Derivando en un concepto mucho más amplio

Si las típicas instituciones de difusión cultural acaban profundizando en su rol de grandes mediatecas, tanto de formatos analógicos como digitales, la propia denominación de mediateca acabaría sirviendo para aplicársela a prácticamente cualquiera de estas instituciones, sin perjuicio de que cada una esté más especializada en alguna clase concreta de materiales culturales. Por su parte, el público común y corriente seguiría teniendo a su disposición Internet en tanto que vía habitual de consumo cultural, habiendo la opción, como ya la hay y cada vez más, de que cada cual pueda en su ámbito privado tanto reproducir como transformar los productos culturales que vía telemática sean accesibles.

Mediante la tecnología digital la tendencia a aunarse el instrumental de creación cultural y la tendencia a aunarse perfiles profesionales también del sector de la creación cultural se acentúan, sea o no en ambos casos creación cultural artística, así que el hecho de que los canales, y en concreto los espacios físicos, de difusión general, y cultural en particular, también se aúnen no debiera causar sorpresa. Los canales de difusión basados en lo virtual tienden a quedar aunados en la propia Internet, dentro de la cual tiene el ámbito bloguero un rol notorio; en cuanto a los espacios físicos de difusión, es muy probable que acaben quedando aunados bajo el concepto de mediateca, en el sentido de mediateca física aunque se tenga también la correspondiente presencia telemática, con todo lo cual el modo en que todavía hoy solemos entender la mediateca, en tanto que un espacio físico anexo y por lo general especializado en lo audiovisual, acabe derivando en un concepto mucho más amplio que hasta sustituya las tradicionales denominaciones de los espacios físicos de difusión. Sin embargo, que en estas futuras mediatecas, tanto las públicas como las privadas, haya por lo menos un cierto grado de especialización temática, de formatos, o de ambas tipologías, sería incluso recomendable.

Dentro de la dimensión multimedia que, muy probablemente, vayan adquiriendo las instituciones de difusión cultural ya existentes el grado de especialización que encuentres en cada una dependerá mucho del bagaje del que dispongan en la trayectoria que hayan seguido, y muy en particular en función de la clase de material, analógico o digital, al que se hayan estado dedicando. A las instituciones difusoras de cultura que sean de nueva creación les convendrá nacer con una clara intencionalidad de mediateca en el sentido más amplio, adquiriendo funciones de difusión y de conservación, y abordando lo analógico y lo digital, aunque sea todo ello dentro de cierto nivel de especialización.

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