De la simple navegación por el ciberespacio a la habilidad de bloguear mínimamente bien hay en quien ponga en práctica tal evolución una ampliación de su capacidad para customizar y, de ahí, para ser original. La navegación, en contraposición a lo que por bloguear suele entenderse, es una customización muy privada porque sólo o casi sólo uno mismo sabe de su propio historial de navegación.
Aunque es factible bloguear privadamente, en el caso de que por lo menos incluyamos a una persona más dentro de esa privacidad, ya estaremos procediendo un tanto más bidireccionalmente en términos de interactividad, yendo más allá de la ya de por sí importante customización, o interactividad básicamente unidireccional. En la evolución entre cibernavegar y bloguear encontraremos el punto álgido cuando lo que customicemos lo dejemos publicado abiertamente, que no es otra cosa que interactividad bidireccional por quedar al alcance de que otros usuarios hagan al respecto comparticiones o comentarios y similares.
Proceder nada más que como cibernavegante o limitadamente como interactuante bidireccional, y esto último sería limitarte a compartir o comentar lo ajeno, son formas muy poco sanamente ambiciosas de aprovechar el potencial de la blogosfera. Tienes, en efecto, que partir de ahí para aprender pero no conformarte con ello; de hecho, aunque sólo compartir y comentar es interactividad bidireccional, será al propiamente bloguear cuando adquieras habilidad auténtica en tal interactividad en el marco de lo telemático.
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