ya en el marco de ese proceso es además en las áreas creativas la indistinción cada vez más patente respecto, en particular a determinados tipos de obras, a si algo lo ha realizado un humano o una máquina, la clara identificación de la firma de lo que alguien hace va a ser determinante para que cualquier integrante de un público pueda, en virtud de poder continuar sintiéndose identificado con lo que otro humano haya hecho, seguir sintiendo empatía ante la pieza que aprecie. Sea en artes más tradicionales, sea en prensa, en radio o en televisión en tanto que medios más recientes o ya en blogosfera y en general en Internet, lo que sea acreditable como obra de alguien va a permitir seguir garantizando el factor empático ante eventuales dudas en cuanto a si tal obra ha podido ser, en cambio, obra de algo, o sea, de un robot. Quien aun así, poniéndose en plan muy cartesiano quiera, en base a lo que conlleva la robotización, dudar de todo, mantendrá por descontado siempre su incertidumbre ante si esto o aquello lo ha hecho otro humano o una máquina, pero hasta donde resulte factible y recomendable dar fe sincera y abierta de toda autoría humana, para lo que la presencia en la blogosfera es ineludible, convendrá que lo hagamos al máximo.
Según algún precedente ya efectivo, no parece descartable que el estatus y trato de ciudadano se generalice a por lo menos cierta clase de robots, por lo que la convivencia con todo el potencial de la máquina vas a tener que asumirlo en tanto que una realidad mucho más presente de lo que ya es, y mucho más allá de la máquina como simple utensilio: podrá ser hasta prácticamente un igual a todos los efectos. Aunque ciertas clases de obras y más aún considerables legados completos puedan seguir siendo irreproducibles por máquinas, tu firma e identidad manifiestas contribuirán a confirmar, incluso para quien más pueda dudar, tu autoría.
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