A algunos espacios físicos actuales de difusión la reorientación hacia un mayor rol de mediateca tan sólo les supondría, de hecho, una ampliación de lo que ya están haciendo: muy en concreto, museos y bibliotecas. Otros, como salas de exposición y galerías, quizá debieran proceder a una reformulación más profunda y, en este sentido, no dedicarse tanto, ni mucho menos en exclusiva, a albergar materiales de manera temporal: tendrían que acentuar su vertiente de guardar permanentemente ítems tanto analógicos como digitales.
Disponer de un consistente conjunto de instituciones, públicas y privadas, especializadas en preservar contenidos digitales culturalmente valiosos haciendo de tales contenidos versiones en soportes físicos daría seguridad a que lo cultural digital, que cada vez va siendo más la forma de lo cultural en general, tuviese un alto grado de conservación y se garantizaría que ante la eventual pérdida, en Internet, de algún elemento cultural de especial relevancia se pudiera proceder a restaurar, desde cualquier institución que dispusiese de alguna versión almacenada al respecto, el elemento en cuestión. A tales instituciones les correspondería tener todas las vías de comunicación posibles habidas y por haber en pro de captar materiales que, siendo o no originalmente digitales, tengan en cualquier caso una esencia valiosa en el ámbito cultural: de ahí, dependiendo de la condición inicial analógica o digital que tuviese un elemento culturalmente valioso, haría falta hacerlo pasar por más o menos procedimientos de obtención de versiones analógicas y de versiones digitales. Incluso podrían dedicarse estas instituciones a proporcionar bajo demanda, y respetando en todo momento los pertinentes derechos de autoría, versiones a la carta, tanto analógicas como digitales, de elementos culturales relevantes que circulen, o que sean susceptibles de circular, por la blogosfera en particular o a nivel genérico por Internet.
En tu ámbito privado, si quisieses disponer de la experiencia de consumo de algún elemento cultural en un formato analógico, o bien, digital, y del que tal elemento no tenga realizada versión telemáticamente accesible alguna, contar con instituciones a las que acudir con el fin de obtener el servicio de realización de tal formato sería genial. Si además pudieses pedirlo tanto en concepto de venta como de alquiler, también se trataría de un servicio muy pertinente al que recurrir en función de la preferencia que tuvieses de consumir cualquier pieza de valor cultural.
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