Según la perspectiva que se plantee, quizá no tengan que ir necesaria y estrechamente relacionadas las nociones de mundo civilizacional y posmodernidad; pero, desde lo aquí propuesto, concebir la posmodernidad civilizacional es, cuando menos, una buena senda hacia la comprensión de lo que los nuevos tiempos implican. Unos tiempos que, a fin de cuentas, no dejan de ser nuevos aun con algunas décadas a cuestas.
Considerando que la Edad Moderna puede darse por prácticamente concluida al mismo tiempo que justo nace el mundo civilizacional al que da paso el fin de la Guerra Fría, entonces tiene más que lógica entender que mundo civilizacional y posmodernidad van de la mano. En los siguientes decenios hemos estado, y estamos, asistiendo a una basculación entre, por un lado, un supuesto primermundismo hegemónico y modernidad, y por otro, mundo propiamente civilizacional y posmodernidad.
A la hora de querer optar por una u otra denominación para referirnos a una etapa histórica como ésta de las décadas recientes, bien puede todavía dar más o menos igual por cuál decantarnos. Preferiblemente, cabría optar por la que apunta a ser la nueva y siguiente a cobrar forma plena.
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