La imprecisión latente

Aun con un pleno dominio de la relajación y la tensión, existe la imprecisión latente que, si lo que se desarrolla es un proyecto con intenciones innovadoras, va a estar sujeta a la conveniencia y hasta la necesidad de emerger. Que tras manifestarse el pretendido carácter innovador de aquello de lo que se trate resulte que a nivel de público se valora precisamente como innovador o, en cambio, como error es un riesgo al que todo lo que ese carácter busca está condicionado.

¿Merece la pena el riesgo a que, pese a toda la voluntad innovadora que tengamos, el público que sea nos pueda rechazar de lleno, considerando que lo que exponemos está mal? Si la alternativa supone un encorsetado conformismo bajo el que tengamos claro que se desperdicia una idea que, por modesta, insólita o aún poco desarrollada, bien puede terminar aportando algo que intelectual y comunicativamente sea interesante, suele entonces merecer la pena el riesgo. Cabe que hagamos cuanto nos resulte factible para concienciarnos de que, tras tal riesgo, nos reportará la debida satisfacción el haber hecho todo por nuestra parte para marcar la diferencia y aportar lo mejor al público o los públicos de que se trate. Hay, pues, situaciones en que la imprecisión e incluso lo que pueda considerarse error son inevitables independientemente de la pura cuestión formal o esencial y de la de relajación o tensión.

Reprimir tu aportación por temor a que se la considere imprecisa o errónea no hará sino que, en el mejor de los casos, te quedes con la permanente duda de qué habría ocurrido si hubieses emprendido tu iniciativa. Tienes en la blogosfera un más que nutrido abanico de recursos multimedia y capacidades de interactividad que te lo ponen muy fácil para que, tal y como de hecho era ya históricamente inevitable, se manifieste el emprendimiento de quien se lo propone.

OscarWeblogs

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