Siendo alguien consciente de que es causante de una notable inoperancia de grupo, aplicando la honestidad respecto a un mismo no sería necesario tener que recurrir en un grupo a la lluvia de ideas y que sea en una sesión de tal guisa donde tenga que evidenciarse que el equipo no funciona bien por culpa de quien se trate. La honestidad respecto a uno mismo debiera llevar a cualquiera a apreciar cuándo su actitud no es la mejor o cuándo su talento no está a la altura; y si esa misma persona no considera remediable su propia carencia respecto al equipo, tomar la decisión de cambiar por completo de rumbo e ir a otro entorno será mejor que esperar y que la expulsión sea lo que acabe produciéndose.
Dejar un proyecto no tiene por qué ser sinónimo de romper con dramatismo los lazos que nos han unido a la iniciativa de la que se trate. Ya se produzca por una lluvia de ideas que conduzca a que es lo mejor, ya sea sin necesidad de ello sino porque nosotros mismos tomamos la decisión de dedicarnos a otra cosa, el abandono de un grupo con el que hemos estado realizando un blog u otro proyecto, lejos de ser por fuerza un hasta nunca, lo más provechoso en muchos casos pasará con toda probabilidad por concebirlo en tanto que una recolocación. Supondrá un altibajo más o menos brusco, tanto para el grupo que quede, cuando por tanto no se trate de una disolución completa, como para quien, o quienes, lo dejen, pero si las partes implicadas procuran mantenerse guiadas por la honestidad y además queda, pese a todo, un buen recuerdo de lo vivido en grupo, la recolocación a la que nos estamos refiriendo tiene opciones incluso de llegar a abrir posibilidades de nuevos vínculos en un futuro entre tales partes, bien reintegrando en el grupo a quien en su día lo dejó, bien en forma de sinergias en base a lo que quien abandonó el equipo haya llevado a cabo por su cuenta o en algún otro grupo, bien, si se trata de una disolución completa de equipo, configurando otros equipos, proyectos individuales, o ambas opciones, y que de ahí se establezca alguna acción colaborativa nueva.
Ante una situación permanente de piezas que no encajan, incluso si esto es fruto de algún caso de actitud que haya dado lugar a desencuentros que en todo caso no lleguen a ser considerables al nivel de agresiones, acosos y similares, intentar que tras un abandono de proyecto en grupo, seas o no tú quien lo abandona, quede el mejor recuerdo será siempre más recomendable que optar sin más por un final abrupto. De un buen recuerdo mutuo y del mantenimiento de una actitud honesta por ambas partes en las distintas y respectivas trayectorias que sigan habrá más facilidad de volver a darse la mano en otro momento y con unas mejores circunstancias.
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