Una larga infancia

Que la madurez de un proyecto sea la etapa en la que se pueda llegar a calificar tal proyecto de genial y un buen momento en el establecimiento de sinergias y de simbiosis no implica que en todos los casos el objetivo tenga que ser llegar ahí cuanto antes. En particular después de un primer proyecto que haya conseguido ser veterano, el paso de los ciclos iniciales a los de madurez será más fácil y de mayor rapidez, por lo menos potencialmente, pero a veces la permanencia en esos ciclos primerizos será lo deseable.

Es legítimo tener el deseo de llegar a aportar algo calificable de genial por parte de la mayor parte posible de la sociedad, consiguiendo así que el proyecto en cuestión goce de una madurez exitosa, se trate de un producto comercial o no. Desde nuestra perspectiva, experimentar esto es lo que en principio debe guiar al menos algún proyecto de toda persona que tenga unas mínimas inquietudes a lo largo de su vida; y habiéndolo experimentado, hacer que un siguiente proyecto alcance antes la genialidad será más sencillo, aunque quizá prefiramos, si no en el inmediatamente siguiente, en algún otro de los siguientes, aprovechar y, en vez de intentar saltar lo más pronto posible a las sinergias, a las simbiosis y, en su caso, a la genialidad, emprender un proyecto respecto al cual procuremos sacar satisfacción alargando sus ciclos primerizos, manteniéndolo en una fase de más introspección y que nos permita en este sentido profundizar en el propio conocimiento de nosotros mismos, sin preocuparnos tanto por la satisfacción de un público sino poniendo el énfasis en el cultivo de una faceta íntima, aunque también la hagamos pública, por ejemplo mediante un proyecto que sea un blog. Dotar a un proyecto de una larga infancia no tiene por qué implicar por tanto un síntoma negativo que denote incapacidad de llegar a la veteranía y a la genialidad: al contrario, y sobre todo si ya hemos conseguido lo calificable de cierta madurez en otro proyecto, hacer que los ciclos iniciales, caracterizados por ser más introspectivos, se alarguen contribuirá quizá al mayor autoconocimiento.

No experimentar la madurez de ningún proyecto te resultará igual de desmotivador que no disfrutar de una larga infancia en ninguna de las iniciativas que emprendas. Al realizar, en el caso específico de la blogosfera, un blog personal es en concreto cuando con toda seguridad valores más la opción de alargar al máximo los ciclos iniciales, característicos por tener de base una importante labor de introspección, con la que el desarrollo de tus ideas más íntimas y personales te aportará una satisfacción que merece ser experimentada al igual que la de llegar a ciclos en los que son más propias la interactividad, las sinergias y las simbiosis.

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