Campus virtual, pero ¿virtual del todo?

Al acrecentarse, con la tecnología actual más avanzada y la que se siga desarrollando, la tendencia de que para la creación artística en particular y comunicativa en general se volatilicen espacios físicos que sean específicos, la repercusión en los espacios físicos propios de etapas previas al ejercicio profesional de tales ámbitos, e incluso de otros, parece que deba ser lógico que se produzca: tales etapas previas serían, en especial, las educativas. En un sentido similar, si las propias profesiones se aúnan, también los currículums educativos correspondientes tendrían que experimentar en consonancia algún cambio.

La universidad a distancia lleva funcionando varias décadas, antes incluso que la Internet que nos resulta hoy tan familiar, pero Internet no hace sino facilitar que tal modalidad educativa sea todavía más desarrollable y, teniendo en cuenta que todo lo que se puede vehicular por Internet tiene tendencia a acabar efectivamente vehiculado vía telemática, la universidad en línea y en general toda la educación internáutica acabarán adoptando dimensiones mucho más allá de las que en la actualidad alcanzan. Las webs, y en concreto los blogs y los campus virtuales, ya son herramientas corrientes en el mundo educativo: tanto las webs en sentido genérico como en particular los blogs parecen tener, por lo común, un enfoque más hacia finalidades puramente descriptivas respecto a los propios centros formativos, si bien llevándose todo esto a cabo de manera abierta a toda la comunidad bloguera en concreto e internauta en general; mientras que los campus virtuales, por esencia restringidos al ámbito del centro docente en cuestión, favorecen a gran escala el despliegue de las capacidades educativas a distancia por parte de cualquier tipo de institución formativa. Resulta bastante probable que vayamos cada vez más, y en todos los niveles educativos, hacia el campus virtual, pero ¿virtual del todo? ¿sin, por tanto, campus físico? Seguramente, por lo menos en gran medida, sí.

Plantear la virtualización completa de las instituciones educativas, más allá de conducirte a pensar en las repercusiones que, en las regiones con avanzados y consolidados sistemas educativos, vayan a poder producirse en cuanto especialmente a los espacios físicos que siempre han sido, y siguen siendo por lo menos de momento, esenciales, debería conducirte a considerar los efectos positivos que tendría al implantarse en las muchísimas regiones aún hoy con sistemas educativos deficientes a causa de, si no del todo al menos en gran parte, no disponer de la inversión económica suficiente en cuanto a adecuación de espacios físicos. Con unos fondos económicos necesarios más reducidos en comparación a los que precisa la adecuación de espacios físicos, los campus virtuales podrían servir de herramientas con las que desde áreas de alto grado de empobrecimiento hubiera un acceso a lo educativo en iguales condiciones que en áreas avanzadas.

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