La extensión más tangible que la IoT no visual representa para la red de redes hace que, en contraposición a la extensión del software que para el usuario supuso la primera Internet, se dé ahora una extensión del hardware primordialmente. Cada dispositivo tiene no obstante, por lo común, su propia app que desde el sistema operativo o desde un sitio web se controla.
Siempre va a resultar, sin embargo y por su virtualidad e intangibilidad, mayor la extensión del software que la del hardware una vez que estamos en la era de Internet, incluso produciéndose tal nueva extensión del hardware que la IoT conlleva. Esta extensión de hardware con la que tantos nuevos dispositivos son controlables en red es una suerte de evolución hacia una mezcla entre ofimática y domótica, lo cual significa que los quehaceres en varios ámbitos sociales y económicos están en plena transformación.
Al sobre todo extenderse en su momento el software con Internet, puede que desde la estricta perspectiva espacial de oficinas, hogares y demás no pudieses apreciar demasiado un cambio rotundo en los entornos físicos en sí. Con la IoT y la amplia cuantía de dispositivos que abarca, este cambio va a resultarte mucho más evidente en todos los sentidos.
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