Según se tenga que recurrir más al conocimiento de otros o al propio, fundamentalmente se necesitarán de manera respectiva fuentes de información, sean directas o indirectas, o bien, fuentes propiamente de inspiración. A tales efectos, la memoria de uno mismo cuando en particular no se trata de recordar por lo menos en esencia datos tal cual, sino que hay cierto margen para la recreación, bien puede encuadrarse en lo que una fuente de inspiración es.
Del grado de imaginación que queramos darle a lo que en un blog o canal comunicativo similar expresemos dependerá el que nuestra propia memoria sea fuente de información o de inspiración, de modo que, cuanta menos imaginación, será más fuente de información, y cuanta más imaginación, más fuente de inspiración. A partir de esta relación y en especial en cuestión de blogs, será la orientación que queramos dar al blog lo que hará de tal blog uno más personal o más impersonal, siendo en concreto más personal a más imaginación y más impersonal a menos imaginación. Mientras procedamos con honestidad y escrupulosidad, no es la imaginación, a lo menos en ciertos casos, peor manera de dar a conocer algo y que en particular sea culturalmente valioso, que el dar a conocer ese algo por la vía de fuentes de información, pues respecto a esto tengamos en cuenta que justo de lo cultural que no ha quedado rastro o permanece muy restringido, puede llegar a ser bueno y hasta preferible una difusión a partir de lo que una buena imaginación ha concebido.
La imaginación y el dato puro y duro no debes tomártelos en tanto que mutuamente excluyentes aunque mantengan la relación planteada, sino que muy al contrario, la primera puede ser una puerta de acceso al interés por el segundo y viceversa. Por más que el, por su parte valiosísimo, conocimiento racional, impersonal y positivista parezca tener que predominar en el actual mundo hipertecnológico, harás muy bien en cultivar lo imaginativo, sobre todo si es para legar algo que tenga valía cultural y que de otro modo se perdería.
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