La coherencia puede parecer en un principio algo mucho más propio de lo impersonal, y en particular de lo de más carácter científico, de modo que lo personal, lo artístico, tal vez parezca que tiene que centrarse en una inspiración que no tema por la total rienda suelta a lo que salga. Si bien puede ser apropiado que en lo artístico se tenga tendencia a una autoinspiración que se caracterice por constantes idas y venidas, sólo una mínima coherencia de conjunto permitirá que la positividad en todo público sea más efectiva.
De plantearnos crear una saga, en el formato del que se trate, estamos abordando el que quizá sea, de entre lo personal, o sea lo artístico, el tipo de obra en el que de manera más patente apreciaremos el muy recomendable, si no necesario, recurso a la autoinspiración. Tanto como en cualquier complejo discurso impersonal, guardar una coherencia de conjunto nos resulta imprescindible en toda saga a la que acabemos dando forma, pues de querer intentar combinar cambios profundos constantes más o menos a base de rienda suelta, más nos convendrá plantearnos hacer en todo caso una compilación o una antología de aquello que acabemos por realizar. En general, y siempre mejor si tenemos la habilidad de mantener la coherencia en los términos planteados, la blogosfera es un entorno idóneo precisamente para poner en práctica la producción de sagas, pues el espacio prácticamente ilimitado que nos brinda permite que dispongamos de amplísima capacidad de difusión para dar a conocer lo que hayamos creado, si bien son en particular las plataformas genéricas las que de por sí nos facilitan en mayor grado esta capacidad. Siendo el texto alfanumérico la vertiente comunicativa que empleemos, sin duda la macroblogosfera será nuestra mejor base, pues las redes sociales, por más multimedia que permitan, están enfocadas a mensajes breves de texto alfanumérico. Pero en cambio, y muy en especial las redes sociales especializadas, nos facilitarán más que cualquier otro recurso telemático la difusión de sagas que, en concreto, elaboremos en formato audio y más aún en formato audiovisual.
En cualquier saga que, en el formato que sea, elabores tienes que procurar que la necesaria alternancia de tramas no vaya asociada a un caos de líneas temáticas tal que lo complicado que pueda ser ya de por sí seguir la saga acabe resultando un contenido prácticamente, o del todo, imposible de entender. Mediante la mayor proporción de meticulosidad que de la imprecisión propia de lo más impulsivo, obtendrás una mejor obra resultante por más larga que acabe siendo.
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