Improvisar requiere técnica

Resulta suficiente con improvisar para ser capaz de hacer que todo salga bien, pero si lo que se pretende es que en un proyecto no todo se limite a salir bien sino lo mejor posible hasta lo óptimo será bueno que, además de intentar reservar la improvisación a las cuestiones menos relevantes, se haga un entrenamiento en cuanto a capacidad improvisadora para que, cuando tenga que emplearse tal capacidad, también se consiga, si no siempre por lo menos casi siempre, un resultado que sea también lo mejor posible. Un entrenamiento de estas características, y aunque parezca contradictorio, no pasa sino por la propia costumbre de preparar bien aquello que se lleve a cabo.

Cometeremos un error muy grave si concebimos la improvisación sólo ligada a su uso desde el puro impulso, y más en un proyecto con el que queramos producir una mínima incidencia en el público. A la improvisación, si embargo, tampoco la debemos menospreciar por completo: esto sería también un error mayúsculo. Improvisar es un buen recurso del que beneficiarnos y con el que seremos capaces de que las cosas nos salgan más que bien al aplicarlo con acierto. Siempre que la improvisación la cultivemos de modo adecuado, estaremos en condición de que improvisando acostumbremos también a conseguir que lo que elaboremos sea incluso óptimo; pero una improvisación así no es la que se origina desde el simple y rápido impulso, sino la que seamos capaces de hacer emerger desde la base de estar acostumbrados a preparar a conciencia todo lo referente a mantener nuestro proyecto: esta costumbre nos nutre de unos referentes a los que, incluso en situaciones de no disponer de mucho tiempo, nuestra mente estará en mejor condición de acudir y aplicarles la conveniente adaptación.

Pese a que la improvisación impulsiva te dé buen resultado algunas e incluso muchas veces, no confíes en que siempre vaya a ser así. Con tan sólo el pensamiento impulsivo, que quizá sea con lo que a menudo mucha gente asocia la improvisación, estás muy sujeto al azar y dispones siempre de tantas probabilidades de que la improvisación te dé buen resultado como de que te salga mal. Asimilando, en cambio, que improvisar requiere técnica y que, en este sentido, es cultivable en tanto que una habilidad válida en muchos ámbitos, entre ellos el de los blogs, tendrás más garantías de que cuando improvises sea un óptimo resultado lo que obtengas.

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