De los múltiples factores que lleven a considerar, y a veces hasta sin tener otro remedio, la variación del ritmo interno de un proyecto se conseguirá que no deriven en ninguna variación sustancial en la faceta externa procurando que tales factores, de no ser deseables y no haberse evitado, estén al menos bajo control. Sea una iniciativa individual sea una grupal, lo preferible para quien es el responsable consiste en tener la máxima seguridad de que a esa iniciativa no la condicione ningún cambio que no haya sido aprobado tras analizarlo bien y llegar a la conclusión de que aplicar tal cambio es positivo.
Tener la certeza de que el público va a disponer siempre de lo que mediante nuestro proyecto pretendemos aportar implica que tengamos la certeza de que el ritmo interno de nuestra iniciativa funciona, y de que va a seguir funcionando, pese a toda alteración interna no deseada. A nivel interno, el control de lo que realicemos está vinculado a unas medidas que serán diferentes en función de cada proyecto, pero en general lo que cabe tener presente a nivel básico es cómo difiere este control en función de si nuestro proyecto es individual o grupal. En una iniciativa individual, por el hecho de que el control interno no depende de nadie que no sea uno mismo y no habiendo por tanto eventuales directrices de alguien más, habrá una total libertad por parte del responsable del proyecto; si además el responsable dispone de entusiasmo, capacidad organizativa y un buen sentido previsor, conseguirá que las alteraciones que, incluso siendo muy profundas, a nivel interno se den no hagan que el proyecto, en su faceta externa, dé muestras de ningún relevante cambio no deseado. La clave en lo que se realice a nivel grupal está en la confianza mutua entre los integrantes: un equipo bien constituido tiene la ventaja de que, ante la multiplicidad de factores susceptibles de alterar mucho y de manera no deseada el proyecto, hay opción de derivar cada factor a quien cuente, según el caso, con las mejores habilidades y además, debido a esa confianza intragrupal, teniendo la certeza de que a quien se derive tal responsabilidad la cumplirá.
Una alteración interna y profunda ante la que no encuentres solución de inmediato no debe hacerte caer ni mucho menos en la desesperación. Si pierdes tu propio control pierdes el del proyecto también, y entonces, si la situación se prolonga, y aún más si también se agrava, las consecuencias acabarán siendo las menos favorables en todos los sentidos. El control, de un modo u otro, siempre debes tenerlo en cuanto a tu proyecto: en uno individual, ten el máximo conocimiento de todos los aspectos que hacen posible lo que realizas; en uno grupal, asegúrate de que al frente de cada área cuentas con alguien no sólo capacitado sino de confianza.
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