Los intercambios de logros tecnológicos entre civilizaciones son seguramente, si se observa con detalle la historia, más habituales a lo largo de los tiempos de lo que podría en un principio parecer. Conseguir, sin embargo, una dimensión civilizacional de la tecnología como la que en el presente implica Internet es calificable de inaudito en el transcurso de la humanidad.
¿En qué consiste tal dimensión civilizacional de la tecnología? Se trataría del actual acceso prácticamente por igual y por cualquiera de cualquier parte del planeta, y por ello de cualquier civilización, al desarrollo del potencial de comunicación que Internet entraña por su condición de infraestructura telemática multimedia. Lejos van quedando, en consecuencia, las limitaciones de lo que consiguió, que no fue poco, la tecnología analógica.
Puede que aún cueste hacerse a la idea del salto cualitativo que desde la perspectiva comunicativa y comunicacional se deriva de Internet. Es comprensible, sin embargo, si aun habiendo ya una generación que no ha vivido sin Internet es esta tecnología, en términos históricos, tan incipiente.
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