Conflictos contra la naturaleza evolutiva

De pretender dotar al sustitutivismo robótico de algún cariz mínimamente fundamentado ideológicamente, cabría asociarlo a un cierto, pero muy malinterpretado, perfeccionismo. Por su esencia teórica y por los en efecto buenos resultados que en su medida aporta, el pensamiento rectilíneo puede yacer en la base que desde una mala interpretación tal se toma para la justificación de que lo robótico automatizable lo abarque todo.

Puesto que en la perfección, de haberla y en especial de manera absoluta, no hay más allá a donde dirigirnos, pues precisamente la perfección implica que no queda nada por hacer en lo que sea, el perfeccionismo en sí carece de un auténtico sentido por el que cualquiera deba, y de hecho hasta pueda, guiarse en aquello de lo que se trate. Irnos, sin embargo, al extremo opuesto, a lo caótico, no sirve tampoco para progresar ni en un blog ni en otra iniciativa cualquiera. Así pues, por mucho que se angustien quienes eventualmente pretendan establecer verdades extremas, en todo ni la perfección ni el caos van a resultar opciones válidas: la perfección porque implica que no hay mayor recorrido para lo que sea y el caos porque implica que está todo por hacer. La noción de ambos estados, por tanto, conlleva conflictos contra la naturaleza evolutiva de todo ser vivo o inerte, naturaleza que es la que podemos comprobar en nuestro entorno que es la que de por sí se manifiesta claramente. Si bien el ser humano por supuesto no puede, y ni siquiera debe, aspirar a la perfección y menos aún con máquinas que, en el marco de la lógica rectilínea en particular y de lo algorítmico en general, son cada vez más sofisticadas, tampoco debe, y seguramente tampoco puede ya o por lo menos tampoco puede permitirse, caer en lo caótico, lo que sería en definitiva volver a su estado salvaje, aun habiendo humanos supuestamente civilizados que más bien actúan como si se mantuviesen en tal salvaje estado y aun habiendo por su parte humanos que por su aislamiento geográfico han permanecido en estado de salvajismo tribal.

Sin perjuicio de que emprendas un proyecto que consista en un adecuado estatismo que debieras en tal sentido limitarlo, en cuanto a presencia blóguer, a la macroblogosfera mientras dinamizas en redes sociales y en particular recomendablemente a diario en la microblogosfera generalista, el inmovilismo no es justificable por una supuesta perfección de lo que hayas hecho. Por otra parte, un proyecto que dirijas desde el vehementismo o compulsivismo acabarás por ahogarlo en su propio caos. Un pertinente dinamismo te resultará en cualquiera de los casos una mejor opción.

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