Dotar de entorno intuitivo de navegación a sistemas operativos y a Internet ha resultado muy efectivo para generalizar el uso de la informática entre el gran público. La interactividad digital tanto uni como bidireccional habría, de lo contrario, quedado seguramente sobremanera distante de lo que en la actualidad se evidencia tanto en la blogosfera.
Antes de los generalizados entornos intuitivos de hoy, el primer nivel digital al que el común de los consumidores tenía acceso podía no diferenciarse demasiado del segundo plano digital; no hacía falta, por descontado, saberse el lenguaje de programación en cuestión, pero los recursos gráficos como menús e iconos eran, a lo sumo, más una excepción que lo común con lo que operar en una computadora. Además de cuestiones de diseño, más bien de software, se requería avanzar hacia una mejora en los componentes de hardware.
Y así es la manera como a lo largo de las últimas décadas ha llegado a consolidarse a nivel global un uso de la informática tanto en local como en remoto. Una consolidación que ha implicado llegar hasta la eclosión de la IoT trascendiendo el casi exclusivo uso primitivo ofimático de la informática.
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