En vez de llegar a una recolocación, cabe plantearse en un equipo si sería suficiente con una redistribución: consistiría en configurar de nuevo el orden que está establecido a nivel interno del grupo. Asimismo, que alguien acabe por dejar un proyecto en equipo no tiene por qué deberse a un tema de mala actitud o de falta de talento de ese alguien, sino por algo positivo como tener ocasión de acceder a una situación de mejores características, lo cual hasta redunde en alguna beneficiosa sinergia en cuanto a todos, o parte, de los miembros del grupo al que se abandone.
Con una redistribución dentro del grupo, adaptando las condiciones de quien se detecte que es causa de inoperancia, tal vez sea suficiente en ciertos casos con tal de dar solución a la incómoda circunstancia y, en su caso, evitar la pérdida de un integrante que tras esa conveniente redistribución sí dé unos buenos resultados y contribuya a que el grupo funcione a pleno rendimiento. Cuando no hay lugar a tal opción y alguien, nos refiramos a sólo una parte o a una desintegración total, abandona el equipo quizá no sea por algo negativo: dado que quien deje el grupo lo haga por disponer de una oportunidad mejor para sí, mientras el hecho de marcharse se produzca desde honestidad por todas las partes y haciendo estas partes lo mejor hasta el final con tal de dejar un buen recuerdo, las opciones de posteriores sinergias serán en mayor grado factibles de producirse en un futuro incluso bastante inmediato. Nos irá bien por tanto tener en mente que redistribución intragrupal y mejor oportunidad externa son elementos en base a los que un cambio en cuanto a los integrantes de un grupo se puede producir en un sentido muy positivo desde la misma detección de la circunstancia grupal a modificar: en el primer caso, sin producirse un abandono en cuanto al grupo y quedando todo en una dimensión interna, mientras que en el segundo caso sí se acaba produciendo movimiento hacia el exterior del equipo pero con óptimas opciones de futuras alianzas.
Irte de un grupo, o bien tener que observar que alguien se marcha, no será traumático si, además de con honestidad y un buen recuerdo, el cambio se produce con unas perspectivas mejores para las partes implicadas en tal cambio. En caso de que se trate tan sólo de una redistribución, la inoperancia detectada no debiera tardar en corregirse siempre que la redistribución producida también se fundamente en unas mejores perspectivas bien definidas; que se llegue a la certeza de que las cosas en cierto equipo no funcionan bien debido a alguien no debe implicar, en este sentido, que sin más remedio ese alguien se tenga que ir, se trate o no de irse por iniciativa propia: a lo mejor con el simple cambio de función pero dentro del mismo equipo es suficiente para solventar la problemática.
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