Escultura a máquina

Aunque en el ámbito de las creaciones visuales tridimensionales de tipo arquitectónico se tenga, por parte del gran público, bien asimilada la mecanización que se ha ido produciendo, puede que en las de tipo escultórico la mecanización parezca sorprendente. Si la tecnología digital aplicada a la comunicación visual se continúa desarrollando, sería factible, si es que no lo es ya, que cualquier escultor para crear, y en la línea de lo que hacen creadores de otras áreas graficoplásticas, tenga suficiente con el conveniente dispositivo informático esencial y con el conveniente dispositivo informático periférico.

En el caso de que los escultores, y por extensión todos los elaboradores de cualquier clase de objetos tridimensionales no arquitectónicos y más o menos artísticos, se pasen a la utilización del lápiz inteligente y de la impresora 3D en pro de dar forma a sus creaciones, la división entre estos creadores y los diseñadores gráficos, así como respecto a otros creadores de artes plásticas en general, se desvanecería casi o por completo. A causa de la unificación de tecnología comunicativa visual, la opción de dar forma a una escultura mediante impresión 3D, o a una ilustración mediante plóter, es opción al alcance de cualquiera que mediante dispositivo digital elabore su diseño: así pues, con la unificación de instrumental creativo visual también estamos profundizando en una fusión de los diferentes perfiles profesionales en el ámbito de la comunicación visual en su conjunto. Si ya nos está pareciendo normal y corriente que los artistas plásticos se pasen al lápiz digital, no nos debiera parecer menos que los escultores también lo empleen haciendo uso además de la impresión 3D. Tal es la unificación resultante en tecnología comunicativa visual que lo escultórico hecho mediante impresión 3D no deviene en esencia muy distinto de la ya también tan asimilada escritura a máquina: ahora tendremos escultura a máquina, al igual que lo que respecto a la escritura a mano ya implicó la imprenta y después también la máquina de escribir y los ordenadores.

Desde la escultura hasta la arquitectura, pasando por la alfarería y similares, resulta coherente que de aplicarles la impresión 3D se utilice la expresión hecho a máquina, e incluso según el caso, hecho a plena máquina. Hasta la clásica imagen, por tanto, del profesional alfarero con sus manos puestas directamente en el material al que va dando forma es probable que te la dejes de encontrar y que en su lugar, debido a la digitalización que adopten jóvenes generaciones, observes que los creadores imprimen en 3D cuantas copias precisen de aquello que diseñen desde sus dispositivos informáticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario