A partir de las casualidades que voluntaria o involuntariamente, y aunque en particular en esta última circunstancia no constituyan imprecisiones ni errores, puedan trascender a lo que se publique, resulta el caso de mayor impresión negativa el que puedan hacer que cualquier público sospeche de estar ante un discurso poco original o incluso monótono. Por inocuas que a veces parezcan las casualidades, conviene habituarse en lo posible y razonable a deshacerlas y a evitarlas.
Un inconveniente añadido a lo casual es que no sólo es de naturaleza impredecible sino que puede darse en todos los niveles textuales y contextuales en el ámbito que sea, por lo que a cada publicación que elaboremos en un blog y, por extensión, en toda otra vía comunicativa tenemos que incorporar en nuestro rutinario procedimiento comunicador la costumbre de hasta donde nos resulte factible comparar lo que vayamos a transmitir con aquello que pueda devenir asociable en fondo o forma en el bagaje de la misma iniciativa de la que nos estemos ocupando y en otros proyectos de autoría propia o ajena. Con una comparativa tal, se trata de que reduzcamos a la mínima expresión lo que resulte susceptible de dar a entender intencionalidades, buenas o malas, que en verdad para nada entraban en nuestros planes, evitando así crear, sobre todo en el público o los públicos que tengamos pero incluso en nosotros mismos, la duda de si ciertas diferencias aunque también y en especial coincidencias han trascendido o no con intencionalidad.
Resulta imposible y hasta desaconsejable e irrelevante que, por más concreción, precisión y justificación que quieras incluir en todo lo expresado, des una explicación en todo respecto a si tal o cual fondo o forma del mensaje va o no acorde a otros ámbitos dentro y fuera de tu propio blog o proyecto similar. No obstante, en pro de que casualidades y monotonía no se te junten, vigila las fáciles asociaciones de ideas y formatos que entre según qué se pueden producir.
OscarWeblogs
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