Bien puede asumirse que cuando a un texto se le aplica mecanografía corta es porque tal texto en efecto se lo puede permitir. Los textos complejos no tienen más opción que considerar las abreviaturas propias de mensajería corta y los dibujos emoticónicos recursos en general fuera de lugar porque fundamentalmente de lo contrario perderían su objetividad.
Hay todo un debate histórico en torno a lo que es objetivo y lo que es subjetivo: tomando una resolución simple y corta podemos hacer una asimilación respectivamente con lo descriptivo y lo opinativo pero esto nos llevaría a identificarlos, también respectivamente, con lo impersonal y lo personal, lo cual nos resulta una perspectiva muy limitada. Lo personal, o sea lo de más bien carácter artístico, puede, y de hecho en un blog debe, ser objetivo en un sentido de ser capaz de incidir positivamente en cuanto más público mejor. Hasta lo artístico más radical, subjetivo y experimental acaba por construir sus pautas, de modo que, si bien haciendo falta en ciertos e incluso muchos casos un interés y un estudio en profundidad, es factible identificar rasgos que son prácticamente entendibles por cualquiera o casi cualquiera: esto hace que a tal arte le podamos otorgar una mínima objetividad en la subjetividad, esto es, y por expresarlo en términos textuales, una naturaleza que resulte altamente descifrable, y de ahí formal, aun siendo de por sí bastante complicado de descifrar fuera de sectores de público especializado. Un texto, en concreto alfanumérico, en el que usemos mecanografía corta y dibujos emoticónicos, estará hoy por hoy en el marco de lo más puramente informal porque, aun disponiendo de algunas pautas, éstas no se aplican sino a destinatarios por lo general muy específicos: más específicos de lo que pueda resultar cualquier clase de público especializado, de modo que puede no haber siquiera una mínima objetividad expresiva en la plena subjetividad expresada.
En buena medida, lo que hace que un mensaje en el formato que sea lo puedas considerar complejo es el hecho de que se dirija a un público cuanto más amplio mejor, sin perjuicio de que se pueda tratar de un público especializado. Mientras tal contenido esté bien sintetizado, que no necesariamente abreviado, la extensión en sí no tiene por qué ser un factor determinante de la complejidad, pues complejos pueden ser un simple verso o una corta fórmula de matemáticas.
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