Todo significante va asociado a por lo menos un significado, como no podría ser de otra manera debido precisamente a tal condición de significante. Y viceversa, todo significado, para ser vehiculado mediante un acto comunicativo, debe ir asociado a su significante. De no especificarse lo contrario, se entiende que todo significante al que le sea aplicable a lo menos lo intertextual no varía su significado asociado al aplicársele efectivamente la intertextualidad.
En las vertientes comunicativas que entre sí tienen intercontextualidad, en especial si hay también entre las mismas intertextualidad, y además si el encaje es de elevado nivel, deberíamos apreciar, por lo menos bastante, que para un mismo significante no hay modificación intertextual de significado por el simple hecho de que tal significante lo expresemos por una u otra de las vertientes comunicativas altamente encajadas de las que se trate. Concibamos, según los mismos ejemplos que hemos ido apreciando, un objeto, o un sujeto, cualquiera representado mediante lo visual graficoplástico y lo audiovisual: en ambos formatos seguirá siendo el mismo, no cambiará significante ni significado por el simple hecho de que lo mostremos mediante un dibujo, una foto o una grabación de vídeo, cambiará únicamente el estilo y el grado de dinamismo, todo ello aspectos en cualquier caso más contextuales; entre lo escrito y lo oral pasa lo mismo: una palabra no cambia de significado por estar escrita o por ser pronunciada, cambia el significado según el contexto que le demos, tanto en modo escrito como en modo oral. De hecho, entre tales respectivas correspondencias intertextuales, siempre que haya en su caso un cambio de significado del significante que sea en un formato, el cambio será, o debería ser, de inmediata y hasta sincrónica aplicación al correspondiente formato con el que se dé el encaje. Para que hubiera modificación intertextual de significado habría que darse, también por ejemplo, el caso de que en algo o en alguien cambiase lo que transmite en tanto que mensaje en sí por el simple hecho de ser dibujado, fotografiado o filmado; o que una palabra cambiase su significado por el simple hecho de ser escrita o pronunciada: cambios de tales naturalezas podríamos en todo caso encontrarlos más bien en lo que tenga relación con lo transtextual.
Los dibujos emoticónicos te sirven también de buena muestra de lo que se refiere a que un significante pueda variar su significado según esté en su contexto propio o en otro. En blogs u otras vías comunicativas, al mezclarlos con lo propiamente visual alfanumérico les haces variar de significado según el contexto que les des, si bien el significante sigue siendo el mismo y que en lo propiamente visual graficoplástico, que es su entorno natural, no tiene por qué tener el mismo significado que, al aplicarles tal transtextualidad y tal transcontextualidad, les hayas atribuido.
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