Sea para la propia autoría, sea para el público, la imprecisión representará falta de suficiente revisión a fondo o exospección pero sólo a la autoría corresponderá poder delimitar la causa exacta de tal imprecisión, más allá de que la imprecisión sea propia de ciclos incipientes o también de ciclos de cambio. Tras la delimitación correspondiente, reaccionar en consecuencia podrá ser mucho más productivo.
No en pocas ocasiones será imprecisión debida a relajación la causa de presentar una pieza comunicativa poco revisada debidamente. Bien es cierto que la relajación es una condición o habilidad no sólo recomendable sino necesaria para evitar al máximo cualquier imprecisión, pero resulta por eso mismo una doble cara de moneda porque, sin sentirla ni aplicarla con propiedad, puede irnos en contra. La relajación física y mental es una clave indispensable para que, en su justa medida, redunde en una buena elaboración respecto a un post en particular, en todo un blog o en prácticamente cualquier ámbito comunicativo. En especial, al confundir relajación con demasiada pausa o con extrema calma, acabará afectada nuestra asimismo necesaria viva atención cuando preparemos lo que pretendamos transmitir.
Pasmarte por darte cuenta de que aun procediendo con relajación cometes imprecisiones y errores es algo que debes desterrar de tu abanico de reacciones porque, en efecto, puedes haberte relajado demasiado si esta circunstancia se da. La relajación es, por lo tanto, condición necesaria pero no suficiente para garantizar que derive en un buen resultado si no se trata de una relajación pertinentemente nivelada.
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