El hipertexto en su plenitud

Si el hipertexto se imprime, o incluso si se le da forma propiamente manuscrita, no deja de ser hipertexto pero no es el hipertexto en su plenitud porque, si no es digital, no tiene capacidad para desarrollar la vertiente intuitiva, que es la que al fin y al cabo le confiere su más particular dimensión. Esa dimensión es la que además hace que lo que comunica sea de alcance tan generalizado.

Cuando lo hipertextual está interpretado por una computadora es cuando en efecto adquiere la vertiente intuitiva con la que de ese texto hipertextual sale, según convenga, imagen, vídeo, audio o propiamente texto. Así pues, el hipertexto en su plenitud es digital por más que por descontado le podamos dar formato analógico al escribirlo manualmente o al imprimirlo. En su inherente forma digital el hipertexto es, por todo ello, capaz de desarrollar el multimedia y con esto tenemos ocasión de sacarle el máximo partido a unas capacidades comunicativas que nunca antes habían podido concretarse de manera tan ágil, ubicua y masiva. También es asimismo la plenitud del HTML la que a nivel histórico se produce en la actualidad.

Aunque con toda probabilidad siga desarrollándose mucho, puedes apreciar en el hipertexto una eminente plenitud tanto al ser digital como a nivel del momento histórico por su generalizada presencia telemática. En su más que potencial desarrollo intervendrán, igual que ya están interviniendo, diferentes lenguajes informáticos: unos consolidados, otros en proceso de popularizarse; y otros más que todavía con toda seguridad surgirán.

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