Si bien es cierto que a lo digital inmersivo resulta más legítimo seguir denominándolo nuevo en comparación a lo digital introspectivo, resulta asimismo desde hace no poco tiempo que justo las realidades virtual, aumentada y mixta se están desarrollando. Es otro caso en el que, dependiendo de a qué escala se mida el episodio histórico correspondiente, determinar qué es novedoso y qué no variará.
Cuando algo adquiere una historia de por lo menos unas décadas, pasa a ser desde luego bastante cuestionable que pueda seguir considerándose nuevo, pero entra en juego además el factor de la generalización de eso mismo de lo que se trate. Acostumbra a causar una falsa impresión de brote inmediato el que un producto o una tecnología aparezca para el gran consumo, lucrativo o no, público: esto mismo ocurre con la propia Internet, no generalizada hasta hace tres décadas pero ya existente en entornos de investigación y defensa en lo que concretamente fue Arpanet y eventuales proyectos parecidos. También con la tecnología inmersiva se da esa considerable existencia larga y previa a su generalización, generalización que no se ha dado y, de ahí, lo calificable de nuevo aún sirve mucho.
En toda novedad puedes apreciar que tiene, no sólo en lo que a lo tecnológico, sino a muchos otros ámbitos concierne, una parte de novedad particular y auténtica, y una de novedad general y relativa. El propio desarrollo de un blog y, por extensión, de cualquier proyecto representa, con a lo menos bastante similitud, lo mismo: una novedad en cuanto a la puesta en marcha y otra en lo que al conocimiento por un amplio público respecta.
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