Desde el momento en que en lo artístico está lo robótico ya tan adentrado, y puede que lo acabe estando más, cabría tal vez esperar entonces que en lo más rigurosamente científico el factor humano fuese a estas alturas por completo prescindible. Si en lo tan creativo un robot es equiparable o incluso superior a por lo menos muchos humanos, lo tendría que ser aún más respecto a lo más técnico: y sin embargo no es así.
Siguiendo la estricta lógica sustitutiva de que los alcances de lo robótico conllevan, inevitablemente y más allá de la simple extensión de capacidades humanas, una sustitución del propio factor humano, teniendo en cuenta que los robots ya están de lleno obteniendo buenos resultados en casi, si no todos, los ámbitos artísticos, que son los más alejados de por sí del pensamiento puramente algorítmico, entonces ya no deberían quedar científicos humanos: habrían sido todos sustituidos por robots, con la paradoja que ello conllevaría en sí porque son científicos precisamente los que, en esencia por lo menos, crean robots; o sea, asumiendo que la finalidad de la ciencia, o en todo caso uno de sus inevitables resultados, es mediante la robótica llegar a que sean sustituibles los artistas tendríamos que aceptar antes la insólita conclusión de que la finalidad, o como mínimo un resultado inevitable, de lo que hacen los propios científicos es sustituirse a sí mismos. En este sentido, antes del adiós al arte humano tendría que producirse el adiós a la ciencia misma hecha por humanos, y esto a todas luces sería de las mayores incongruencias que la propia humanidad pudiera llevar a cabo, sin perjuicio, no obstante, de que en efecto la robótica vaya equiparando e incluso superando en sus resultados, tanto en lo artístico como en lo técnico, a gran parte del género humano, por lo menos en ciertas ocasiones.
En el ámbito de los blogs, donde precisamente es, a efectos prácticos como mínimo, bien distinguible lo personal de lo impersonal, o sea y respectivamente, lo más bien de carácter artístico y lo más bien de carácter técnico, es trasladable perfectamente lo expuesto, contribuyendo a reforzar la idea de que eventuales blogobots no son excusa para que no te molestes en emprender tu proyecto blóguer. Tendrás que asumir, sin embargo, el esfuerzo pero a su vez también el interesante y estimulante reto de no limitarte a los contenidos que sean fruto de un procesado puramente algorítmico y cuantitativo, pues en eso va a poder llevar cada vez más la delantera cualquier robot.
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