Que Internet esté implantada y desarrollada, en mayor o menor medida según el sitio, en el conjunto de las civilizaciones hace de ella un claro elemento definitorio del marco precisamente civilizacional que justo quedó abierto tras el mundo de bloques. De lo contrario, bien puede que no tuviese tanto sentido plantear hoy nociones como posmodernidad y globalización.
A diferencia de hasta los recursos y medios comunicacionales anteriores más avanzados, ya incluso digitales, la comunicación por lo que propiamente se conoce como Internet o el ciberespacio, y sobre todo por la Web en general y la blogosfera en particular, es de pleno carácter accesible por igual y al instante en cualquier lugar del planeta, tanto para consumir contenidos como para elaborarlos y difundirlos. Se configura, pues, un mundo en que la IoT y la multiculturalidad son ejes intra e intercivilizacionales.
Tal naturaleza transversal en términos civilizacionales en lo que a la IoT y la multiculturalidad concierne va a poder ser determinante en potenciar el diálogo intercultural y mitigar conflictos como los de línea de fractura si sabemos estar a la altura de las circunstancias. Esto implica preocuparnos por manejar apropiadamente lo telemático y tomar conciencia de la multiculturalidad global en la que debemos convivir.
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