Un montón de decisiones

Se haga menos o más a plena conciencia, la comunicación humana en el formato que sea y por la vía que sea, incluyendo por tanto la blogosfera misma, es un procedimiento al que caracterizan una serie de decisiones. Al margen de que el resultado final en el mensaje pudiera ser indistinguible respecto a si lo ha hecho un humano o un robot, una importante, si no la mayor, diferencia entre la elaboración humana y la mecánica bien puede considerarse que recae en el rasgo humano de no proceder siempre por defecto desde el más estricto sentido diagramático.

Lo que queda patente, ya tan sólo en base a hasta donde conocemos del proceso comunicativo en general, aunque centrado en comunicación entre humanos, y dirigido en particular a públicos, es que el camino desde la abstracción a la publicación e incluso, sobre todo en relación a blóguers, la pospublicación está marcado por la toma de un montón de decisiones que, si bien para quien pese a todo prefiera correr el constante riesgo de la pura espontaneidad resultarán farragosas, nos garantizan que lo que comuniquemos esté en todo momento caracterizado por el mayor grado de meticulosidad que de imprecisión, dando de resultado un mensaje bien sintetizado en el sentido de bien expresado y que de ahí se consiga un mínimo efecto positivo en el público que sea. Precisamente al tratarse, al fin y al cabo, de decisiones no es de extrañar que un algoritmo eficazmente elaborado consiga procesar datos de tal manera que mediante las adecuadas decisiones resultantes del propio algoritmo en base al diagrama de flujos que lo caracterice el resultado sea equiparable, o en según qué casos incluso superior, al que pudiera haber surgido de un humano. Sin embargo, el procedimiento humano de elaboración, pese a que al público puede que sólo le llegue el indistinguible resultado final, tiene a diferencia del procedimiento de un robot la mágica o casi mágica capacidad de crear a base de decisiones pero sin un procesado tan sujeto a patrones que sean siempre representables mediante un convencional diagrama de flujos.

Aun yendo progresando los algoritmos informáticos en la toma de decisiones hasta incluso abarcar el ámbito creativo cada vez más, el proceso comunicativo humano, y en particular el dirigido a públicos, no puede prescindir de cierta necesidad de elaboración también esquemática, diagramática, para asegurar el mayor grado de meticulosidad que de imprecisión. De que, sin embargo, a partir de la abstracción y la inspiración no siempre diagramáticas que son propias de la condición humana puedas aportar en efecto contenidos de mayor meticulosidad que imprecisión dependerá que marques, en gran parte a lo menos, la reconocible diferencia respecto a todo lo que pueda llegar a emanar de un sistema que funcione por pura automatización.

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