En virtud de lo que por el devenir de la historia reciente no ha podido prácticamente ser concebido de otra manera, ha sido el emprendimiento de lo que sea, salvo en todo caso las propias plataformas de blogs, enfocado a que los blogs asuman una simple función complementaria a la del proyecto en sí mismo. Lo que ahora ocurre, y más a medida que generaciones plenamente blóguers se sucedan, es que los blogs son primordiales.
Todo proyecto meditado y a conciencia puesto en marcha tiene la legítima intención de trascender fronteras físicas y ofrecer permanente acceso al público o a los públicos a que se dirija. Si algún sentido tenía la globalización desde el mismo momento en que empezó tal término a popularizarse, era ése. Adquiere, pues, también sentido que precisamente la eclosión de los blogs aconteciese cuando precisamente la popularización del concepto globalización apareció; pero que aún tuviese que pasar cierto tiempo hasta que los blogs ocupasen su hoy tan primordial función en cualquier proyecto se justifica por la necesidad de que llegase a haber a lo menos una primera generación plenamente blóguer, una generación que, si no del todo, más o menos no tenga ya memoria de una época sin blogs y, por extensión, una época sin Internet.
De la misma manera que en la dinámica de proyectos que a cualquier iniciativa puedes en la actualidad aplicar y que contempla la inevitable presencia en formato blog, tuvo la propia blogosfera su etapa de ciclos incipientes: en concreto, en torno al período de hace entre una treintena y una veintena de años. La actual posición de los blogs o weblogs como imprescindibles en cuanto a todo proyecto denota que éstos, incluidas las redes sociales, están en ciclos casi o del todo maduros.
OscarWeblogs
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