Resulta curioso darse cuenta de que, por un lado, los plóters son cada vez más precisos en la elaboración de obras que son, tal y como se espera, analógicas, mientras que, por otro lado, los artistas gráficoplásticos propiamente humanos más bien se alejan de hacer obras analógicas y se centran en la creación puramente digital. En un punto medio de este doble sentido en la dirección en la que se mueve a fechas actuales lo artístico visual cabe esperar que aparezca algún nuevo dispositivo híbrido.
Mientras que los plóters se han ido perfeccionando a lo largo de décadas pero más bien al margen del gran público, la impresora y el escáner han encontrado su momento de en primer lugar maravillar, y luego resultar habituales, al público general, de entrada por separado y luego en tanto que híbrido. Ha sido más recientemente que el lápiz digital ha irrumpido respaldado por la eclosión de los dispositivos informáticos esenciales móviles de pantalla táctil. Hibridando todo esto en un dispositivo único, que en su caso también pudiese ser separable en plóter, impresora, escáner y lápiz inteligente autónomos, estaríamos a nuestro parecer y en base a la comparación con toda la tecnología habida en la historia hasta la actualidad, ante el artilugio definitivo de creación artística visual, por lo menos en el ámbito graficoplástico y habría opción de que, ligado tal artilugio a la conexión a Internet y de ahí al acceso a la blogosfera, el dispositivo en cuestión funcionase además en tanto que fuente de difusión artística directa entre el artista y su público, o sus públicos, a nivel mundial. Si además añadimos a tal dispositivo la impresión 3D, o incluso 4D, tal vez hasta lleguemos a disponer en casa de, aunque sean mínimas, ciertas capacidades de creación, y difusión, escultórica y arquitectónica. De concretarse todo esto, la pieza artística visual original física, analógica, creada a mano dejará por completo paso definitivamente a piezas físicas que en todo caso serán copias físicas a máquina, o a plena máquina, en base a un patrón original que, si bien puede ser hecho a mano, será en todo caso digital y por lo tanto, aunque sensorial, no será tangible en el sentido de palpable.
Al ir concretándose una etapa artística que, en producción, conservación y restitución, es por completo digital, sin piezas originales en el sentido tradicional y con Internet de medio de difusión esencial, será cada vez más recomendable que en las galerías de arte se aplique una transformación de su sentido más típico. Seguramente ya hayas conocido, pues no son nuevas, versiones virtuales de salas de exposición, y hasta versiones de tal clase respecto a museos enteros: lo que acabes encontrándote en los tiempos próximos es bastante fácil que pase por una generalización de estas clases de experiencias virtuales, y similares, ya no contando con los tradicionales espacios físicos de exhibición y, además, a medida que se sigan desarrollando las capacidades de realidad virtual y de realidad aumentada, será factible ir en este ámbito incluso más allá de la experiencia en la típica pantalla de los dispositivos informáticos esenciales.
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