Lo genial

En los ciclos iniciales de un proyecto la originalidad es capital, pues de ella depende que la diferenciación respecto a proyectos competidores sea apreciable por parte del público masivo y de nuestro público más específico. Si esa originalidad se mantiene y se potencia, llegados los ciclos de madurez se podrá disponer de una experiencia tan profunda, y de unas sinergias tan valiosas, que se gozará de unos resultados propios de quien es calificable de genio.

De originalidad debemos procurar ir bien equipados ya desde los ciclos iniciales de nuestro proyecto, sea éste de la clase que sea y tanto en la blogosfera como fuera de ella; así tendremos considerables opciones de llegar a la genialidad propia de lo que consigue devenir meritorio de estar entre los grandes aportes a la sociedad. En el desarrollo de cualquier proyecto nos resultará de gran relevancia, por tanto, asociar la originalidad a una cualidad que tenemos que cultivar desde el principio; mientras que la genialidad es un reconocimiento que sólo se nos podrá llegar a aplicar en caso de que consigamos calar de tal forma que llevemos el proyecto en cuestión a la veteranía. Así pues, originalidad y genialidad no van por defecto unidas: la primera ha de ser una base inicial, la segunda se consigue a lo largo de una relevante trayectoria. No obstante, una vez que se ha conseguido la veteranía por lo menos en un proyecto, al llevar a cabo el emprendimiento de otro, u otros, debiera resultar más fácil que, gracias a la experiencia adquirida, el salto de lo original y genuino a lo genial sea de una rapidez mayor: incluso que un proyecto nazca ya siendo genial, o casi. Evitando en particular que el exceso de confianza mine el potencial de nuestra experiencia adquirida estaremos aún en mayores condiciones de hacer un más rápido paso de los ciclos de inversión económica e introspección a los de beneficios y sinergias, o sea, de los ciclos preliminares e incipientes a los de madurez.

Antes de que te consideren genial, y más en un primer proyecto serio que pongas en marcha, debes hacer que se te considere genuino, o en otras palabras, lo más original posible. En la senda que te conduce de ser genuino a ser genial será la experiencia recabada el mejor instrumento del que dispongas. Cuidando la originalidad, fortaleciéndola y yendo hacia la consecución de sinergias y hacia ofrecer buenas experiencias de usuario acabarás haciendo que sea digno de reconocerle genialidad a lo que realizas.

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