Variaciones adrede

Opciones de que lo fortuito dé lugar a una variación en principio no deseada pero a la que al final se la acaba considerando pertinente pueden producirse. Sin embargo, confiar siempre en lo azaroso hace perder el sentido de lo que ser emprendedor representa. Todo proyecto que se emprenda, o que se quiera emprender, se sustenta en la idea de planificación, que es lo que justo hace que de incluso lo fortuito sea factible seleccionar con qué quedarse.

Los factores azarosos que puedan derivar en cambios no deseados, tanto internos como externos, deben, de no poder evitarse, estar por lo menos bajo control al máximo; y procuremos que de acabar dejando que un factor fortuito inicialmente no deseado se acople a nuestro proyecto sea a causa de habernos asegurado bien de que en verdad es adaptable a lo que estamos realizando: de ahí la importancia de una planificación y de que los ciclos que siga el desarrollo de nuestra iniciativa no se produzcan porque sí. Emprender, sea a nivel individual o grupal, tiene sentido si ejercemos un control adecuado y si las variaciones, no sólo las adaptadas de origen fortuito sino incluso las variaciones adrede que hagamos, se corresponden con un plan general que, si bien debe ser adaptable según convenga, tiene que ajustarse a la esencia de lo que queramos aportar al público, siempre que tal esencia la hayamos definido bien. Un blog, o un proyecto cualquiera en general, está bajo control cuando no sólo tenemos bien acotados los factores azarosos no deseados y aunque al final se acaben adoptando tras la conveniente adaptación, sino cuando somos capaces de aplicar con acierto los factores que deseemos y de los que, por tanto, debamos tener bien meditada desde un principio su función de producir variaciones adrede que tengan la finalidad de obtener mejoras; además de esto, para que nuestra iniciativa esté del todo bajo control, cabe no descuidar protegernos de eventuales variaciones adrede con las que, a nivel interno o externo, se nos intente perjudicar.

En lo que realices, o vayas a realizar, los peligros no sólo pasan por lo fortuito. Ten bajo control todo aquello que, sea azaroso o adrede, sea interno o externo, implique una potencial variación, interna o externa, no deseada en tu proyecto. Una buena intuición es la mejor habilidad de la que en este sentido puedas hacer uso: mantén, así pues, en tu planificación general y a lo largo de todos los ciclos de tu proyecto, una actitud fundamentada en el punto medio exacto entre la improvisación y la preparación.

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