No mucho más allá de en los tiempos más próximos o incluso ya mismo, quienes devengan adultos, o lo sean ya pero desde hace relativamente poco, van a considerar muy normal tener volcado en la blogosfera y en general en el ciberespacio aquello que desde su misma infancia han ido precisamente subiendo y, por lo común a lo menos, dejándolo accesible de manera abierta y no a simple modo de contenido privado. Mientras, quienes por su parte no sean de esta primera generación plenamente blóguer debieran adaptarse a lo que tal normalidad supone.
En la medida en que a los niños, sea por canales formales o informales, nos los educan en el uso de las todavía a menudo llamadas nuevas tecnologías y estas tecnologías son en efecto las vías aglutinadoras de procedimientos de todo tipo a lo largo de prácticamente toda la vida de un humano, a tales niños, ya por lo menos de una primera generación plenamente blóguer, no sólo nos los harán más multimediáticamente versátiles, sino que nos les resultará todavía en mayor grado dificultad alguna el dominio de la publicación y difusión que lo multimedia, en concreto lo multimedia telemático, permite. A partir de esto, se trata de que sin alarmismo ni sobreproteccionismo, pero con la debida cautela, no derive tal dificultad alguna en una simple concepción banal de lo que tener una presencia telemática en general y bloguera en particular implica por poca que esa presencia sea. Si el debido y necesario camino de todo humano a la intelectualidad requiere la conservación de lo bueno infantil, y en este sentido una cierta regresión, es la blogosfera un instrumento formidable de lograrlo y evitar la infelicidad adulta efectiva e incluso potencial.
Adultos que, sencillamente por la etapa histórica que han conocido más, no gozan de la familiaridad que a lo informático, incluido lo telemático, nos les tienen los más jóvenes, nos los tendremos que habituar en la medida de lo factible a que, en especial si no están convencidos al respecto, vayan asimilando esa importancia que tienen las que, bajo su perspectiva, sí son definitivamente nuevas tecnologías. Contribuyendo a esto, favoreces que un valioso legado de quienes son de mayor edad, llegando hasta también sus infancias y lo bueno de las mismas, no se pierda por falta de conversión de los materiales que sean a tales tecnologías que tan buen grado de conservación y accesibilidad permanentes permiten.
OscarWeblogs
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