De lo textual a lo hipertextual

La transformación que la informática contribuye a producir en el entorno creativo de un artista plástico es de la misma naturaleza que lo que ya desde antes se está produciendo en el entorno de redacción propio de cualquier clase de escritor. En el despacho, el estudio, la redacción periodística o entornos similares, de alguien que se dedique a la escritura, lejos de acumularse papeles correspondientes a acabados textos de origen, copias, o bien borradores, todo es realizable desde el entorno virtual que proporcione el dispositivo informático que se utilice .

Con los aparatos que permiten hacer mecanografía formal el redactado dispone de una capacidad de elaboración mucho más rápida que respecto a la técnica manuscrita, incluida la técnica manuscrita digital, o sea, con la que se emplea el lápiz inteligente. La aceleración de redacción en este sentido ya la empezó a hacer posible la máquina de escribir, pero los papeles seguían amontonándose al ser el soporte de escritura la habitual hoja física, igual que en la escritura a mano. Gracias al ordenador convencional el ahorro de papel fue una realidad sustancial en lo que en concreto respecta al proceso desde que estamos en fase de borrador hasta la pieza definitiva; aunque después, en pro de que lo escrito tuviese por lo menos cierta difusión, era necesario imprimirlo, fuese mediante impresora, o bien y en caso de escritos destinados a las grandes tiradas, mediante la imprenta. Al producirse, con Internet, el paso de lo textual a lo hipertextual, entre las capacidades multimedia que se derivan tenemos la de la aceleración no sólo en la propia redacción sino en la difusión, pues publicar un texto puede tener carácter instantáneo. Y la difusión no sólo se acelera sino que es además de alcance prácticamente planetario. La blogosfera ha devenido en todo este proceso un ámbito ideal para el desarrollo, y la aplicación práctica, de las habilidades redactoras de cualquiera que se lo proponga.

Imprimir lo que escribas, esté o no publicado en Internet, sigue siendo adecuado pero bien podrías restringir tal acción sólo a modo de conservación física de por lo menos algún ejemplar de aquello que elabores, más por un puro tema de archivar que por pretender que lo impreso tenga que ser el material a difundir. Si a lo que redactes, y por extensión, a lo que hagas en cualquier otra modalidad comunicativa, sea con carácter más artístico, o bien, más técnico, le das una buena presencia telemática, para lo cual la blogosfera te resultará un ámbito muy apropiado, dar a conocer lo que de tu alma salga no tiene por qué ser, en especial, y además de por limitaciones técnicas, por dependencia de un considerable número de intermediarios, un proceso largo ni de público limitado.

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