De entre las grandes contribuciones que la tecnología internáutica ha proporcionado merece especial mención la capacidad de crear una nueva clase de comunidad entre personas: la comunidad virtual. Esta tan particular manera de cultivar relaciones de prácticamente todo tipo tiene una remarcable vertiente en la blogosfera y supone un aporte de importancia sin igual por parte de la tecnología al ámbito de lo social.
Las tecnologías de la comunicación de toda época han tenido entre sus características la de contribuir a que las distancias puedan ser cada vez menos un obstáculo para el contacto con otra gente por más lejana que esté. Con la Internet que en la actualidad tenemos a nuestro alcance, hemos hecho de las distancias algo tan casi, si no del todo, irrelevante para la comunicación que tenemos opción de establecer tanta, o incluso según el caso más, solidez en una comunidad virtual en comparación a una real. ¿Es esto bueno o malo? Optar por una u otra respuesta sería limitarnos en demasía pues, como en tantas otras cuestiones, tanto puede haber de bueno como de malo, partiendo de las propias comunidades reales, que, si bien son las que a lo largo de la historia la humanidad más ha llevado a cabo, esto ha sido así sin más remedio, pues la teoría y la práctica de la comunidad virtual no han sido desarrolladas hasta muy recientemente. Sea como fuere, no merece insistencia remarcar las virtudes pero también los defectos que las comunidades reales han tenido siempre, la cuestión es que si las comunidades virtuales calan tanto en las sociedades contemporáneas es porque por fuerza algo aportan, tanto en lo bueno como en lo malo, pero en cualquier caso algo hay en ellas que las comunidades reales no tienen capacidad de proporcionar y que en cambio a todo el mundo atrae. Otra limitación en demasía nos llevaría a concebir que comunidad real y comunidad virtual no son compatibles entre sí, que la humanidad acabará por optar, en mayor o en menor medida sin otro remedio, por la una o por la otra: una sana combinación de ambas nos parece en cambio que desde el ámbito más individual al más global ayudará a una sociedad mejor.
Evita toda convicción de que, entre comunidad real y virtual, una, la que sea de las dos, es mejor que la otra, pues ello no te reportará sino limitaciones en cuanto a aprovechar el enorme potencial tanto de la una como de la otra. Nútrete de las dos tanto como puedas y aporta también tanto como puedas a ambas. Cuando sientas, por la razón que sea, malestar por dedicarte poco o mucho a una de las dos intenta equilibrar tal dedicación y seguro que entonces rendirás mucho mejor en una y otra.
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