El conjunto de integrantes de las distintas instancias sociales y políticas de cada civilización tienen en sus manos la posibilidad de contribuir a que las fracturas civilizacionales se mitiguen o incluso se solventen del todo. Considérese, en este sentido, quiénes son los agentes civilizacionales en concreto.
Si bien puede haber agentes civilizacionales en mayor o menor medida determinantes, prácticamente cualquier persona es por lo menos potencialmente un agente civilizacional, puesto que cualquiera tendría potencialmente capacidad para, dentro de sus posibilidades, el diálogo intercultural. Desarrollar esta capacidad resulta, en buena parte, de la propia y sencilla voluntad de respeto y entendimiento con relación al otro.
No dejemos precisamente de lado, en esta línea, el extremadamente positivo potencial que Internet en general y la blogosfera en particular tienen para dar a conocer naciones y culturas del mundo y establecer, desde ahí, nuevas relaciones entre éstas. Se trata de un gran potencial para la empatía que dista mucho del lamentable uso que, para la crispación, tan a menudo a la blogosfera y en concreto a las redes sociales se les da.
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