Al emanar de lo más puramente tecnológico y matemático, todo lo algorítmico es con toda probabilidad más fácilmente asociable de entrada, incluyendo eventuales blogobots, a lo de carácter impersonal, esto es, a lo más de tipo científico. Con los debidos ajustes y permisos, un blogobot personal también es factible y hasta puede que muy recomendable en según qué casos.
Todo aquél que tenga ocasión de emprender un blog personal, en especial si es sobre sí mismo, es natural que tenga preferencia por ejercer la elaboración directamente y, en verdad, siempre que procedamos con más meticulosidad que imprecisión resulta la mejor alternativa para dar a un blog personal su carácter más genuino y auténtico. Si por la razón que sea, esta vía no resulta elegida, optar por alguien distinto pero siendo de todos modos del género humano debiera ser lo preferible, asegurándonos de que se cuente con el suficiente conocimiento y grado de rigurosidad como para que el blog personal en cuestión adquiera su mejor versión. En la línea de lo que es propio de lo algorítmico, la eventual opción de programar un blogobot para que aborde la dimensión personal de quien sea, se trate de uno mismo o, en cambio, de otro que no necesariamente esté vivo, comportará con bastante seguridad unos buenos e incluso inmejorables resultados en cuanto al aspecto cuantitativo y de rapidez, o sea, el blog podrá compilar a base, si no del todo en mayor parte, de rastrear el ciberespacio un mayor número de datos respecto al sujeto protagonista y a mayor velocidad en comparación a un humano o un equipo de humanos; encontraremos, no obstante, una vez más que por mucho que el algoritmo destaque en tales aspectos, que sin duda son importantes, difícilmente aportará un acento cualitativo y, en particular, emotivo óptimo.
Faltando una alternativa mejor, un blogobot personal que proceda a automatizar, sin caer en el ritmo compulsivista o vehementista, la publicación periódica de contenidos en relación a un sujeto en cuestión, se trate propiamente de un sujeto individual o uno grupal, puede que sea un acierto. Se trataría en todo caso de un buen ejemplo en el que podrías apreciar que la superioridad cuantitativa y de velocidad no necesariamente comporta por sí sola el ideal de los resultados.
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